Cómics

Capaz de cosas increíbles

Arsène Schrauwen. Olivier Schrauwen. Planeta DeAgostini. 56 páginas. 13 euros.

Ya sé que son tiempos difíciles, que estamos todos sin (o con poco) dinero. Y claro que cuando uno se decide a juntar unas perras y gastarlas en un tebeo, se mira con lupa en qué emplearlas. Más aún, es tanta la oferta que no se sabe si apostar a pares o nones, a negras o rojas, y las más de las veces (lo digo por lo que veo, oiga, que yo no lo hago) acabamos comprando eso mismo que ya tenemos, o algo que se le parece mucho. Vamos, que no es que arriesgarse sea de valientes, es que es de ricos.

Y ahora voy yo y les digo que se compren Arsène Schrauwen, que igual no saben (no sabemos) ni pronunciarlo, de un tal Olivier Schrauwen, que ídem. Vale, a ver cómo lo enfoco. Para empezar el libro vale 13 euros. No es que sea regalado, pero ya saben a cómo está el pan, así que convendrán que el precio no escandaliza a nadie. Se puede rascar. Está también el viejo truco de la cita de un tío famoso, aunque no sé si ustedes son de los que muerden ese anzuelo (en mi caso, depende de quién sea el tío famoso, los hay que me dan más confianza y que menos). "Avanzo por sus páginas lentamente, saboreando sus misterios, y no deja nunca de inspirarme", esa es la cita que le dedica Art Spiegelman (uno en el que aún confío) a Schrauwen.

Más cosas. Ya sé que no se lleva últimamente hacer una crítica sin antes contrastar las opiniones propias con la red, pero lo cierto es que ando corto de tiempo y solo cuento con mi opinión propia (eso sí, sincera): Arsène Schrauwen es uno de los tebeos más alucinantes que he leído en mucho, mucho tiempo. Les doy otros cinco adjetivos, en batería, y certifico que los he escogido personalmente, uno a uno: arriesgado, singular, divertido, sofisticado, absorbente. Olivier Schrauwen, el autor, es capaz de hacer cosas increíbles, como esta hermosa biografía de su abuelo Arsène (en la que, por cierto, figura la frase: "es capaz de hacer cosas increíbles").

En fin, que si nada de esto les convence solo me queda suplicarles que lo compren, y se lo suplico. Creerán que es porque me llevo comisión, pero no. Es por su propio bien.

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