Jerez

Ikea, cinco años después

  • Desde que la enseña sueca anuncia que busca suelo en Cádiz hasta la apertura del martes en Jerez han pasado cinco años · Sánchez y Pacheco aún rivalizan por ver quién pasará a la historia como el gran artífice de la inversión

Ikea no es muy de colocar primeras piedras. Su plan de expansión es estricto y pocas veces tiene tiempo para líos políticos e intrigas palaciegas. El proyecto de Jerez parece haber sido una excepción. "Esto da para escribir un libro", resumió la alcaldesa el día en que los suecos se pusieron el casco, hincaron la pala y guardaron en una caja de metacrilato los periódicos del 25 de junio de 2008, cuando depositaron la simbólica primera piedra de su tercera tienda en Andalucía y del primer parque comercial, el mayor de la región, que han promovido en España. Cuando el próximo martes el primer cliente cruce el umbral del flamante establecimiento jerezano, la tienda número 14 de cuantas tiene la compañía repartidas por todo el país, quedará atrás un lustro de trámites urbanísticos, aprobaciones, licencias, operaciones de toda índole, 'rifirrafes' políticos y pugnas encarnizadas por arrogarse la inversión. Cinco años que, aunque ciertamente dan para escribir un libro, trataremos de sintetizar en apenas dos páginas. 

 

De la puja a la realidad

 

Desde que Ikea anunció que buscaba suelo en la provincia, abril de 2005, hasta que finalmente un grupo de ejecutivos decidió en Estocolmo que Jerez era la mejor opción, pasaron ocho interminables meses. En el ínterin, Hernán Díaz, ex alcalde de El Puerto, rivalizaba con los políticos locales, en ese momento Sánchez y Pacheco, por captar la suculenta inversión. "Tenemos un 90% de posibilidades", llegó a exclamar el polémico munícipe portuense. Los políticos locales, a su vez, rivalizaban entre ellos mismos, era la época del pacto PSOE-PSA, por apuntarse el tanto de atraer a la ciudad una de las mayores inversiones comerciales que podía conocer en su historia: 50 millones de euros que finalmente rozarán los 60, sin contar con el proyecto Luz Shopping (antes Parques 21), para el que prevén gastar 200 millones frente a los 300 que siempre se dijo en el arranque de la operación. Un desembolso, en todo caso, cargado de simbolismo por tratarse de la enseña de la que se trataba y del punto de inflexión que podía conllevar para la desnutrida economía local, mucho más famélica ahora que entonces, cuando la palabra 'crisis' apenas era empleada por la prensa deportiva para referirse a los baches del Madrid o el Barcelona.

 

Aparcaron sus insalvables diferencias y tanto Sánchez como Pacheco alcanzaron un pacto de no agresión e hicieron insólito frente común para cerrar, al precio que fuese, costase lo que costase, la inversión de la compañía nórdica. Luego llegarían los navajazos, pero en ese momento, finales de 2005, sólo importaba convencer a Suecia de que su expansión futura al Sur del Sur de Europa pasaba imperiosamente por Jerez. El político andalucista trabajaba a destajo en Madrid cerrando los flecos de los acuerdos, mientras la regidora socialista apuntalaba la faena política, convenciendo a socialistas de Sevilla de que entre la opción de Jerez y la de El Puerto no había color. 

 

Ikea se decantó por la ciudad a mediados de diciembre de 2005 y rápidamente, el día de los Inocentes, estampó su compromiso en un protocolo marco que también rubricaron dos consejeros, Zarrías (Presidencia) y Fernández (Empleo), y la alcaldesa. La letra pequeña de ese protocolo era "leonina", según denunció en ese instante la oposición, pues sólo exigía a Ikea la creación de 300 empleos (no 600 como se dijo en un primer momento), mientras que los terrenos de titularidad municipal eran transferidos a unos 20 euros el metro para la tienda del mueble, y a 52 euros los de la parcela para el parque comercial. Además, el Consistorio corría con la costosa urbanización de los suelos y nada se había hablado de la necesidad de compensar por parte de la firma ese sistema general que se perdía en la zona Oeste del núcleo urbano. Entre otras 'ofertas' irrechazables para su implantación, el Ayuntamiento subvencionaba el IBI de la tienda durante cinco años y asumía la posibilidad de reclamar a la Administración que el 'parque temático' -el sustituto comercial del 'bluf' que supuso el malogrado proyecto del Speed Festival-  abriese domingos y festivos.

En mayo de 2006, Pacheco, pese a que según el protocolo pactado la alcaldesa era la "única interlocutora válida con la compañía", cerraba por su cuenta con la multinacional los términos finales del acuerdo urbanístico. Fruto de su "renegociación", dijo por aquel entonces el máximo responsable de la antigua Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), el Ayuntamiento "ingresa unos 30 millones y no los 14 previstos inicialmente". Los acuerdos se concretaron en dos convenios: uno de planeamiento y otro de gestión. 

