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Presupuestos

De 960.000 a 125.000 euros en 7 años

  • Las aportaciones económicas al Villamarta de las instituciones han descendido en más de un 86%. Otros teatros llevan desde 2009 aplicando planes de ajustes para paliar esa situación.

La situación financiera que atraviesa hoy por hoy el Teatro Villamarta se extrapola estos días a diferentes teatros nacionales, cuya economía, sobre todo tras la crisis generada en el país a partir de 2008, ha sufrido reveses considerables. 

 

Los números rojos instalados en los últimos años en el coliseo jerezano son el reflejo de los recortes a nivel de subvenciones y aportaciones por parte de las instituciones. Ya no sólo la Junta y el Ministerio han reducido notablemente las cuantías de sus colaboraciones, sino que el propio Ayuntamiento también ha ido mermando las ayudas. Desde que en 2008 el teatro alcanzase los mejores números en cuanto a ayudas, 960.000 euros (780.000 por parte de la Junta para Festival y Temporada Lírica y 180.000 euros por parte del Ministerio de Cultura), las cifras han ido reducidéndose hasta quedarse en los 75.000 euros más la actuación del Ballet Flamenco de Andalucía que presupuestó la Junta para el pasado Festival y los 50.000 euros que se arañaron al Inaem. 

 

El principal problema de este escenario, que ha dejado a la Fundación Teatro Villamarta en una situación límite (ya que antes del día 1 debe dejar de estar en rojo si no quiere, según la Ley de Reforma Local de Fundaciones, ser disuelta) se remonta a varios años atrás, cuando se debió plasmar un plan económico y de viabilidad para remontar el vuelo. 

 

El único movimiento de este tipo ocurrió durante los últimos ejercicios cuando el anterior gobierno municipal redujo la deuda de 998.000 euros que había de pérdidas en 2013 a 475.000 que había en 2014. Fue un primer movimiento, pero escaso teniendo en cuenta la situación en la que se encontraba el teatro desde que el PP accedió al poder, con tres años anteriores de pérdidas.  

 

Pero este mal endémico afecta a otros teatros españoles, que no obstante, sí que han aplicado un plan específico en los últimos años como consecuencia de los recortes en subvenciones. 

 

El Teatro Real de Madrid es sin duda el mejor ejemplo. En 2009 y ante el descenso generalizado de las subvenciones, su patronato decidió aplicar una nueva fórmula de financiación, un modelo que reparte equitativamente los ingresos públicos, privados y recursos propios. Tanto es así que en la última reunión del patronato la estructura presupuestaria aprobada recogía que el 70% de sus ingresos procedía de patrocinio privado e ingresos propios.    Además, se ha hecho efectivo un plan de ajuste en el que se reducen los gastos de funcionamiento, producciones y personal. 

Otro caso similar es del Liceo de Barcelona, cuya deuda alcanzaba al cierre de la temporada 2013/14 la friolera de 15,7 millones de euros. A pesar de contar también con un importante apoyo a nivel de mecenazgo, la dirección no tuvo más remedio que plantear un plan de ajuste que arrancó en 2014 y se ampliará hasta 2017. 

 

Otros espacios escénicos, caso del Teatre Lliure de Barcelona, se plantearon en su día, ante la falta de ayudas, opciones como el ERTE en los meses de verano, tratando así de encontrar un ahorro en gastos. Sin embargo, finalmente no se llevó a cabo ante la intervención del Ayuntamiento. 

 

Mucho más cerca, en Sevilla, el Teatro de la Maestranza también ha tenido que apretarse el cinturón, si bien es verdad que con apoyo institucional. En el último ejercicio, recibió 4 millones de fondos públicos, de los cuales 1,2 millones llegaron procedente del Estado, 1,4 millones de la Junta de Andalucía, más de 900.000 euros del Ayuntamiento de Sevilla y unos 456.000 euros de la Diputación de Sevilla. 

 

Curiosamente, la presencia del ente provincial es nula respecto al Teatro Villamarta (la única aportaciones fueron en 2010 y 2011 para la lírica y la orquesta Manuel de Falla). Mientras ciudades como Madrid, Córdoba, Sevilla o Málaga tienen acuerdos puntuales con los grandes teatros de las localidades (en muchos casos con programas que traspasan las fronteras provinciales, como por ejemplo el apoyo de Diputación de Málaga que hace unos días llevó al Villamarta a la Orquesta Sinfónica de Málaga), en Cádiz ninguno de los teatros significativos, caso de Villamarta o el Teatro Falla, reciben cantidad alguna. Ni siquiera participan en el que es, hoy por hoy, el mayor acontecimiento cultural de la provincia, el Festival de Jerez.  

 

A día de hoy, el coliseo jerezano necesita una reestructuración urgente, si bien es verdad es que lo más inminente es solventar el problema de los números rojos esta misma semana. Mientras, ya se barajan aumentar los ingresos, como por ejemplo en patrocinios, donde se ha pasado de los 240.000 recibidos allá por 2008 ( de ellos 132.00 fueron de la actual Caixa) a contar con apenas 20.000 en los últimos ejercicios. 

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