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Jerez

El museo catedralicio

  • Obras como la 'Virgen Niña meditando' de Zurbarán se pueden visitar en el interior de la Catedral de Jerez Espectacular por fuera, por dentro el templo es un auténtico tesoro

Construir en Jerez un templo que fuese mayor que San Miguel y Santiago para que un día fuese Catedral. Esa era la idea del Cabildo Colegial cuando en 1695 decidió construir un nuevo templo y todo hace indicar que se le encargó la misión a Diego Moreno Meléndez. La obra se prolongó durante las ocho décadas siguientes. El objetivo se consiguió. Lo que nadie podía imaginar es que, tres siglos después, las paredes de ese nuevo templo acogerían impresionantes obras en un museo que estuviera abierto al público.

Cada día, la Colegial -como era conocido el templo en la ciudad- abre sus puertas para exponer ante los ojos de todo aquel que quiera acercarse diferentes obras de reconocidos autores como Zurbarán, Murillo, Bocanegra, El Tahonero, Jácome Barraco, José de Arce, Pedro Roldán, Juan de Roelas o Pacheco. De lunes a sábado, desde las 10 hasta las 18,30 horas, se puede contemplar esta exposición permanente.

No se trata de un recorrido demasiado largo, pero sí muy intenso. En noviembre de 2011, tras todo un año de obras y restauraciones, abrió sus puertas por primera vez este museo que cuenta con 10 puntos claves: el patio de los naranjos, las salas nobles, la sacristía mayor, la sala de canónigos, la sala del tesoro, la antesacristía, la sacristía menor, el sagrario, el altar mayor y la cúpula central.

Muchos son los turistas que se adentran en la Catedral para conocer un poco más Jerez y uno de sus monumentos más emblemáticos. Según cuentan desde el ente eclesiástico, la mayoría de visitantes "son holandeses y alemanes". El turismo nacional también se deja notar, "aunque en menor medida", relatan. Asimismo, las personas que pertenezcan a la Diócesis de Asidonia-Jerez pueden acceder y visitar todo el recinto, tanto el templo como el museo, de forma gratuita.

No solo el interior de la Catedral es espectacular. Por fuera también tiene un encanto especial. Su decoración exterior constituye una de las características más notables del tesoro monumental. Cuenta con tres fachadas con columnas corintias y gran profusión de bajorrelieves tallados en la piedra. Además, en esta parte exterior se puede encontrar una amalgama de columnas y decoraciones barrocas que llaman la atención de cualquiera que pasea junto al templo.

Son muchos los destacados que se podrían señalar de la zona interior. El patio de los naranjos es idílico al mediodía. Su belleza se hace notar junto a los ocho árboles que lo escoltan. Alzar la mirada al techo también es obligado. En la nave central se ve cómo destaca en el cielo de la Catedral una impresionante cruz latina. Una de las torres y los dos retablos que se encuentran en el templo pertenecen al templo anterior al siglo XVIII. La Sala de los Cartujos tampoco tiene desperdicio: allí se encuentran todas las obras que los monjes dejaron cuando abandonaron La Cartuja.

Parte de la historia de Jerez reside en la Catedral. En algunas salas, como en la del Tesoro, se encuentran algunos libros que cuentan con detalle historias del pasado glorioso de la ciudad. En el centro de la sala mencionada, un mapa destaca dibujando la red de conventos de Jerez tras ser conquistada por Alfonso X 'El Sabio'.

Jerez se deja ver durante todo el recorrido. En uno de los dos retablos, que ya se encontraban en la Catedral antes del siglo XVIII, se marcan detalles donde los racimos de uva ganan la partida al trigo. También, como gesto curioso, en una de las columnas de la catedral San Juan sujeta el cáliz como si fuera un catavino, agarrado por la base. Según cuenta Manuel Lozano, mayordomo de la Catedral, es el único santo que ha sido así representado.

La sala del tesoro tiene numerosos objetos -como cálices de oro, uno de ellos regalado por el rey Carlos III- que se continúan utilizando. Al igual que los ropajes que se guardan en la sala de los canónigos, aunque estos en menor medida. Lozano apunta que se utilizan "porque es un regalo que nos hacen para Dios, y Dios está con nosotros. Por lo tanto, hay que seguir dándoles utilidad".

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