lolita flores. actriz

"No soy una actriz al uso, pongo mi alma entera"

  • La madrileña llega a las 21,00 horas al Pedro Muñoz Seca con una adaptación de 'La plaza del diamante', dirigida por Joan Ollé

-Esta noche se subirá al escenario del teatro municipal Pedro Muñoz Seca para ponerse en la piel de Natalia, 'La Colometa', una mujer huérfana de madre cuya historia transcurre en la Barcelona de la Posguerra. A partir de aquí, ¿qué van a poder ver los espectadores?

-Pues a Lolita sentada en un banco contando la historia de Natalia, que es apasionante, maravillosa, con tintes dramáticos y con alguna sonrisa que otra. Es un monólogo en el que voy contando mi vida, desde que conozco a mi marido, cómo era la Barcelona de aquella época, cuándo viene la República, la Guerra... Mi grandísima revolución con las palomas, porque a mi marido le gustan las palomas... Es una obra de Mercè Rodoreda que ha sido muy premiada y que la conocen en el mundo entero.

-'La plaza del diamante' originalmente fue una obra publicada en el año 1962 por Mercè Rodoreda. ¿Qué diferencias se pueden encontrar entre la novela y esta adaptación de Carles Guillén y Joan Ollé?

-La obra es una novela de muchas páginas. Evidentemente, el texto del monólogo dura una hora y diez, y cuarto, entonces, está muy resumido. Se cuentan muchísimas cosas, pero no se puede contar toda la novela, porque, lógicamente, lo que han sacado Joan Ollé y Carles Guillén, que han sido los adaptadores en castellano, es la esencia. Eso es lo que se explica.

-A pesar que la historia tiene lugar en Barcelona, todo el mundo que asiste a la representación la identifica con su propia realidad, ¿había más de una 'Colometa'?

-Aunque sea una chica catalana que habla de la Barcelona de aquella época, no tiene nada que ver, puede ser en cualquier país del mundo donde haya habido una guerra o en cualquier ciudad de España.

-Durante una hora y diez usted se encuentra completamente sola en el escenario contando las vivencias desgarradoras de una época negra para España, ¿cómo consigue que el espectador mantenga la atención?

-Porque soy la única que está en el escenario. Si hubiera más gente, le prestaría más atención a más gente, pero como estoy yo sola... no tiene nada más que verme y escucharme a mí. A la gente le va a gustar, porque en todas partes donde he estado el teatro siempre se ha puesto de pie al final, la gente se emociona, llora, ríe... Es una obra que lo mismo para mujeres que para hombres, que para niños, porque no dice tacos, no es obscena, sino al contrario, es una obra con una literatura preciosa, está muy poetizada. Es una obra muy bonita.

-La crítica coincide en que durante este papel usted posee "un don inusual: la rotunda capacidad de conmover sobriamente, sin énfasis, y de hacerte ver su historia anterior en un espejo desazogado". ¿Fue duro prepararse este papel?

-No. No soy una actriz al uso, simplemente cuando me gusta un texto y me gusta un personaje me meto dentro de él. Le pongo mis ojos, mi voz, mis manos, mi alma entera, me meto dentro de ese personaje, dentro de esa mujer. El personaje lo cojo cuando salgo al teatro y lo suelto en cuanto que termino.

-Todo el peso de 'La plaza del diamante' recae en usted y en el texto, estando la escenografía compuesta solamente por un banco y poco más. Tiene una gran responsabilidad…

-Era un reto. En realidad era un reto para mí y por eso lo acepté. Creo que es un regalo del cielo que Dios me ha mandado el hacer esta obra tan maravillosa. Me está dando muchas satisfacciones y estoy muy contenta.

-La dirección y la dramaturgia han corrido a cargo de Joan Ollé, quien también es actor. ¿Esto ha ayudado a que todo sea más fácil?

-Soy muy obediente, me he dejado llevar por las directrices del director y luego he puesto de mi cosecha, lógicamente. Es una simbiosis que se hace entre el director y el actor, son cambios de opiniones hasta que se va construyendo el personaje y ya está.

-Aunque nunca se le presta la atención que merece, la iluminación, realizada por Lionel Spycher, ayuda a crear esa atmósfera para introducirse en la historia de 'La Colometa'. Es algo básico para la creación de la atmósfera...

-La atmósfera la creo yo con mis palabras. No hay atmósfera, no me levanto del banco. La iluminación es preciosa, también ayuda. Ayuda la iluminación, el vestuario, el banco que es de los años 40... Está muy cuidado.

-Tiene a sus espaldas una gran trayectoria tanto en el mundo de la televisión como en el del cine, aunque no tanto en el del teatro. ¿Por qué 'La plaza del diamante' sí?

-Teatro hice Ana en el trópico, he hecho Sofocos, hice Don Juan Tenorio en verso... Lo que pasa es que hay gente que no se acuerda o no lo sabe. No he hecho mucho, pero sí he hecho teatro. Porque me ofrecieron este papel y la verdad es que me enamoré de él, de lo que dice esta mujer, de lo que cuenta. Dije que sí.

-Ahora que se aproximan los meses estivales, ¿qué proyectos le esperan a Lolita Flores?

-En agosto estoy en el Teatro Romano de Mérida con La asamblea de mujeres, sólo diez días.

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