Jerez

Una visión global sobre el jerez

  • Marta Soler invita a hacer una reflexión crítica sobre el vino de Jerez en la globalización, investigación en la que basó su tesis doctoral, y en las alternativas de cara al futuro

El vino de Jerez, y más en concreto, 'La vitivinicultura del Marco de Jerez en la globalización, 1980-2002', le proporcionaron a Marta Soler Montiel su doctorado con Premio Extraordinario en 2004. Casi una década después, la profesora del departamento de Economía Aplicada II de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla cautivó el jueves con una conferencia sobre la investigación en la que basó su tesis doctoral al más de medio centenar de personas que acudieron a la cita, dentro del ciclo organizado por Williams & Humbert.

El periodo investigado por Soler arranca en 1980, "cuando el vino de Jerez comienza a vivir una caída sostenida de ventas, sobre todo en los mercados internacionales, que impulsa la crisis y reestructuración local del Marco de Jerez en el nuevo contexto de la globalización". Para la profesora universitaria, "a partir de este momento, las nuevas exigencias desde la economía mundial van a impulsar procesos locales de cambio productivo, económico y sociocultural".

En su exposición, la doctora Soler afirmó que "en el mundo del vino, la globalización implica la aparición de una nueva vitivinicultura flexibilizada cuyo vínculo territorial se debilita a medida que el vino se incorpora como un producto más al negocio global de las bebidas alcohólicas. Esta vitivinicultura flexibilizada implica pasar del dominio de las bodegas, al dominio de la distribución comercial, de una viticultura familiar modernizada a una viticultura empresarial mecanizada, pasar de una enología tradicional a una nueva enología y a variedades internacionales frente a las locales, así como a una flexibilidad productiva y desarticulación local frente al arraigo territorial".

Marta Soler considera que "esta competencia global entre territorios vitivinícolas impulsa procesos locales diversos de reestructuración según las distintas trayectorias históricas y las dinámicas de expansión o crisis según los casos. La globalización juega en contra de los vinos generosos de Jerez que habían visto crecer de forma acelerada sus ventas en las décadas precedentes y se habían transformado en un producto de consumo de masas. En la globalización, los mercados vitivinícolas internacionales se muestran saturados y el poder estratégico lo ostenta la gran distribución comercial, que busca nuevos vinos jóvenes de producción flexible adaptados a un mercado crecientemente fragmentado en gustos y poder adquisitivo".

En este contexto de crisis, "se produce una reestructuración en la que se pierde una parte importante del viñedo local y el trabajo asociado a éste, a la vez que se inicia un proceso de mecanización de las principales labores de poda y vendimia. También se pierde una parte muy importante del empleo industrial en bodegas, a medida que se reduce el número de empresas y las existencias de vino, y se desmantela la importante industria auxiliar que a lo largo de la segunda mitad del siglo XX se había desarrollado".

La doctora Soler aportó durante la conferencia datos relativos a la drástica reducción del número de bodegas en el periodo de 1980 a 2014, con el descenso de un 86% de los lagares, de las bodega de producción en un 80%, de las de crianza y almacenado en un 72%, y de las de crianza y expedición en un 48%, con la consiguiente reducción de empleo y el efecto que esto conlleva en la industria auxiliar generada en torno al vino del Marco de Jerez.

Soler hizo también referencia al capital internacional, "el cual penetra en el corazón del Marco de Jerez atraído por las redes de comercialización en el mercado nacional de sus principales bodegas e impulsa activamente el cambio de la actividad bodeguera local. De bodegas familiares locales se pasa a empresas internacionales de bebidas alcohólicas donde el vino es un producto más en una amplia gama ofertada". Para Marta Soler, las bodegas comienzan una estrategia empresarial de diversificación productiva -elaboración de vinos jóvenes al margen de la D.O. Jerez, comercialización y embotellado de otras bebidas, inversiones agroalimentarias y en otras bebidas alcohólicas y no alcohólicas- y comienzan a desarrollar otras actividades generadoras de ingresos.

Pese a la profunda crisis, Marta Soler considera que "pervive en el Marco de Jerez un sistema vitivinícola local en torno a las Denominaciones de Origen, en especial el vino, arraigado en el territorio. El viñedo se mantiene, reforzándose el protagonismo de los pequeños viticultores. La elaboración de vinos y vinagres continúa marcada por normas y particularidades de crianza y calidad, vinculadas al territorio. El vino de Jerez se sigue percibiendo como un vino andaluz excepcional".

En consecuencia, Soler considera que "en este momento resulta pertinente realizar una valoración crítica de lo que ha implicado hasta ahora la incorporación del vino de Jerez a la globalización y las alternativas que se abren de cara al futuro".

Jesús Medina García de Polavieja, director general de la firma bodeguera, destacó durante la presentación previa de la conferenciante que sus investigaciones se centran en las dinámicas territoriales, sociales, económicas y ambientales de los sistemas agroalimentarios en el contexto de la globalización y en la construcción de sistemas agroalimentarios sostenibles, prestando especial atención a la producción ecológica.

Tras la intervención de Soler, el delegado en funciones de Impulso Económico, Francisco Cáliz, puso fin al ciclo de conferencias organizado por Williams & Humbert en colaboración con la Academia de San Dionisio.

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