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Sanidad

"A mi madre le salvaron la vida; pero ahora se muere de dolor"

  • Una mujer lleva meses esperando a que le operen por necrosis.

Sheila Alfonso llega con una carpeta azul bajo el brazo. Dentro, un clasificador divide los papeles de las citas médicas y de los muchos informes de su madre, una mujer de 43 años con los dedos de los pies necrosados desde hace meses. Todo comenzó el pasado 19 de octubre, cuando la madre de Sheila tuvo que ingresar en la UCI por una neumonía neumocócica. "Estuvo muy grave, vamos, estuvo a punto de morir. Le pusieron mucha medicación y eso le provocó la necrosis que tiene en los dedos de los pies. Nos dijeron que eso había que amputarlo", relató ayer Sheila. Según le explicaron la reacción de la medicación se llama "droga vasoactiva. Y parece que fue por las grandes dosis de adrenalina que le tuvieron que poner. Pero yo en eso no tengo problema, lo entiendo. El equipo médico de la UCI le salvó la vida".

Entre la UCI y Neumología, la madre de Sheila estuvo un mes ingresada en el hospital de Jerez. Y en ese momento comenzó la larga lucha de esta joven, de 24 años, para que operen a su madre. "Al principio nos dijeron que perdería algunos dedos y que tenía que verla el cirujano vascular. Cuando fue, le dijo que no, que la tenía que ver Traumatología. Esperamos un tiempo, nos dieron la cita, la vio el médico y la emplazó a volver a verla en dos semanas para controlar la necrosis. Pero me dijo que tenía que 'denunciar' la cita porque trauma estaba colapsado, que no había hueco en tan poco tiempo", recordó Sheila.

"Yo voy siempre con la foto de mi madre, porque si no, no me escuchan", lamentó la hija de la paciente, quien continuó señalando que "el director de Traumatología me dijo que era una vergüenza, que de eso se tenía que hacer cargo alguien. Y me mandaron de nuevo al cirujano vascular. Yo lo único que pedía es que me daba igual quién fuera, pero que trataran a mi madre ya, porque mientras tanto ella está sufriendo mucho dolor, calambres, ha estado con morfina, no tiene una vida normal...".

Pasó por Cirugía General, donde le informaron que sólo trataban los casos de diabetes. "Bueno doctor, ¿qué hago yo con mi madre aquí?, le pregunté. Yo estaba esperando esta cita como agua de mayo porque creía que me iban a dar una solución. ¿Qué hago, me la llevo a Cádiz? Todo el mundo me dice que esto es una vergüenza pero nadie hace nada".

Y así hizo. Sheila llevó a su madre a Cádiz y tras varias horas de espera, le atendió "una doctora estupenda, fue un encanto, pero me dijo que lo lamentaba, que no lo podían hacer allí". Sheila volvió a las Urgencias de Jerez. Desesperación, cansancio y mucha indignación llevaba ya sobre sus espaldas en esta última parada en el hospital, el pasado 1 de febrero. "Bajó un traumatólogo y me dijo que sus jefes tenían que decidir quién debía operar a mi madre. Me dieron la palabra de que me iban a llamar al día siguiente, de hecho, lo escriben en el informe. Les di mi teléfono a los profesionales que estaban de guardia, pero todo es mentira. A día de hoy, estoy esperando la bendita llamada", denunció Sheila. En el informe del 1 de febrero queda por escrito la siguiente indicación: "Explico a paciente y familiares, y resuelvo dudas. Ya he hablado con cirujanos de guardia, se quedaron con el nombre y datos de la paciente, y comentarán el caso en sesión clínica. Mañana llamarán personalmente a la paciente para darle solución al problema".

"Desde la neumonía, mi madre tiene insuficiencia cardíaca, estamos cada dos por tres en el hospital, y aunque una enfermera de Cardiología le va explicando poco a poco cómo tiene que asumir estos cambios, ella no afronta que ya no respira muy bien, que le falta el aire", señaló Sheila. El centro de salud de su madre le ha asignado un enfermero que a diario va a su casa para las curas, y el Ayuntamiento le ha concedido una asistenta de ayuda a domicilio. "Ella es joven, tiene 43 años, pero mi madre tenía y sigue teniendo depresión. Imagínate cuando le dicen que una de las soluciones es que los dedos se le fueran cayendo solos. Sí, sí. Muy fuerte. Mi madre es una enferma mental y cuando lo escuchó me dijo 'Sheila si yo tengo que ver eso me tiro por la ventana'. No sé cómo no pueden hacer algo ya, al menos, que me llamen", reivindicó la joven, quien además de ponerlo en manos de abogados, añadió que "me siento impotente. Yo no quería hacerlo público, pero es que ya no sabemos qué hacer, ella se muere de dolor".

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