Ciudad

El paraje del centenar de perros

  • La protectora sin ánimo de lucro 'No me abandones' rescata a perros rechazados por sus dueños. Ha elaborado un calendario con retratos de canes con el que financia su actividad.

Fátima González nos guía hacia las afueras de Jerez. "No pongáis la dirección en el reportaje, por favor. Cuando en nuestra web aparecía cómo llegar hasta aquí, no pararon de abandonar perros en la puerta. Responder a esta demanda es duro". La protectora 'No me abandones' lleva lustros cuidando animales y cada nuevo año saca un calendario a la venta para financiar su trabajo. Algunos perros se alertan al divisar tras la malla metálica a su directora. Fátima también se alegra de verlos. Es una voluntaria más y compatibiliza su trabajo con largas jornadas de trabajo directo con los perros y de gestión del centro. "¿Cuántos rescatados tenéis?". "Algo más de cien. Nuestra capacidad óptima para atenderlos es de unos noventa. Por eso no tenemos más. Me encantaría, pero es imposible".

En la protectora, cada perro tiene su nombre y Fátima los conoce. 'No me abandones' es una especie de granja de ensueño para quienes oyen música en los ladridos ansiosos y juguetones. Decir que están bien cuidados se queda corto. Con chips, desparasitados y vacunados. Un veterinario acude semanalmente. No les faltan ni medicamentos. Una voluntaria prepara cada pocos días el amplísimo juego de pastillas que el centenar de perros necesita. "Nos turnamos porque cada dos por tres alguno necesita radiografías u operaciones. Los montamos en nuestros coches y pagamos la operación. A veces tenemos que apretar en el grupo de Whatsapp para que alguien saque un hueco, pero siempre se consigue".

El Seprona realiza inspecciones en la asociación cíclicamente. Cumplen con todo. Incluso, en una de las parcelas se ha apartado a los perros con leshmaniosis, cuyas casetas están forradas por una mosquitera, porque esta enfermedad común se propaga por sus picaduras.

Es una protectora, digamos, cinco estrellas. Sin embargo, Fátima es tajante. Porque 'No me abandones' no es un hotel. "Hay gente que viene y piensa que tenemos la obligación de hacernos cargo de todos los perros que ya no quieren. Gente que disfruta de los cachorros y no entiende que un animal requiere atenciones toda su vida. Yo misma, que tengo tres perros en casa, a veces llego cansada a casa y los saco haciendo un esfuerzo". Ese ánimo se cobra en cariño. Son terapias de amor. "Uno de los casos que más me ha impresionado es el de un perro que dimos a una familia. Siete u ocho años después, detectamos que estaba viviendo con otras personas en una casa. Estaba apaleado, atado con pinchos en el cuello a un balcón en pleno verano. No sé ni cómo pude desatarlo. Ese perro nunca podrá vivir con una familia porque ha sufrido mucho y no se adaptaría".

Los perros tienen rasgos emocionales que se pueden identificar con los humanos. Tienen 'personalidad', aunque la palabra circunscriba esta virtud al homo sapiens. De entre las formas de maldad, maltratar al ser indefenso está entre las más censurables. "Otra vez nos dejaron a un perro con la cabeza abierta en mitad del carril. Lo habían intentado matar". A veces, la mano del hombre se ablanda y no acaba con el sufrimiento que ya ha originado. "Lo dejaron junto a un saco de pienso y un cuenco con agua. Para que sufriera más en su agonía, supongo. Nos fuimos de madrugada y localizamos a una veterinaria que estaba de guardia. Bueno, pues por el camino iba moviendo la cola tan tranquilamente. Ha perdido un ojo pero ahí está, curado". Porque cada perro es un mundo, éste sí podría volver a convivir con humanos.

Entre lo que la protectora obtiene del calendario, del puesto del rastro de los domingos en la Alameda Vieja y de las aportaciones de los socios, financia su actividad. Al año, los perros consumen miles de euros en pienso y otros gastos corrientes, amén de las visitas veterinarias extraordinarias. "Ayer me llegó una factura de unos 2.000 euros. Me pongo a temblar. Menos mal que nos dejan pagar a plazos". Sin embargo, el esfuerzo económico no es el más reseñable. "Necesitamos más voluntarios", remacha Fátima. A las siete de la tarde aún no se habrán marchado dos personas que llegaron a las instalaciones sobre las nueve de la mañana, durante la primera ola de frío de noviembre. Se han dedicado a asear el campo y dar cuidado a los animales.

