El sextante del comandante

Rudolf Hess: El vuelo del loco

  • Un misterio. 73 años después de su caída y apresamiento en suelo británico, aún hay quien defiende la teoría de que el lugarteniente de Hitler viajó a Inglaterra para ofecer un plan de paz.

Cerca de cumplirse 75 años de uno de los vuelos más extraños y misteriosos de la historia, el escritor británico Peter Padfield sugiere en una biografía que cuando Rudolf Hess fue hecho prisionero después de su accidentada llegada a Escocia, llevaba consigo un plan de paz firmado por Hitler que tanto los alemanes como los británicos han negado sistemáticamente a lo largo de la historia.

En la tarde del 10 de mayo de 1941, en Augsburgo, Rudolf Hess se puso a los mandos de un bimotor Messermicht 110 especialmente acondicionado y, pasadas las diez de la noche, después de volar 1.400 kilómetros, se lanzó en paracaídas en un campo escocés cerca de Edimburgo cuando el aparato comenzaba a pararse por falta de combustible. Una vez en tierra Hess se presentó en una granja identificándose falsamente como el capitán Alfred Horn y pidió que le llevaran a Dungavel House, residencia del duque de Hamilton, un hombre por el que el fiel seguidor de Hitler sentía una profunda admiración y para quien decía traer un mensaje de suma importancia.

Avisada la Home Guard, el falso capitán Horn pasó unas horas en una diminuta mazmorra rural hasta que fue visitado por Hamilton, que certificó lo que ya era un secreto a voces: aquel hombre cejijunto de mirada perdida no era otro que Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler y segundo jefe del III Reich. A partir de ese momento las versiones divergen pues, mientras unos aseguran que entregó a Hamilton un mensaje firmado por el propio Hitler, otros sostienen que lo recitó de memoria, aunque ambas partes coinciden en que se trataba de una propuesta de paz en la que los alemanes se ofrecían a retirar sus divisiones de Francia y otros frentes a cambio de que Inglaterra se mantuviera neutral en la guerra que Alemania estaba a punto de declarar a Rusia. La cuestión, por tanto, estriba en determinar si Hess hablaba por boca de su Führer o sencillamente se representaba a sí mismo.

Tras la meteórica toma de Francia en la Segunda Guerra Mundial, los alemanes se lanzaron sobre Inglaterra; sin embargo, año y medio después, hundido el acorazado Bismarck y sin que los Stuka alemanes fueran capaces de imponerse a los Spitfire ingleses, Alemania comprendió que no iba a poder tumbar a Inglaterra, volviéndose entonces hacia Rusia, objetivo histórico real del Primer, Segundo y Tercer Reich, como se desprende del Lebensraum (expansión al este), ideario de Hitler y sus antecesores en el gobierno de Alemania. Pero la conquista de Rusia, difícil de por sí, resultaba prácticamente imposible sin cerrar antes el frente del oeste, lo que justificaría la oferta de Hess al duque de Hamilton que, por lo tanto, podría muy bien estar suscrita por Hitler.

Tras un breve internamiento en la famosa Torre de Londres y después de circular durante varios años por distintos garitos del MI6 en los que fue sometido a todo tipo de interrogatorios, los médicos que lo atendían llegaron a la conclusión de que Hess era un psicópata y un hipocondríaco que llevaba consigo todo un arsenal de medicamentos. Juzgado en Nuremberg al final de la guerra fue condenado a cadena perpetua, cumpliendo condena en la prisión de Spandau, localizada en la parte británica del Berlín ocupado por los aliados tras el fin de la guerra. Allí fueron confinados los siete jerarcas nazis condenados en Nuremberg, tres de ellos, Raeder, Funk y el propio Hess, a cadena perpetua, aunque sus compañeros fueron liberados antes de cumplir condena por razones humanitarias. De esta forma, a partir de 1966, cuando era mentalmente una ruina, Hess se quedó solo en Spandau, dando lugar a algunos movimientos humanitarios que abogaban por su liberación, algo a lo que los ingleses se negaron sistemáticamente a pesar de que el mantenimiento de una cárcel con capacidad para 500 presos y de una compañía de soldados para vigilar exclusivamente a uno viejo y loco resultaba altamente gravoso al erario británico, lo que a su vez originó que surgieran algunas voces reclamando su traslado a Inglaterra.

Hess murió en agosto de 1987 a la edad de 93 años de forma tan misteriosa como había transcurrido su vida, pues lo que para los encargados de su custodia fue un suicidio, y esa es a fecha de hoy la causa oficial de su muerte, para su familia, que pidió una segunda autopsia que dio como resultado muerte por asfixia, no fue otra cosa que un asesinato.

Asesinato o suicidio queda para la historia la duda de si Hitler estaba al tanto de su misterioso vuelo y posterior oferta de paz. En sus memorias, Heinz Linge, ayuda de cámara de Hitler, sostiene que éste reaccionó airadamente cuando supo del vuelo a Inglaterra de su lugarteniente y su posterior oferta de paz, lo que hace pensar que, acorde a su enfermiza personalidad, Hess podría haber trasladado a los ingleses una propuesta que Hitler no le había pedido pero que realmente necesitaba. De ser cierta la hipótesis de Peter Padfield, la existencia de la propuesta firmada por Hitler dejaría a este como un mentiroso y un embaucador, pero eso no sería noticia; sin embargo los ingleses tendrían que justificar ante su pueblo el hecho de no haber estudiado una oferta de paz que habría evitado la muerte de millones de ingleses, algo que a fecha de hoy tal vez fuera aceptado por los súbditos de Su Graciosa Majestad, aunque en el momento de la oferta podría haber tenido una consideración diferente, cuando Inglaterra sufría diariamente el ataque de la aviación alemana, los buques aliados se hundían víctimas de los torpedos alemanes y miles de adolescentes comenzaban los primeros entrenamientos para la operación que habría de llevarlos a morir en las playas de Normandía.

Enterrado inicialmente en la localidad bávara de Wunsiedel, en julio de 2011 las autoridades municipales denegaron a la familia de Hess la prolongación del arrendamiento de su tumba para evitar que terminara convirtiéndose en un santuario nazi. Sus restos fueron incinerados y esparcidos en el mar, que desde entonces guarda celosamente su secreto junto a otros muchos misterios sin desentrañar.

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