Cultura

Bodganovich regresa a la Mostra de Venecia entre aromas de la comedia clásica

  • El veterano vuelve a la dirección diez años después con 'She's Funny That Way', una cinta inspirada en los trabajos de Lubitsch

"No me gusta morder la mano que me da de comer, pero Hollywood va en dirección equivocada", se quejó ayer Peter Bogdanovich sobre el alud de precuelas, secuelas y efectos especiales en los cines. En Hollywood se copia mucho, lamentó ayer el veterano cineasta (Nueva York, 1939) enla Mostra de Venecia, donde presentó She's Funny That Way, la película con la que regresa a la dirección tras una década sin ponerse detrás de la cámara (delante sí lo hizo, por ejemplo, como lacónico y socarrón psiquiatra en Los Soprano). "Ahora todo se trata de tener una buena taquilla el primer fin de semana", zanjó Bogdanovich, que ofreció casi dos horas de risas con su comedia protagonizada por Owen Wilson.

Ahora, se lamentó el director de The Last Picture Show, no queda espacio para pequeñas películas, por eso él tuvo que recurrir al apoyo de amigos como Wes Anderson y Noah Baumbach, que figuran en los créditos de su nueva como productores. Parece, desde luego, que amigos a Bogdanovich no le faltan, pues también Quentin Tarantino aparece en She's Funny That Way, en esta ocasión literalmente, realizando un cameo, al igual que Cybill Shepherd.

El filme, que se muestra fuera de concurso, gira en torno a un director teatral que, tras conocer a una prostituta decide ayudarla a abandonar su profesión. A esta cinta de enredo, que bebe del cine clásico estadounidense, una comedia sencilla, incluso simple, pero también muy divertida, se suma una peculiar psicoterapeuta (interpretada por Jennifer Aniston) que parece, en realidad, la más necesitada de una buena terapia.

Bogdanovich, que rueda y ambienta la comedia en su Nueva York natal, comentó que no le interesan las producciones con efectos especiales. "Me gusta hacer reír a la gente. Ese es el mayor placer, el mayor regalo para un cineasta", aseguró el director, que escribió esta comedia romántica con su ex mujer Louise Stratten a finales de los años 90 porque estaban viviendo entonces momentos duros y querían animarse.

La idea nació de una experiencia personal del cineasta durante el rodaje en Singapur de Saint Jack (1979), que casualmente fue distinguida en su momento en este mismo festival. El director conoció a unas prostitutas a las que les dio dinero para empujarlas a iniciar una nueva vida. Con esa idea e inspirado por Cluny Brown, de Ernst Lubitsch, nació esta comedia que su protagonista, Owen Wilson, el único miembro del trío protagonista presente ayer en Venecia.

En la jornada de ayer destacaron otras dos películas, muy distintas entre sí. En 99 Homes, dentro de la Sección Oficial, el estadounidense Ramin Bahrani propone una mirada a las inmundicias de la corrupción inmobiliaria, deshaucios incluidos, con Andrew Garfield, que cambia aquí las mallas de Spiderman por el mono de albañil, y Michael Shannon en los papeles protagonistas. Y fuera de concurso el austriaco Ulrich Seidl, encantado con su papel de provocador oficial, presentó In the Basement (En el sótano), un documental sobre, literalmente, los sótanos de sus vecinos.

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