Cultura

'Blockbuster' de sastrería

Acción, Reino Unido, 2015, 129 min. Dirección: Matthew Vaughn. Guión: M. Vaughn, Jane Goldman. Fotografía: George Richmond. Música: Henry Jackman y Matthew Margeson. Intérpretes: Colin Firth, Taron Egerton, Samuel L. Jackson, Mark Hamill, Mark Strong, Michael Caine, Sofia Boutella, Jack Davenport, Sophie Cookson. Cines: El Centro, Bahía de Cádiz, Bahía Mar, San Fernando Plaza, Al Andalus, Odeón.

Ahora que James Bond se nos ha puesto más serio, complejo y trascendente de la mano de Sam Mendes y Daniel Craig, no es mal momento para recuperar el espíritu más lúdico y pulp de las veteranas sagas del cine de agentes secretos británicos.

Eso es lo que se propone, nada más y nada menos, esta Kingsman salida del cómic de Mark Millar y David Gibbons, un divertimento con hechuras de blockbuster que tiene en su generosa autoconciencia posmoderna, en sus muchos guiños a la vieja rivalidad entre la cultura popular de Estados Unidos y la del Reino Unido y en un agradecido desahogo salvaje y violento, por momentos en el límite entre los dibujos animados y la estética de los videojuegos subjetivos, unas bazas incuestionables para el entretenimiento de masas sin renunciar a una cierta inteligencia adulta.

Matthew Vaughn (Layer Cake, Kick-Ass, X-Men, Primera Generación) parece el director idóneo (firma, además, el guión) para este frenético training de jóvenes cachorros de una exquisita agencia secreta que, como no podía ser de otra manera, tiene a una elegante sastrería de Saville Road como tapadera para su poderosa artillería subterránea, conjugando con acierto la caricatura del lumpen de barrio con la alta costura y la flema propia de los barrios pijos, la prestancia y estoicidad de la vieja guardia de los Michael Caine, Colin Firth y Mark Strong con la arrolladora y saltarina promesa de esas nuevas generaciones (Taron Egerton) capaces de prolongar la tradición y la saga con un nuevo toque macarra y canalla.

El argumento de Kingsman saca petróleo irónico de los miedos y temores de la nueva era global e hipertecnológica, haciendo de los teléfonos móviles una nueva arma de control y destrucción masiva, y conjuga en una estupenda pareja de malos, protagonizada por un caricaturesco Samuel L. Jackson y por la hipnótica y cortante Sofia Boutella, esa ineludible tradición de trazar a unos antagonistas al mismo nivel o incluso por encima de nuestros enchaquetados y protocolarios héroes, a los que sin duda auguramos larga vida en la pantalla en nuevas aventuras. 

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