"Me gustaría que contases exactamente qué queremos hacer si lo de los calendarios nos va bien". Cada mes, un perro de la asociación protagoniza un retrato de autores del entorno. La asociación necesita acondicionar una pequeña hilera de casetas de ladrillo que está a medio construir, como una fase de aquellas urbanizaciones que se proyectaban una década atrás en los márgenes de Jerez. Gracias a estas casetas para dos o tres animales cada una, Fátima logró acabar con unas jaulas a las que ellas llamaba 'Guantánamo'. "Cada vez que llovía, lo pasaba fatal y me quedaba sin dormir". Nos enseña cómo vivían ahí los perros, porque alguna queda en pie aunque no se usa. "Por eso no podemos decir que sí a cualquiera que piense desentenderse de su perro. Porque necesitamos que estén en buenas condiciones. Si no van a estar bien aquí, con todo el dolor no podemos aceptar más abandonos".

Alrededor de 20 personas se ponen cada día en contacto con la protectora para renegar de un amigo del hombre. "Calcula, son unas 600 al mes". ¿Qué perfil tienen estas personas? "¿Perfil?", Fátima recrudece el rostro, "si te digo el perfil de una persona que trata de sacarle a navajazos en el cuello el chip de su mascota no lo vas a poder escribir en el reportaje. Digamos que el que maltrata y abandona a su perro en nuestra puerta de esa manera no tiene corazón". No todos son así. "También hay personas que nos los dejan llorando. Problemas con sus parejas, que no se acostumbran a tener animales en casa, personas que caen enfermas...". Perfiles antagónicos a los de maltratadores de animales. "Hay figuras de acogida que se adaptan a personas que desean ayudarnos y no pueden hacerse cargo del gasto. Sobre todo, para perros que salen de operaciones o para soluciones transitorias de otro tipo. Ahí, la protectora paga los cuidados del perro y la casa de acogida funciona simplemente como un hogar".

Fátima reconoce algo que se le ha achacado a 'No me abandones'. "Se dice que somos exigentes a la hora de adoptar en esta protectora. Pero es por una razón muy sencilla: no podemos darle un perro a cualquiera. Desde luego, de aquí no salen para estar peor que como están aquí, como por ejemplo para vigilar un campo o vivir en una casa sin cuidados. Nosotros hacemos test de idoneidad y entrevistas. Y cuando entendemos que se puede confiar la mascota a una persona, firmamos un contrato que puede revocar la adopción si detectamos algo que no nos gusta. Estamos un tiempo haciendo seguimientos. Todo el que podemos entre los voluntarios que somos".

Otra de las labores de la asociación es la de mantener el contacto con el entorno y descubrir situaciones flagrantes de maltrato. "Hemos rescatado a algunos perros, junto al Seprona y a otras protectoras, de unos terrenos cuya dueña sufre el síndrome de Noé. Se dedicaba a acumular animales y a tenerlos sin comida y enfermos. En otras ocasiones, estas personas pueden pegar a los animales. Fíjate en estos". Fátima se acerca a un grupo que acaba de llegar. Un pequeño perro de agua negro zaíno acude a la llamada de la presidenta de la asociación y busca su mano para olisquearla un instante. Corretea alrededor entre sus compañeros de desdicha con la mirada triste, las orejas recogidas hacia atrás, el hocico rozando el suelo y las patas encorvadas. Cuando Fátima le acaricia, el perrito se da la vuelta y pone la espalda en el suelo. "Esto que ves es una posición de dominación. A este perro le han pegado mucho".

Pero 'No me abandones' es una asociación marcada por el cariño a los animales. Fátima es una persona en positivo, ilusionada con su labor. "Hay dos niños cuyos padres no desean tener perros en casa. Vienen de vez en cuando a sacar a unos perros de los que se enamoraron locamente. ¿Sabes que los perros que perciben olores distintos viven más años? Cuando esa familia viene, se llevan a sus perros al campo, a la playa. Es otra posibilidad que tienen con nosotros. Eso sí, igual que con la adopción, no se los damos a cualquiera", explica Fátima.

Uno de los perros que tiene en casa es de esos que la protectora no conseguía que nadie quisiera. "Llevaba unos años con nosotros. Yo soy partidaria de tener como máximo dos conviviendo. Pero me negué a que muriese aquí". Los perros dan calor emocional pero también lo necesitan. Es ahí donde no llega la protectora. "En la medida de nuestras posibilidades, estamos con ellos. Pero sacarlos a pasear, aunque lo intentamos, es muy difícil". Por eso, anima a todos a que eviten comprar perros pudiendo adoptarlos. Un centenar de perros les esperan en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme a las afueras de Jerez.

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