Ara Malikian. Vilonista

"No soy un showman, soy natural"

  • El artista libanés vuelve mañana al Alcázar de Jerez junto al guitarrista Fernando Egozcue

–Encarna uno de los violines más consagrados en el panorama mundial. ¿Por qué ha elegido Jerez como su única actuación veraniega en la provincia?

–Jerez es un sitio mágico para tocar. Para un músico es muy importante tocar en un lugar que te inspira mucho y éste es muy bonito. Sobre todo, por el cariño del público. El año pasado estuvimos en este lugar maravilloso y el público nos alimentó enormemente. Muchas veces lo importante no es el lugar, sino la energía que se crea alrededor de ellos. 

–Esta vez viene con el guitarrista Fernando Egozcue. ¿Cómo es la fusión de ambos instrumentos?

–Violín y guitarra son dos instrumentos que congenian tan bien. Fernando compuso los temas pensando en los dos instrumentos y tenemos la suerte de que su música, con la que me siento muy identificado, es muy enérgica. Tiene muchas influencias y fuentes de inspiración, tanto del tango argentino como del jazz, y llega muy bien al público.  

–Mañana por la noche, Fernando Egozcue conocerá a los jerezanos y ellos al grandioso dúo.  

–Así es, es la primera vez que vamos con Fernando a Jerez. Íbamos a venir hace tres o cuatro años pero tuve un problema con mi vuelo desde Colombia y no pude llegar a tiempo. Se nos quedó una espina clavada y es una forma de enmendarlo.  

–¿Qué supone la unión profesional con este guitarrista?

–Yo lo considero como uno de los compositores más importantes del futuro. Es un grandísimo músico. Lleva viviendo en España desde hace 20 años, casi los mismos que trabajando junto a mí.  Compone una música que emociona a todos. Llega a  espectáculos de danza y teatro. Hemos grabado dos discos y soy muy afortunado de trabajar con él. 

–Viajero por el mundo, se comentó que tuvo problemas en Rusia. ¿Se siente en algún sentido apátrida?

–Apátrida no. Tenía la nacionalidad libanesa. He viajado muchísimo y muchas veces viajar con un pasaporte libanés es difícil. A veces, por desgracia, no te identifican como músico sino como terrorista. Eso es muy triste y muy injusto.  

–Libanés de procedencia pero parece que le ha cogido cariño a España.  

–Llevo viviendo 30 años en Europa. Siempre he cambiado mucho de lugar. He pasado por Alemania, Francia, Inglaterra y, ahora, España. Llegué un poco por casualidad pero ya van quince años viviendo en Madrid. No me costó nada acostumbrarme. En el Líbano la vida es mediterránea. No lo conocía pero por dos giras que hice, quería vivir una temporada en España. Me siento muy identificado con la forma de vida que se vive aquí y ahora estoy muy a gusto y muy feliz. 

–¿De dónde le viene a Ara Malikian la pasión por el violín?

–De una persona muy especial, mi padre. Él era violinista y me pasó el amor a la música. Desde los cinco años llevo tocando y aprendiendo del violín. He vivido en muchos lugares. Pero el violín fue un poco el ladrón de mi vida allá por donde iba. Y hasta hoy día, que tengo la misma ilusión  que antes e incluso aún más que hace 20 años. 

–¿Cuáles han sido sus fuentes de inspiración?

–El público es lo más importante. Compartir lo que uno hace con los demás. Nos encanta la música pero hay que compartirla. ¡Es algo tan hermoso! Porque, ¿para qué sirve hacer de comer si no tienes a quien alimentar? Por otra parte, he recibido desde pequeño una formación de música clásica y he tenido la suerte de descubrir grandes compositores. No tengo preferencias. Admiro a Paganini que fue un personaje legendario que cambió el violín, la manera de tocar y la filosofía del violín. Además, aunque mi padre era muy severo, me lo enseñó todo y estoy muy agradecido de haberme contagiado.

–Una educación musical transmitida. ¿Se encuentra España a la cola de Europa en este tema?

–Bueno, España no tiene nada que envidiar al resto de los países. Hay muchos profesionales pero estamos viviendo una época difícil donde la cultura está sufriendo mucho. Creo que es una época temporal. Aunque, en estos últimos años, la educación musical no ha crecido mucho. Es una parte que hay que trabajar  y cuidar. Yo diría que incluso España ha involucionado en este tema. Para un niño tener acceso a la música es lo mejor, aunque luego no sean profesionales. Va a ir mejor en los deberes, en la velocidad, y estará más despierto. Pero es un tema que me preocupa.  

–¿El conservatorio es una solución factible?

–Es estupenda. Pero no se apuntan porque cada vez es más caro y difícil. Han recortado ayudas y no hay medios. La mejor idea es la educación desde los colegios. El fin es formar artistas, no músicos que solo lleguen a la perfección en la técnica.

–¿Se siente, de alguna manera, un ‘showman’ en escena?

–Me hace gracia que me digan eso. No me identifico con la figura del señor violinista estático y estirado. Un artista tiene que ser lo más natural posible. No hago un esfuerzo. Soy como soy en el escenario y en la vida, y pienso que es muy importante transmitir  y reflejar la pasión por la música. Espero que mañana el público que vaya al Alcázar se emocione y sonría con la música, y pueda llegar a ser un poquito más feliz con ella. 

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