-¿Cómo está viviendo estos últimos días como antigua azafata?

-Agobiada. Sobre todo porque al principio era todo un caos y viendo que el avión salía desde Barcelona piensas en tus ex compañeros de trabajo. También estoy afectada porque viajo todos los días y se te pasan muchas cosas por la cabeza. Estoy afectada, como todo el mundo, pero en un grado más de cercanía.

-Solo hace falta curiosear sus redes sociales para ver que hoy está aquí y mañana allí ¿Cómo se vive esa vida?

-Y pasado en otro lado también, (risas). Hay que aprovechar antes de Semana Santa y trabajar un poquito que luego tengo unos días libres y quiero irme con un buen sabor de boca.

-Véndame su actuación en Jerez.

-He montado un espectáculo exclusivo para vosotros porque quería hacer un repaso, estando en Jerez, de temas más latinos-aflamencados de mi carrera, como fue 'Corazón de fuego'. Ya que estamos en el sur hay que darle un poquito más de vida a ese flamenco.

-¿De dónde saca tiempo para hacer exclusivas por conciertos?

-Me dedico exclusivamente a mi carrera, tengo poca vida personal. Tengo la suerte de tener un trabajo súper creativo, me encanta sentarme delante del ordenador y cuidar cada concierto como el que hace un regalo a alguien. Me gusta envolverlo bien, escoger el lazo... Cada sitio y cada zona requiere de un cuidado especial y en este caso a Jerez vuelvo después de ocho años cuando estuve en una celebración por las motos.

-Hablando de repaso, hace diez años que Soraya saltó a la palestra. Parece ayer...

-Lo parece, pero también es cierto que cuando piensas y valoras cómo han sido estos años te das cuenta de que ha habido mucho trabajo detrás, mucho esfuerzo, mucha inversión en todos los sentidos..., pero ha merecido la pena.

-Se aprovechan estos aniversarios para recapacitar, ¿cuál es su momento más dulce de esta década en la música?

-El momento más, más dulce musicalmente hablando es el día que monté mi sello discográfico. Ese día empecé a tener mi carrera en mis manos y decidí cómo quería mi proyecto, cuánto invertir y todo lo demás. Era una necesidad que yo tenía. Aunque en el día a día también hay momentos dulces.

-Hay otras artistas que apuestan por dar este paso, ¿cómo se fragua y qué cambia en ese momento?

-No es una actitud de sentarte, valorarlo y hacerlo. Es una necesidad y automáticamente lo hace el cuerpo. Yo veía mi carrera de una manera y justamente mi anterior discográfica no compartía esta visión. Cuando uno es un cantante nuevo, novato, sí necesita de una discográfica grande que le ayude.

-'Universe in me', su último disco, salió en 2013, ¿qué podemos adelantar del próximo?

-Va a haber un single. Tengo esa manía, que también la tiene Rihanna y artistas de la música electrónica. Vamos a ir lanzando singles cada cierto tiempo aunque no pertenezcan a un álbum. Creo que es lo que se está moviendo. Para el mes de mayo voy a sacar 'You didn't do it', que va a ser un tema con reminiscencias disco. La primera vez que lo escuché me recordó a cantantes de finales de los 70, como Donna Summer. Después de una balada como 'El huracán', atacamos el verano con un tema bailongo, con una coreografía preparada para que el público se la aprenda, un videoclip divertidísimo y con ganas de que lo escuchéis.

-¿Hay alguna colaboración importante detrás de este nuevo trabajo?

-No, ¿sabes qué?, se me pasó la época de hacer duetos, y duetos, y duetos. No te voy a mentir, cuando estábamos en el estudio pensamos, 'oye ¿y si lo hacemos con alguien?', pero rápidamente me negué. Si esto se tiene que convertir en un éxito lo voy a hacer yo sola y si alguien lo quiere compartir luego conmigo, lo haré.

-Soraya no se aburre.

-Es lo bueno de este trabajo, está dentro de lo artístico. Si fuera actriz sería más complicado, pero es que encima siendo cantante puedo jugar con el pelo, los vestuarios, subirme al escenario como quiera... Me lo paso como una niña jugando a las muñecas.

-También hay una sorpresa por este aniversario.

-En octubre sale la niña bonita, como yo digo, que es mi autorregalo y para mi público. Se llama 'Akústika' y es un repaso por absolutamente toda mi discografía. Son dos horas de DVD, es mi pequeño experimento. Tenía ganas de que la gente escuchara mi voz, que fuera palpable, orgánica, que no hubiera nada de electrónica por medio.

-En estos diez años también ha cambiado la sociedad, con la irrupción las redes sociales, ¿cómo afronta un artista estos canales?

-Al principio te cuesta, porque efectivamente a nadie le gusta que opinen para mal, pero es una herramienta más de nuestra carrera, no solo de los cantantes. Al fin y al cabo todos somos curiosos, yo también tengo artistas a los que sigo y me gusta saber cómo se cuidan, qué hacen... Nos sentimos cercanos y así nos conocen mucho más.

-En esta vista atrás también aparece Eurovisión, ahora que también está tan próximo y va su compañera Edurne, ¿qué recuerdo se ha quedado?

-El de una gran oportunidad. Vives tus más y tus menos pero efectivamente, después de los años y valorando la trayectoria fue muy positivo y me abrió muchas puertas en Europa. Es un medio de exposición masivo, son 300 millones de europeos los que te ven. ¡300 millones! Fue bonito, primero para representar a mí país, y luego para por supuesto abrirme mercado.

-También habrá habido algún momento agridulce en estos diez años.

-Pues quizás, el resultado del paso por Eurovisión. Aunque al final en la vida hay que saberle dar la vuelta a la tortilla, quedar la penúltima en un concurso a nadie le apetece pero luego yo tuve la oportunidad de utilizar eso que había vivido allí para sentirme más segura y a la hora de tomar decisiones. Juré en ese momento que nadie jamás iba a volver a tener el control de mi carrera y así ha sido. Fue una masterclass de la que aprendí muchas cosas.