Decimart. Graffitero

"El graffiti es un regalo para el pueblo"

  • Según la teoría del artista, este tipo de arte urbano ayuda a la integración de niños marginales

De las pintadas por rebeldía adolescentes a ayudar a niños de barrios marginales, arreglar parques y colaborar en una tesis doctoral sobre la capacidad integradora del graffiti. Así es el curriculum de este jerezano, al que ya le extraña hasta su propio nombre, porque hace años dejó de usarlo y decidió apodarse 'Decimart'. Una original propuesta publicitaria le ha llevado a tener repartidas pequeñas obras suyas por todo el mundo. Esta peculiar mascota en forma de pelusa de colores que aparece en sus cuadros se deposita en distintos lugares de tránsito de pasajeros junto a una nota: "Soy una pelusa que se ha perdido. La única condición que pido para que me adoptes es que envíes una foto de mi nueva ciudad".

-¿Cómo comenzó en el graffiti?

-Desde pequeño he dibujado y cuando llegó la época rebelde me puse a hacer 'el mal' como todo el mundo. Empecé escribiendo mi nombre, y cada vez lo ponía más bonito. Fue cuando me di cuenta de que pidiendo permiso y con los medios necesarios podía hacer algo en condiciones. Aunque legalmente la situación se puso más complicada, había particulares que te permitían pintar, sino en otras ciudades sí que te dejaban y con más facilidades.

-Y actualmente, ¿a qué lugares acude?

-En Jerez ahora no puedes pintar en ningún sitio. El Ayuntamiento no deja ni siquiera dibujar en los muros legales. Me parece un poco ilógico porque se trata de renovar algo que se está deteriorando. En comparación con otras ciudades, Jerez se queda muy atrás.

-¿Cree que si el graffiti fuese legal tendría el mismo seguimiento?

-Hay dos tipos de graffiteros, a los que les gusta pintar y a los que les gusta la adrenalina que conlleva, que para mí también es totalmente respetable. Si fuese legal creo que habría menos personas que pintarían la ciudad, sólo quedarían aquellos a los que verdaderamente les gustara pintar y se ceñirían más a los espacios dados.

-De entre todos sus 'compañeros de spray', ¿a quién admira?

-De hecho aquí en la provincia de Cádiz hay mucha gente que pinta bastante bien. Lo malo es que tenemos una mentalidad de pueblo increíble. Tenemos a 'Belin' de Jaén conocido internacionalmente y que colabora mucho con el Ayuntamiento, también está 'El niño de las pinturas' de Granada o 'Sr. Loba' de Chipiona.

- Y profesionalmente, ¿hay algún proyecto propio que destaque en especial?

-Pues he trabajado varios años con una asociación de El Puerto llamada Nexo Joven. Esta asociación se creó hace muchos años. A partir de madres con hijos toxicómanos en la cárcel, aunque ahora se dedica a la prevención. Se trata de un colectivo sociocultural que hace actividades y ayuda a los barrios más necesitados. Por ejemplo, en el peor barrio de El Puerto, tienen una casa en la que los niños hacen actividades, le dan de merendar, al que le hace falta una ducha se la dan y así no están en la calle y están entretenidos. Yo les ayudaba con charlas de concienciación y actividades.

-Su último trabajo se engloba en un proyecto de mejora del barrio Río San Pedro en Puerto Real, ¿cómo comenzó su implicación con esta ciudad?

-Flores Domínguez me llamó para que colaborase con ella en su tesis doctoral, que planteaba cómo el graffiti ayuda los niños a relacionarse. Comenzamos haciendo el proyecto, con una parte teórica que impartía ella y otra práctica que la llevaba yo. Mediante unos juegos los niños hacían dibujos y después yo reunía esos dibujos y escogía de cada uno un poco y los pintaba un poco mejor, porque eran niños de cinco o seis años. Luego lo pasaba a un mural y dejaba unas partes sin pintar que los niños completaban. Hace que se vean integrados en el mural, convivan juntos y entre todos se ayuden.

-Y a raíz de esa colaboración, ¿le han surgido otras similares?

-Ahora mismo no. Por ahora la cosa está muy 'pará'. Lo que ocurre es que hay ayuntamientos que no están dispuestos a apostar nada por artistas de la calle. La tesis ya se ha presentado favorablemente y esperamos seguir trabajando. La experiencia con los niños me ha gustado mucho. Por eso presentaremos el proyecto en distintos sitios para ver si podemos hacer cursos con la misma dinámica.

-¿Qué cree que aporta el graffiti a la ciudad?

-Aporta más de lo que nosotros creemos, porque la decoramos por muy poco, le da vida y se revaloriza. Una pared deteriorada puede que se convierta en una obra de arte y puede atraer al turismo. Hay mucha gente que al igual que va a ver los caballos o al Museo de los Relojes, también le llama mucho la atención esto. Los turistas se interesan mucho cuando me ven trabajar. Imagínate esas paredes del centro que están deterioradas, si se pintaran. Incluso es bueno porque el spray es más resistente.

-¿Qué no pintaría nunca?

-A mí no me gusta que se pinten lugares históricos o monumentos, por muy feos que sean algunos. Respeto el trabajo de ese hombre y también los sitios de un particular. La mayoría de sitios que se pintan son de grandes empresas como las eléctricas.

-¿Considera que el graffiti es arte?

-Sí, incluso para mucha gente el graffiti es pintar en la pared y eso ya se hacía con las pinturas rupestres. Además para mí es una de las artes que llega a más gente, porque tú puedes ser el mejor pintando cuadros, pero ese cuadro está destinado a quedarse en un museo o en una casa. El graffiti es algo que tú le regalas al pueblo, que pueden disfrutar gratis, está al servicio del ciudadano. Es mucho mejor que esos carteles de publicidad que se caen y estropean. Lo que pasa es que no estamos abiertos a evolucionar.

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