Las redes sociales son algo más que un ciberlugar donde mostrar al mundo las autofotos o 'selfies'. Desde el 'boom' del 2.0, los políticos han tratado de utilizar este espacio para bombardear con sus mensajes. La capacidad de comunicarse con el votante anónimo colocan a Twitter como una herramienta imprescindible. Los adictos al tuit pasan 24 horas en campaña electoral. Y es difícil, por eso, no pisar algún callo. De entre los concejales más activos se encuentra el ex teniente de alcaldesa, el popular Antonio Saldaña. Desde que llegó a la red en 2010, se ha visto envuelto en grandes broncas con miembros de todo rango de casi todas las formaciones de la ciudad. Aguantó olas de insultos durante su mandato. Tiene un imán porque es de los pocos que entra a responder y defenderse. La misma actitud fajadora de plenos y ruedas de prensa la mantiene en internet. Y a diferencia de su compañera de filas Lidia Menacho, Saldaña utiliza la red sólo para hablar de política. La número 3 del PP jerezano, en cambio, lleva años comentando las películas que ve, los libros que lee o los lugares que visita. Es 'tuitera' antes que política.

Por el PSOE, la más activa ha sido siempre la propia alcaldesa, aunque pasada la campaña electoral y la toma de posesión ha desaparecido de Twitter. Salvo en los tiempos del envite electoral, Mamen Sánchez ha mantenido los pasados años una cuenta sobria, en el mismo tono que la mayoría de políticos de primera fila nacional, con pocas salidas de tono. Es el estilo generalizado entre los diputados rasos del Congreso, su cargo estos años. Esta actitud la tuvo que dejar de lado cuando los meñiques de sus pies se convirtieron en 'trending topic' nacional, uno de los temas más comentado, que rebotó incluso por diversos medios del mundo. El fin de semana de su toma de posesión se vio empujada a tomarse con humor su protagonismo. Hubo quien se avergonzó del torbellino que se formó y quien aplaudió su mano izquierda.

Por el PSOE también era bastante activo en las redes sociales el nuevo delegado de Economía, Santiago Galván. Su comportamiento en Twitter cambió al tiempo de ser designado número dos de su candidatura. Hasta entonces, no dudaba en lanzar mensajes sobre fútbol, baloncesto o póquer, del que ha sido casi profesional. Es la ley de Twitter: cuando se es anónimo se comenta sin miramientos cualquier cosa. Hoy sería difícil volver a leer un mensaje en el que llamara 'tonto' a un entrenador de fútbol.

Por otro lado, resulta curioso la actitud menos propensa a las redes se lleva a cabo entre las formaciones de la denominada 'nueva política': Ciudadanos y Ganemos. El líder de la formación naranja en la ciudad, Carlos Pérez, apensas se asoma por la red, siendo algo más activo su número dos, Mario Rosado. Por su parte, Santiago Sánchez, de Ganemos, no llega al medio millar de seguidores. Las cuentas de partido, más institucionales, sí son activas. La de Ciudadanos se dedica a retwittear -reproducir contenidos de otros- que son en su mayoría noticias de medios de comunicación y de cuestiones de política nacional. Las de Ganemos y de Podemos sí son más batalladoras y entran a defender y mandar sus mensajes de forma más personal. Fajadores al estilo Saldaña desde el otro extremo de la bancada del pleno.

Quien sí se gusta en redes es el líder de IU, Raúl Ruiz Berdejo. Sus 18.700 mensajes en Twitter son prueba de ello. Además, es el portavoz que más genera contenidos propios, lo que le colocan entre los más activos de su partido en Andalucía. Además de 'retwitteador' compulsivo, sus posiciones son a menudo retwitteadas por otros.

Los últimos meses expusieron a nivel nacional a los dos partidos más grandes del Pleno. La famosa playa del Hontoria que prometió el PP fue chascarrillo estatal de campaña. Tampoco pasó desapercibida en toda España la alcaldesa de Guadalcacín, Nieves Mendoza, cuando decidió subirse el sueldo. Aunque nada comparable a los ínclitos meñiques de la alcaldesa en su toma de posesión. Y otra forma de estar en el boca a boca es patear el diccionario. Además de la ausencia de tildes, algunos deberían 'tuitear' con un cuadernillo rubio al lado.