Mariola Cantarero. Soprano

"Canto la copla como si cantase a Falla"

  • la cantante andaluza pone voz a Salud en 'La vida breve' de Falla que Josep Pons ha grabado con la Orquesta Nacional de España para el sello Deutsche Grammophon.

Pronto hará 15 años del debut de Mariola Cantarero en la ópera de Génova. En este tiempo, la joven soprano andaluza se ha convertido en una de las cantantes más apreciadas por públicos y programadores del mundo belcantista. Pero Cantarero también sabe moverse en otros ámbitos, como muestran sus dos últimas grabaciones: un recital de canciones registrado este verano en el Patio de los Arrayanes de la Alhambra, y su interpretación del personaje de Salud en La vida breve de Falla que dirigió en 2012 Josep Pons en el Auditorio Nacional.

-¿Cómo fue la experiencia de los Arrayanes?

-Maravillosa. Era prácticamente el único espacio relevante del Festival de Granada en el que no había actuado, un sitio mítico, por el que pasaron grandes voces en el pasado. Los responsables querían recuperarlo para este tipo de recitales, y fue mágico, y eso que casi tuvimos que trasladarlo al Auditorio porque había amenaza de lluvia.

-El programa es toda una declaración de su amor por la canción española.

-Por el tipo de repertorio que hago en teatro, para los recitales siempre se me ha pedido belcanto y zarzuela, y ya tenía ganas de poder meter canciones propiamente dichas, que es algo que he cultivado menos. Para mí era más fácil hacer esto con canción española, y además con obras de las que apenas hay grabaciones y se escuchan poco. Las Vocalizaciones de Turina son una joya: técnicamente son muy complicadas, pero viniendo del belcanto me siento muy cómoda con ellas. Y luego está Ángel Barrios, que siendo granadino escribió unas canciones que siento muy cercanas: él retrata muy bien nuestra idiosincrasia, esa melancolía, esa nostalgia que siempre llevamos con nosotros.

-Y además, copla, que no es novedad, porque le ha dedicado recitales completos, ¿qué le aporta su acercamiento al género?

-Yo siempre he llevado la copla a mí mundo, la he belcantizado. Para una lírica no es a lo mejor lo normal, pero escogí las coplas más belcantistas, con arreglos muy camerísticos. Yo canto la copla como si estuviese cantando Falla o Rossini, no cambio mi técnica. Los quejíos flamencos los hago como las coloraturas que en realidad son. Por otro lado, para mí las coplas son auténticas minióperas, con un contenido dramático concentrado en unos pocos minutos que hay que saber desarrollar. Disfruté mucho con ellas, porque aparte de la técnica soy andaluza, y creo que tengo ese duende para entenderlas y cantarlas.

-Demos si le parece un salto atrás, porque La vida breve que se publica ahora se grabó en 2012. ¿Cómo se animó a hacer un papel, el de Salud, pensado en principio para voces más dramáticas?

-Es cierto, no soy una Salud al uso, un papel que ahora cantan Nancy [Fabiola Herrera] o [María José] Montiel, pero me lo propusieron el maestro Pons y Enrique Gámez para el Festival de Granada. Ellos pensaban que sería bonito recuperar esa Salud más lírica, por ejemplo, del tipo de la que hacía Victoria de los Ángeles, una Salud más inocente desde el timbre, más jovial, con más pianos. En cuanto me puse a estudiar el personaje me pareció una aventura maravillosa, porque la tesitura no dista de la de una Lucia o una Traviata, así que decidí que sí, que lo hacía, y salí muy contenta del resultado.

-¿Cómo fue el trabajo con Josep Pons, con el que mantiene una relación desde antiguo?

-Sí, en realidad él me ha visto crecer como mujer y como cantante. Fíjese que cuando grabó La vida breve para Harmonia Mundi era titular de la Orquesta Ciudad de Granada, yo tenía sólo 17 años e hice en esa grabación el papel de Carmela. Me comentó que le hacía mucha ilusión que aquella Carmela se convirtiera en su Salud. Había un componente sentimental muy importante, porque yo siento un gran cariño personal por él y una extraordinaria admiración profesional por su trabajo. Y el maestro confió siempre en mí: antes incluso de aquella grabación, cuando yo tenía sólo 16 años hice con la OCG bajo su dirección el trujamán de El retablo de Maese Pedro de Falla. Por todo ello esta Salud tiene mucho de sentimental, de emoción verdadera. Por otro lado, el personaje no deja de ser una granaína, como yo, y creo que he conseguido en el acento, en la expresión una serie de quiebros que la hacen muy genuina.

-¿En qué momento vocal se encuentra?

-A mis 36 años estoy en plenitud. Mi instrumento se ha ido desarrollando y soy muy inquieta: procuro mejorar detalles de mi técnica continuamente. Nunca he sido una soprano ligera pura. El timbre ha sido de ligera, pero tengo colores más líricos. Mariella Devia me dijo que cuando me escuchó por primera vez en Puritani pensó que yo era una lírica. Por naturaleza y por salud vocal he tenido que hacer repertorio más ligero, pero pienso que ahora mismo soy una lírica con sobreagudos. Eso me permite seguir haciendo mi repertorio de siempre, pero ampliarlo a otros papeles.

-¿Por ejemplo?

-Voy a hacer una Mimì en noviembre en Tenerife, y estoy ilusionada y entusiasmada, me encanta. Es una música tan maravillosa, con esos colores, esas dinámicas... Mi tesitura la mantengo intacta. Y por supuesto que no puedo dejar de cantar lo que he cantado siempre, mis traviatas y mis reinas belcantistas, papeles que piden coloratura, centro, sobreagudo, todo eso donde yo puedo brillar. La Mimì es más interpretativa, con fraseos más largos, es otra manera de cantar, estoy sumergiéndome en ella y disfrutando mucho. Además estoy convencida de que lo mejor de mi carrera está por llegar. Hace cinco años no me veía en absoluto cantando Puccini, porque no tenía nada que ver con mi repertorio. Yo tenía mi corralito belcantista, ese virtuosismo técnico en el que he crecido y me he desarrollado. Puccini requiere otra cosa, alma, centro, fuerza... Pensé que la delicadeza que exige el belcanto nunca podría acercarse ahí, y con el tiempo me he dado cuenta de que está mucho más cerca de lo que yo pensaba. Creo que esto es parte de mi maduración como cantante .

-¿Y ese papel que hoy ve imposible pero que le encantaría hacer algún día?

-Uf, no sé. No lo he pensado... Pero imagínese una Tosca, eso sería algo maravilloso.

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