Jerez

Jerez sigue teniendo duende en verano

Aunque pueda parecer lo contrario, Jerez recibe decenas de miles de turistas a lo largo del año. De hecho, si tuviéramos que enumerar los diferentes atractivos con los que cuenta la ciudad, tendríamos ante nosotros una tarea harto complicada. Vinos, flamenco y caballos sería la descripción casi perfecta para trazar un mapa del turismo en la ciudad. No obstante, éste va mucho más allá y se quedarían fuera multitud de monumentos y el circuito de Jerez, el lugar que más turistas acoge a lo largo del año. Lo más fácil, para englobarlo todo sin olvidarse de rincón alguno, es definir este lugar como lo hace un gallego enamorado de la tierra, al que se le nota que ya ha estado por estos lares en otras ocasiones: "Jerez tiene algo que no se puede explicar; como decís aquí: tiene duende". Si no lo conocen, es ese pequeño ser que dicen que vive en cada esquina de la ciudad y que hace del sitio y de su gente algo diferente. Este turista lo deja claro: "Lo que más me gusta es cómo me tratáis aquí, sin duda. Siempre con buen humor, riendo y cantando".

Durante el verano, como el circuito no recibe apenas visitantes por la escasez de eventos relacionados con el motor -el gobierno de Mamen Sánchez decidió apostar lo justo por el proyecto Jerez Capital Mundial del Motociclismo-, las bodegas y los monumentos son los lugares más visitados por los turistas, según estadísticas de años anteriores. "Aquí, cuando preguntan, normalmente lo hacen por bodegas y tabancos", dice un hostelero tras la barra de su bar, situado en pleno centro de la ciudad.

Los propios turistas lo confirman. "Este rinconcito es el único que me queda por conocer de la península. Siempre quise venir y ahora lo he hecho", cuenta un alicantino que a sus 60 años ha conseguido convencer a su mujer para hospedarse y visitar las bodegas de Jerez. También va a aprovechar para conocer la provincia y parte de Andalucía. "Vamos a ver toda la ciudad y a partir de mañana iremos a diferentes sitios de la costa. Queremos ir a Huelva y Sevilla, pero sobre todo a las playas de Conil y Tarifa", recalca la acompañante del señor, también procedente de la comunidad valenciana, tras pedir ayuda en la Oficina de Turismo para hacer un planning de su día sin tener que hacer monótonas las botas de vino: "Primero vamos a ir al Palacio del Virrey y luego iremos al Alcázar y la Catedral. Después visitaremos al menos una bodega y nos han recomendado González Byass, que aquí pone Tío Pepe".

Curiosamente, la mayoría de turistas que se acercan a Jerez son nacionales, a pesar de que en el centro cada día se dejan ver multitud de extranjeros. La cifra ha estado repartida años atrás. En 2015, por ejemplo, el turismo nacional ocupó un 56% del total, mientras que los extranjeros solo representaron el 43%. Pero el reclamo siempre suele ser el mismo: ¿Qué es lo que más te gusta de Jerez? "Sherry", responde una pareja británica acomodada en una terraza al mediodía mientras él levanta su catavino y ella sonríe. "El vino", es la respuesta también al unísono de un grupo de extremeños.

Pero la marca que tiene la ciudad fuera de su frontera es bastante buena, aunque queda por vender un poco más el flamenco, que solo despunta durante la época en la que se celebra el Festival de Jerez. "Hemos venido por el nombre: Jerez, Jerez, Jerez... Siempre escuchábamos ese nombre, íbamos de Cádiz para Sevilla y hemos decidido que hoy pasaríamos el día aquí", relata un ciudadano catalán en pleno centro de la ciudad donde nace el sol embotellado de Andalucía. "Le encanta el vino, la parada era obligada", cuenta entre risas su pareja, que narra cómo han visitado otras capitales provinciales antes de llegar aquí.

A pesar de todo, el principal motivo que marca a Jerez en el mapa del turismo es el circuito y tras éste está el vino, acompañados, como no podía ser de otra forma por los caballos. El flamenco sigue sin exportarse de la mejor manera y ya no es una de las preferencias de los turistas -así lo dicen los datos aportados en años anteriores por la Oficina de Turismo-. Pero, además de todo eso, Jerez tiene algo. Mientras sus acompañantes están boquiabiertos admirando la fachada del Gallo Azul, el turista gallego lo vuelve a dejar claro: "Veis, no se puede describir. Es bonito y ya está. Eso es que Jerez tiene duende".

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