Jerez

Una chef que se cuece a fuego lento

  • Virginia Naranjo vive de forma intensa sus primeras horas después de conocerse su victoria en 'Masterchef' "Me seguiré formando, haré prácticas en un restaurante y montaré algo en Jerez"

'Mira la hora que es y todavía no me he sentado'. Esa frase que se suele escuchar en personas con muy ocupadas parecía ser el grito que salía de Virginia Naranjo, ganadora de la cuarta edición del espectáculo televisivo 'MasterChef', cuando alrededor de las 13.30 horas de ayer su móvil volvía a sonar para que contestara a algunas preguntas tras alzarse con la victoria. "Llevo un día muy ajetreado. Desde las 7 de la mañana que me levanté estoy atendiendo a medios y demás compañeros, y ahora acabo de parar para tomarme un vasito de agua", narraba la jerezana con su ya conocida simpatía sobre su primer día como ganadora oficial del concurso.

Ella ya lo sabía desde hace un par de meses, cuando se grabó el último programa, pero hasta la emisión de ayer no salió a la luz pública su victoria. Desde entonces hasta ahora, ha tenido que guardar el secreto con todo el dolor de su corazón: "Imagínate que tenía que mentirle a la gente que me ha apoyado tanto durante todo este tiempo", dice entre risas: "Parecía Pinocho ocultándome". Ha sido difícil mantener en silencio que ella sería la que saldría vencedora de la final con Ángel y, aunque lo ha conseguido, lo ha sufrido -además del secreto había que contener la alegría de saberse ya con tan tremendo premio-: "Hubo una semana en la que no salí de casa para no tener que hablar de nada".

La vida volvía a la normalidad tras la última grabación. O no. En casa tocaba regresar a la cocina y la petición de sus comensales preferidos, sus niños, siempre solía ser la misma: "Que les haga 'platos MasterChef'". No son demasiado delicados y, como buenos hinchas incondicionales de su madre, siempre le dan el visto bueno a la comida que realiza. "El jurado del programa es un poquito más duro", comenta la jerezana para comparar a los comensales que la ponen a prueba a diario con los que la hicieron vencedora. Pero en el día a día, y con la petición de sus hijos de comer casi siempre algo que haya salido en televisión, se nota el paso por el programa: "Aprendes mucho y siempre se te quedan algunas cosillas para la cocina diaria".

La final del espectáculo fue el programa más visto del día y congregó frente a la pequeña pantalla a casi 3.8 millones de espectadores, lo que supuso un 28.4% de la audiencia, batiendo el récord de la temporada. Asimismo, el dato hizo que se igualara la cuota media con la de la segunda campaña, la más exitosa hasta la fecha. Esto incentiva las ganas de Virginia de llegar a Jerez, que antes de coger el tren siquiera ya avisaba: "Esta noche -la de ayer para el lector- llego a las 11 allí y mañana -hoy para el público- por la mañana estoy desayunando en el centro".

Y es que la tierra tira mucho. Normalmente, cuando se le pregunta a un jerezano de dónde es, éste siempre suele responder con el nombre de su ciudad, esté donde esté: 'Yo, de Jerez'. Virginia ha llevado el nombre de su ciudad por bandera durante el programa y solo hace falta ver la final emitida el pasado martes para comprobarlo. El hecho de cocinar un primer plato con fino y un segundo con oloroso puede dejar a la vista sus raíces. A ella y a su hermana -que también ha participado en el programa- se les conocía como las 'Gemeliers' y, sobre todo, por las jerezanas. En el jurado ya se lo dijeron en alguna ocasión: "Tienes mucho sur".

Desde que finalizara la cuarta edición de Masterchef le ha dado tiempo a pensar qué hacer con su vida y el camino tan solo acaba de comenzar. De momento, aunque hace pocas horas que se conoce su triunfo, no le han llegado ofertas de trabajo de ningún restaurante, un hecho que no parece preocuparle. Su futuro próximo se cocina a fuego lento: "En octubre me voy a hacer el máster para seguir formándome; luego quiero hacer prácticas en algún restaurante; y mi objetivo final es montar algo aquí en Jerez".

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