a Fundación Jaime González-Gordon ha colaborado en la edición del 'Diccionario Ilustrado del Corcho', una novedosa publicación que pretende explicar la riqueza económica, patrimonial y medioambiental de este producto y cuyo autor es el ingeniero de montes Ignacio García Pereda. Según se explica en una nota informativa, "este libro constituye una conciliación entre el rigor de lo científico y la cotidianidad de la historia, y entre la precisión de la técnica suberícola y la someridad de la terminología y de la iconografía forestal y corchera", asimismo, dentro de los objetivos, el libro pretende "dar relevancia a todas las particularidades y especificidades que conllevan el negocio corchero en cada uno de los lugares dónde ha existido y existe, poniendo en valor una visión holística y completa del fenómeno estudiado". Estos fines se recogen en un compendio de términos corcheros, "perfectamente definidos, con un detalle minucioso, e ilustrados con magníficas imágenes que harán las delicias del lector interesado, ya sea neófito o versado en la materia".

La Fundación Jaime González-Gordon explica que el corcho es un producto que proviene "de una actividad económica sostenible que permite mantener tradiciones, generar empleo, fijar población y mantener un equilibrio territorial en zonas rurales, además de contribuir a la biodiversidad y a la fijación de C02". Alude, entre sus beneficios medioambientales que "es un producto no contaminante, ecológico, natural, renovable y reciclable, que tiene un alcance mundial y que da garantía de sostenimiento de los bosques y dehesas de alcornocal de donde proviene. Estos bosques están exclusivamente localizados en la región mediterránea estando el 27% de su superficie total en España" y subraya que "muy próximo a Jerez, tenemos el privilegio de contar con las 170 mil hectáreas del Parque Natural de los Alcornocales".

Las bondades del corcho en sí mismo, residen "en su peculiar estructura molecular que le permite ser un aislante extraordinario teniendo múltiples usos en la industria, destacando sobretodo el uso del tapón para cierre de vinos, que actualmente supone un 70% del mercado", algo sobre lo que llama la atención: " el corcho está actualmente muy amenazado por los tapones sintéticos, sobretodo porque el consumidor no sabe cuándo compra una botella si está o no tapado con corcho o con un tapón sintético procedente del petróleo".

Esta conclusión, en nuestra zona, donde la cultura vinatera lleva aparejada un mayor conocimiento sobre el uso de este producto en el cierre del embotellado, no es la misma "probablemente en otras partes del mundo no tengan ni idea de donde proviene este material". Así pide la urgencia en difundir el corcho, "un producto de sostenibilidad sobresaliente para que el consumidor final se decante por él por su repercusión ambiental y social, por el bien de nuestros bosques y nuestra gente".