Jerez en el recuerdo

El librero Joaquín Portillo

  • Hombre sencillo, cordial, amigo de sus amigos, siempre inquieto por la cultura de su pueblo y preocupado que la misma llegara a todos los estamentos.

DURANTE la primera mitad del siglo XIX vivió en nuestra ciudad un modesto ciudadano llamado Joaquín Portillo y González. Hombre sencillo, cordial, amigo de sus amigos, siempre inquieto por la cultura de su pueblo y preocupado que la misma llegara a todos los estamentos. Un autodidacta que sólo pudo acceder a estudios primarios, pero que durante toda su vida se ilustró leyendo y estudiando los libros que caían en sus manos, que fueron muchos, no en vano su oficio fue el de librero.

Joaquín Portillo nació en Jerez en el año 1799, y dedicó casi toda su vida al comercio de libros en su establecimiento situado en calle Francos esquina a Tornería, lugar donde se reunía a diario con sus numerosos amigos en una tertulia diaria formada por personas ilustradas de la población. En su establecimiento, además de vender libros, también los prestaban mediante alquiler. También existía en el mismo un taller de encuadernación. Vivió en el nº 6 de la calle Juan de Abarca y estuvo casado con Dª Magdalena Pérez.

En la soledad del exilio

En el año de 1837 fue desterrado a Llerena (Badajoz), como consecuencia de ser acusada su tertulia de centro de reunión carlista. Nada más lejos de la realidad. Una acusación falsa y una excusa para condenarlo, posiblemente por venganza o inquina, dado su enconada y radical oposición al gobierno liberal y al decreto de Desamortización de Mendizábal, pues siempre se mostró como un ardiente defensor e incondicional amigo de los Cartujos, y éstos fueron los más enconados opositores al decreto. Así lo deja ver Portillo reiteradamente en sus escritos.

El mismo Portillo en sus 'Cartas a don Bruno Pérez', dice que una vez por semana visitaba La Cartuja y participaba al lado de los monjes, como uno más, en todos sus ejercicios ascéticos. Cuando llega a Jerez el decreto de Desamortización, el Ayuntamiento se vio obligado a cumplirlo como no podía ser de otra manera. Ello no fue óbice para que el alcalde reuniera a todos los priores de los conventos jerezanos para hacerles ver la desagradable misión a cumplir, y el compromiso con ellos tras la incautación de los monasterios de facilitar alojo y alimento a los frailes que no tuviesen donde ir. El prior de La Cartuja fue el único que no acudió a dicha reunión y, lo que fue fácilmente ejecutado en todos los conventos de la población, en La Cartuja presentó dificultades y problemas, pues aparte de una radical oposición, la mayoría de los enseres, objetos de valor y vasos sagrados de La Cartuja fueron previamente sacados de allí y puestos a buen recaudo.

Pues bien, en la soledad de su exilio en Llerena, Joaquín Portillo comienza a escribir sus 'Noches Jerezanas'. Una obra desarrollada de forma sencilla, muy asequible a personas no ilustradas. En ella, a modo de diálogo, va contando a un imaginario amigo la historia de su patria chica. Consta de dos volúmenes, el primero que es la historia de Jerez propiamente dicha, contiene grandes lagunas, falta de rigor y a veces hasta errores históricos, por lo que se puede deducir que con toda probabilidad no tuvo como base de documentación el manuscrito del P. Rallón en poder entonces del erudito Manuel de Bertemati y Troncoso. Parte del mencionado manuscrito de Rallón se publicaría en 1860, siete años después del fallecimiento de Portillo. La segunda parte es una descripción pormenorizada de monumentos y edificios más destacados de la ciudad, hoy importantísimo documento que nos permite conocer aquellos que desaparecieron tras la revolución del 68. De todas maneras es encomiable el trabajo de nuestro hombre en aras de difundir el conocimiento de la historia local, algo que en aquella época quedaba reducido casi en su totalidad a la tradición oral y a un número escaso de personas cultivadas que tenían acceso a manuscritos existentes en bibliotecas privadas.

No hay libertad ni felicidad sin ilustración

Pero, ¿cuál era la ideología política de Portillo?. Hemos de decir que hilando cabos sobre los datos que se poseen de él, llegamos a la conclusión que era un progresista moderado y demócrata convencido como veremos más adelante, ya que, enemigo del absolutismo de Fernando VII, a la vez rechazaba el liberalismo revolucionario. Aunque, eso sí, fue ante todo un hombre muy preocupado por la cultura de su pueblo y un ardiente defensor de las ideas de la Ilustración, o lo que es lo mismo: el conocimiento a través de la razón.

