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José Ignacio Lapido. Músico

"Nunca tuve vocación de malditismo"

  • El intérprete granadino inaugura el ciclo Transformaciones, canciones que cambian el mundo, por el que pasarán otros artistas como Luis Pastor, Jabier Muguruza, Tontxu, Alejo Martínez y Fernando Lobo.

Lapido como siempre, pero diferente. Lapido auténtico, a medio camino entre el vacío y la luz, pero renovado. Lapido en acústico. Con Víctor Sánchez, Raúl Bernal y Popi González, el trío de músicos que lo acompañarán en esta gira especial de conciertos que, además, inauguran el ciclo de la UCA Transformaciones por donde también pasarán Luis Pastor, Javier Muguruza, Alejo Martínez, Fernando Lobo y Tontxu. Pero esta noche, a partir de las nueve y media en La Bomba, es la de José Ignacio Lapido. El granadino incombustible más honesto que maldito.

-El concierto forma parte del ciclo Transformaciones, canciones que cambian el mundo. Vaya rótulo, ¿no?

-Uff... Pues no sabía lo del subtítulo. Me parece optimista, quizás demasiado. Es un pensamiento muy positivo que viene un poco de la época hippie, cuando se creía que las canciones podían cambiar el mundo pero la realidad es más deprimente. Con el paso del tiempo te das cuenta que las canciones no pueden cambiar el mundo porque no pueden cambiar las estructuras del poder que es quien lo dirige. De todas formas, sí creo que la música, el rock en particular, cambia las actitudes. De hecho con la aparición del rock hubo una revolución en la manera de comportarse la juventud en los 60. Hay un antes y un después, una transformación desde su aparición.

-Y sus canciones, ¿pretenden cambiar algo?

-No, yo soy bastante más modesto. Yo con mis canciones lo que ofrezco es mi particular visión del mundo, ¿si cambia algo? Pues ojalá pero como te digo es desde un punto de vista muy individual y eso no hace nada contra las estructuras del poder. Compongo y hago canciones lo mejor que puedo.

-¿Qué no le debe faltar a la canción perfecta?

-Canciones buenas hay muchas, perfecta... Es que la perfección lleva implícito el concepto de algo único, entonces... Bueno, te digo que para que una canción sea de las buenas creo que debe de tener una buena melodía y transmitir ciertas verdades, alguna aunque sea...

-¿Es fácil o complicado hacer el disco que uno quiere hacer?

-Yo grabé mi primer disco en el año 1981, me llevé un montón de tiempo con mi grupo 091 y en solitario pues llevo otro buena serie de años... Así que a mí cada vez se me hace más complicado dar con una colección de canciones que no desmerezcan lo que llevaba hecho con anterioridad. Con los años el horizonte creativo se va estrechando porque al final vas tocando todos los palos, todas tus líneas melódicas y, bueno, te asusta que se acabe eso y caer en la repetición así que cada más es más duro ir vistiendo de manera diferente cada canción.

-Esas vestimentas eran, quizás, antes más rockeras mientras que ahora apuesta algo más por los medios tiempos y los temas más lentos, ¿premeditación o cada canción pide su vestido?

-Pues yo no tengo un sistema fijo. Creo que más bien cada canción tiene su voz propia que me va pidiendo lo que necesita. Yo compongo en casa con la guitarra o el piano y ya desde ahí, desde ese estado primitivo antes de grabar y de llevarla a la banda, ya ahí la canción va pidiendo lo que quiere ser.

-Pues en De sombras y sueños la colección de canciones ha quedado equilibrada. Desde el título al concepto global del disco me sugiere esa palabra, equilibrio.

-Joder, pues no lo había pensado pero ahora que lo dices... Pues hay bastante variedad y equilibrio entre la esperanza y el escepticismo pero no es algo premeditado, no lo buscaba. Será que hay veces que por una o por otra cosa te mueves hacia la luz o hacia la oscuridad pero no hay ninguna idea detrás.

-Pues me daría miedo ir, ahí, sin guía...

-Es que aunque yo firme las canciones tengo a mis guías que son los músicos de la banda y al productor con el que he contado para este digo, todos ellos ponen sus opiniones sobre la mesa y yo las admito, las escucho y luego pues ya voy viendo, algunas las tomo y otra no para el resultado final de la canción.

-¿Cómo será el concierto de hoy?

-Pues forma parte de un gira especial que estamos haciendo. En esta gira, que ha llegado después de la gira presentación de De sombras y sueños, nos planteamos hacer algo diferente y presentarlo en sitios distintos, alejarnos de las salas de conciertos y acercarnos a los teatros que es donde hemos hecho casi todos los que llevamos hasta ahora. El repertorio también ha cambiado, haremos algunas canciones de De sombras y sueños pero vamos a repasar otros temas tanto de mi etapa en solitario como con 091, temas que en su época quedaron un poco desplazados. De todas formas las canciones también se tocarán algo diferentes, yo por ejemplo llevo la acústica en vez de la eléctrica, no sé, en un tono más relajado.

-Musicalmente, ¿qué es lo mejor y lo peor que le ha ocurrido desde 091 hasta ahora?

-Qué difícil, han pasado muchas cosas... A ver pues lo mejor realmente es que sigo aquí. Como te he dicho comencé en el 81 y creo que fue en el 96 cuando me separé de 091 y, fíjate, estamos en 2012 y sigo tocando. Mi triunfo es seguir tocando, que cuando miro atrás casi no me lo creo, eso me llena de orgullo y satisfacción como diría el Rey... Y lo peor, pues tengo que decir que creo que tengo una memoria selectiva que deja a un lado los malos tragos, que los ha habido, y que no los olvido... Pero bueno, un mal momento fue cuando yo empecé a grabar. Lo hice con un sello de Granada, Big Bang, que cerró en y me quedé ahí tirado, estuve buscando compañía y eso me hizo estar en el dique seco un año y, claro, me dio el bajón. Pero bueno no hay mal que por bien no venga, eso me dio confianza para lanzarme a la autoedición y hoy día tengo tres discos editados como mi propio sello.

-¿Qué le parece eso que hacemos los medios de poner lo de artista maldito, de culto? ¿Cómo le sienta?

-(Ríe) Bueno ya lo veo como un epíteto que va siempre incluido cuando se hace una crítica o una crónica de algunos de nuestros conciertos... No es que me siente bien ni mal, no sé, me lo tomo como algo natural. Yo nunca tuve vocación de malditismo pero como está montada la industria pues no estoy en la primera línea de ventas, pero vamos también me acuerdo de grandes vendedores en los 80 que ahora nadie los conoce o trabajan en otra cosa.

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