El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dispuso ayer una serie de sanciones económicas contra Turquía en reacción al derribo de un avión militar ruso en la frontera turco-siria. Putin decidió coordinar medidas que afectarán la importación de productos otomanos, las actividades empresariales turcas en suelo ruso y las ofertas turísticas vinculadas a ese país.

En concreto, el mandatario solicitó que su gabinete elaborara una lista de productos turcos cuya importación será prohibida o limitada transitoriamente. Además, las empresas del país otomano que operen en la Federación Rusa deberán suspender las actividades que disponga el Gobierno de Moscú y las compañías rusas tendrán prohibido contratar personal turco a partir del 1 de enero de 2016. A las restricciones de importación se sumará un refuerzo de los controles fronterizos. Los camiones y las embarcaciones turcas serán sometidas a mayores operativos de vigilancia por lo que Rusia alega son motivos de seguridad.

Otro de los sectores fuertemente afectados será el turismo, ya que Rusia prohibirá que las agencias de viaje ofrezcan tours a Turquía, uno de los destinos más buscados de los veraneantes rusos, y las compañías de aviación deberán cancelar los vuelos chárter con rumbo a dicho país.

Rusia ya había anunciado el pasado viernes que reincorporaría el visado obligatorio para ciudadanos turcos a partir del 1 de enero. Las sanciones se producen como reacción al derribo el martes pasado de un avión militar ruso por orden de Turquía. Las autoridades otomanas aseguran que la aeronave violó su espacio aéreo e hizo caso omiso de varias advertencias.

El Kremlim exigió una disculpa de la cúpula turca y afirmó que el ataque era un "reto sin precedentes". Ankara, sin embargo, se negó tajantemente a dar ese paso, aunque ayer el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, expresó su tristeza por el derribo del bombardero por un caza turco. Pese a sus palabras, volvió a defender la actuación del Ejército turco y reiteró sus críticas a la actuación de Rusia en Siria, en un discurso ante sus simpatizantes. "Estamos verdaderamente tristes por este incidente", aseguró el presidente en la ciudad de Balikesir. "Deseamos que no hubiera pasado, pero ha pasado. Espero que nunca vuelva a suceder algo como esto", agregó.

Paralelamente, el Ministerio de Exteriores de Turquía solicitó ayer a sus ciudadanos que no viajen a Rusia a menos que sea estrictamente necesario, después de la tensión diplomática entre ambos países. En una alerta a los viajeros, las autoridades turcas les advierte de posibles "problemas" y les solicita que retrasen sus desplazamientos hasta que la situación "se aclare" entre Moscú y Ankara.