Aunque no tuvo educación literaria como dijimos antes, fue gran aficionado a la lectura, y teniendo a su disposición muchos libros y trato diario con personas ilustradas, consiguió alcanzar un alto grado de instrucción. Ello y su pasión a la lectura de libros de historia le llevó a escribir la de su ciudad en aras del amor que hacia ella profesaba, siendo las 'Noches Jerezanas' antes mencionadas la primera historia de Jerez que se logra editar y difundir ampliamente. Se imprimió en enero de 1839 en la imprenta de Juan Mellen de la Plaza de Plateros.

De su pensamiento, su jerezanismo y su modestia personal, podemos hacernos una pequeña idea con este párrafo que figura al final de su obra: "Estoy muy lejos de haber adquirido el título de historiador. No soy literato ni tengo los conocimientos necesarios para esta clase de empresa. Un deseo puro por las glorias de mi pueblo, los consejos de varios sujetos distinguidos y ser enemigo de la ociosidad, son las causas que me han movido a llevar adelante mi plan, en lo que en modo alguno puede ser vituperable". También expresa su agradecimiento a las personas que le ayudaron en su empresa de la que había desesperado, dice que por mil aflicciones domésticas, lo quebrantado de su salud, la miseria de los tiempos y tener que en medio de ellos agenciar el sustento para su familia.

Sus 'Noches Jerezanas' la dedica a sus amigos Esteban González del Castillo y Juan M. González, ambos naturales de Santander, el primero de ellos fue elegido alcalde de Jerez por el partido progresista a finales de 1836. Ambos fueron albaceas fideicomisarios de la fundación de Instituto de Humanidades de Jerez y sus primeros patronos.

Antes de entrar en imprenta la obra aludida, concretamente el 23 de octubre de 1838, envía una dedicatoria oficial al Ayuntamiento. Era alcalde su amigo y contertulio el antes citado Esteban González del Castillo. Entresacamos algunos párrafos de dicha dedicatoria que muy bien podrían aplicarse a tiempos más recientes:

Ilustrísimo señor: Si un día el eterno olvido vio en los ayuntamientos cuerpos parásitos tan solamente encargados de hacer sentir al pueblo las cadenas que lo aprisionaban, hoy son una autoridad cuyo origen emana de la voluntad de ese mismo pueblo, ha reconquistado los sagrados derechos que la ignorancia y el despotismo le privaron sacrílegamente. Vuestra señoría ilustrísima, mejor que nadie, conoce el augusto papel que desempeña, y Jerez se da mil parabienes por haberle elegido, pues ha encontrado aquel paladín santo a cuya sombra los pueblos son felices. Señor ilustrísimo, no hay felicidad sin ilustración, y sin ilustración no hay libertad . Señor: el término de los pueblos ignorantes es la esclavitud y la degradación. Bien señor ¿a quién dedicaré yo mejor que a Vuestra Señoría Ilustrísima la historia de nuestra patria? Los sabios harán justicia de mis tareas, y sin contestar a las airadas críticas de genios perturbadores que tienen el pernicioso entretenimiento de mirarlo todo con dañada intención, sólo espero indulgencia y que plumas más sabias que la mía, continúen mi proyecto.

Con el sólo motivo del anuncio de la publicación de esta obra salen manifiestos impresos censurándole y hasta acusándole de no ser él el autor. Aunque las críticas más duras las hizo Manuel de Bertemati y Troncoso en su discurso sobre 'Historias e historiadores de Jerez¡. Decía entre otras cosas: "Debo hacer mención, arrostrando desdenes, de los diálogos históricos de D. J.Portillo, librero jerezano desterrado a Llerena por causas no bien averiguadas, en cuyo suelo quiso curar su nostalgia, cual otro Ovidio Nasón, escribiendo sus tristes Noches Jerezanas, que al fin logró imprimir en Jerez. Hay quien asegura que un vecino de esta ciudad, autor de un diccionario biográfico de gaditanos célebres, era la ninfa egeria de Portillo; pero con ser ejecutada a escote su pobre historia no salió más gananciosa"

Otras obras de Joaquín Portillo fueron: 'Cartras a don Bruno Pérez', escrita en 1840 y publicada en 1926. 'Concisos recuerdos de Jerez', un manuscrito que permaneció inédito en el legado de Soto Molina hasta 1991 que fue publicado por el Ayuntamiento de Jerez.

Falleció pobre y amargado por numerosas contrariedades y víctima de la tuberculosis a los 54 años de edad el día 6 de julio de 1853. En diciembre 1996 la Tertulia Noches Xerezanas, en recuerdo de tan destacado jerezano, le dedicó una placa, la cual fue colocada en la fachada de la casa de la calle Francos esquina a Tornería donde estuvo su librería y su tertulia.

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