La crítica

Espectacular inicio de la temporada de conciertos en el Teatro Villamarta

  • La Orquesta de Córdoba interpretó obras de Beethoven, Haydn y Prokofiev

Magnifico arranque de temporada de concierto el pasado viernes en Villamarta con la Orquesta de Córdoba, bajo la dirección de Lorenzo Ramos y la presencia del violinista Alexandre Da Costa, donde se interpretaron obras de Beethoven, Haydn y Prokofiev. Toda una declaración de buenas intenciones que augura un exitoso curso musical después de la escuálida presencia de programas de clásica de las últimas temporadas. Sirvan, pues, estas primeras líneas de felicitación a la dirección del teatro y a las entidades públicas y privadas que hacen posible esta tan anhelada y necesaria recuperación.

Destaquemos ante todo la calidad de un programa exigente que se inició con el maravilloso Concierto para violín de Beethoven, una obra de concepción moderna y única en la producción de su autor (si exceptuamos las dos romanzas Op. 40 y Op. 50, consideradas páginas ocasionales), en la que predominan la exaltación de la melodía y la comunicatividad inmediata, cualidades afirmadas por la precisión del discurso orquestal y fruto del equilibrio entre la inspiración y el uso de la forma, con una vigorosa adecuación expresiva.

La interpretación de Da Costa fue ejemplar, el violinista canadiense mostró técnica y sensibilidad en abundancias encarando la partitura con personalidad y carácter, ofreciendo una lectura delicada pero rotunda y muy bien perfilada, aderezada por unas cadenzas del primer y tercer movimientos (un encargo que el solista realizó en 2012 a Airat Ichmouratov (Kazan 1973) clarinetista y compositor ruso), cuya colorista y virtuosística factura se ajustan mejor como piezas independientes que al concierto beethoveniano donde, por estructura (incluye partes orquestales) y estilo, se hallan fuera de contexto.

La dirección de Lorenzo Ramos fue eficaz y precisa, manteniendo un equilibrado dialogo con el solista, aun cuando los metales, a veces, estuvieran más presente de lo debido.

Da Costa premió los cálidos aplausos del público interpretando "Manic Depressión" de Jimmy Hendrix en arreglo para violín con acompañamiento de violonchelo que sonó con toda contundencia en su Stradivarius 1727 "Di Barbaro".

La segunda parte se abrió con la Sinfonía nº 88, Hob. 1/88 de Franz Joseph Haydn, obra de 1787 en la que su autor, aparte de seguir mostrando un espléndido dominio de la forma sonata, mantiene su gusto por los ritmos ligados a la danza. La interpretación de Ramos se adecuo más a esta influencia que a la elegancia que subyace en los pentagramas de la partitura, incidiendo en el carácter rustico que con frecuencia remedan sus notas.

El colofón de este extraordinario concierto fue la Sinfonía nº 1, Op. 25 "Clásica" de Sergei Prokofiev, obra complicada pues si el compositor en su estructura utiliza formas, células melódicas y ritmos típicos del clasicismo, no se debe olvidar que los maneja como recursos expresivos y no solamente como imitación de un estilo, manteniendo un carácter propio cuyo discurso aparece imbricado en cada frase.

La Orquesta de Córdoba sonó justa y enérgica pero a mi modesto entender no logró romper los lazos estilísticos de la obra anterior.

Como conclusión, felicitarnos por el regreso de estos maravillosos programas al escenario de Villamarta, manteniendo, como siempre fue, unos patrones de calidad tan extraordinarios como el del soberbio concierto que disfrutamos el pasado viernes.

No se olviden, la próxima cita el 15 de marzo con la Filarmónica de Málaga. No falten.

CONCIERTO              

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