 

Ikea tuvo que asumir desde ese acuerdo  los costes de urbanización y de los suelos a compensar, apartado éste que da por sí mismo para otro capítulo del hipotético libro. "Las condiciones del acuerdo resultan mucho más beneficiosas para los intereses de la ciudad ya que Ikea tendrá que ingresar en las arcas municipales 24.277.000 euros, que equivalen a los aprovechamientos urbanísticos que el Consistorio jerezano vende a la promotora (118.868 metros de edificabilidad), además de seis millones de euros adicionales como aportación 'extra' a la GMU". 

 

De Ubrique para Suecia

 

Uno de los grandes pulsos que se recuerdan entre Sánchez y Pacheco en materia urbanística residió en cómo se recalificaban los suelos municipales donde se iba a implantar el proyecto de la multinacional escandinava. En medio de esa disputa, había otra lucha interna que corría paralela por ver qué terrenos compraba Ikea para compensar al municipio los suelos que adquiría en la zona Oeste de la ciudad. Vayamos por partes. Si en un principio se acordó entre los partidos la modificación puntual del PGOU para la tienda, así como esperar al nuevo Plan General para el resto de terrenos destinados al parque comercial, en febrero de 2007, tras el mazazo de la Junta a través del POTA al planeamiento urbanístico pergeñado por el socio de gobierno, Sánchez lograba aprobar en pleno una modificación puntual, la número 31 del PGOU del 95, para el conjunto de la inversión. A partir de esta decisión plenaria, con el pacto de gobierno a un paso de saltar por los aires, quedaba modificado el uso de los terrenos del área 7 para permitir el desembarco inmediato de la compañía sueca. La Junta daría posteriormente 'luz verde' a la recalificación los terrenos. 

En paralelo a esos trámites urbanísticos, desde mediados de 2006 los focos apuntan sin rodeos a José Luis López, el conocido empresario ubriqueño al que todos llaman 'El Turronero'. Suya es la opción de compra de los suelos de Terry, sector 'Cañada del Carrillo', que el 'gigante' del mueble pretende adquirir para entregar al Ayuntamiento y compensar los terrenos donde levantará su 'megaparque' comercial. Pacheco y Sánchez movían sus cartas políticas a cara de perro y, si la alcaldesa rechazaba taxativamente la figura del intermediario, el andalucista aseguraba que López, en un gesto "solidario" con la comarca, cedía su opción de compra a Ikea para cerrar definitivamente la operación urbanística. Esta bronca volvía a descolocar a los cuadriculados inversores suecos, cansados ya a estas alturas de los quebraderos que proporcionaba la opción Jerez. 

 

Algún día se conocerá si realmente el papel del empresario ubriqueño en la operación Ikea fue tan destacado como se comenta a toro pasado. Hay quienes aseguran que El Turronero -amigo de Pacheco entonces, amigo de Pacheco y Sánchez ahora-,  "desde el momento en que se supo que la empresa quería suelo en la provincia, fue quien levantó teléfonos en la misma tarde para atraerla hasta la ciudad; ni Pacheco, ni Sánchez, fue López la persona decisiva para que al final la multinacional sueca apostase por aterrizar aquí". "Eso se lo ha llegado a reconocer un consejero  en plena Venta Esteban", aseveran las mismas fuentes. Tanto si el intermediario ubriqueño fue clave en el proceso como si no lo fue, todavía a estas alturas se mantiene viva la puja, en público y en privado, entre Sánchez y Pacheco por dilucidar quién fue el gran artífice de la inversión. 

 

Planes y futuro

 

Ni que decir tiene que a estas alturas, los ejecutivos de Estocolmo  ya tenían claro que sería imposible cumplir los plazos marcados en el plan de negocio. En abril de 2008 se anunciaba por parte de la empresa su renuncia a inaugurar Ikea a finales de ese año y posponían la apertura a la primavera de 2010. El proyecto comercial parejo a la tienda, como está publicado, se reservaba para una inauguración de forma escalonada a partir de otoño de este año. Meses después de ese anuncio arrancaban oficialmente las obras, que se han prolongado hasta ahora.

 

"Hemos sufrido mucho y el camino ha sido largo, y a veces tortuoso, para poder llegar a una realidad que hoy es ya absolutamente incuestionable", admitía la alcaldesa en pleno acto de primera piedra, en junio de 2008. "Conocen la historia, el momento en el que se empezó a impulsar un proyecto en el que creí desde el primer momento", apostillaba la regidora socialista. Cinco años después de comenzar el 'culebrón' Ikea, el responsable de Expansión de la firma en España, Sylvain Laval, reconocía recientemente en estas páginas que "Ikea en Jerez nunca corrió peligro, pero ahora es más fácil gestionar porque hay mayor estabilidad política". Ahora es fácil decirlo... Para ampliar el debate quedará una pregunta que el portavoz de IU, Joaquín del Valle, lanzó en un pleno: "¿Se ha hecho informe de impacto sobre el comercio tras la apertura de Ikea?" El acta de esa sesión recoge que el edil de Fomento, Francisco Lebrero, replicó un 'no' rotundo. Pero eso ya es otra historia... 

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