Cultura

Los máximos gestos expresionistas

DE nuevo, la sala de exposiciones que dirige Asís Moreno Landahl en el bello palacio del Virrey Laserna, acoge una muestra de pintura, esta vez con una atractiva exposición que retrotrae a aquel primer momento artístico donde el arte, en general y la pintura, en particular, adoptaron unas nuevas formas absolutamente diferentes a lo que había existido hasta entonces, allí donde la ruptura cromática imponía su potestad matérica.

Jacques Beeckmans es un pintor suizo adscrito en cuerpo y alma al expresionismo figurativo, en concreto a aquellas manifestaciones fauvistas donde el color ejerce una determinante función. En él, los recursos plásticos imponen sus desenlaces estructurales más acentuados con objeto de que la obra comience a ganar postulados expresivos, dimanados de unos gestos coloristas que organizan entramados con mucho compromiso plástico. La naturaleza de la representación es sustituida por un cuerpo organizativo desde donde se desprende un equilibrio de formas, de variadas circunstancias, que abren las perspectivas emocionales en una obra creada, en fondo y forma, con un estricto y riguroso sentido compositivo.

Encontramos una muestra interesante con un paisaje expresionista de supremos gestos coloristas que marcan las rutas de una representación que queda totalmente envuelta en una retícula de gran fortaleza cromática y de determinante efecto visual. Jacques Beeckmans está en posesión de un personal lenguaje en el que intervienen varios aspectos que justifican ese final tan feliz que caracteriza su obra. Por un lado nos encontramos una pintura llena de carácter, con una estructuración plástica contundente y, al mismo tiempo, rigurosa, con una acertada manipulación de los elementos plásticos, con un tenue desenlace ilustrativo que provoca la emoción del descubrimiento de una imagen sutilmente representada, con una vehemente y apasionada utilización del color y con un solvente desarrollo de los planteamientos pictóricos.

Tremendamente capacitado para afrontar cualquier situación pictórica por compleja que esta fuere y poseedor de una facilidad aplastante para adecuar la realidad más inmediata a los más envolventes episodios del expresionismo, la obra de Jacques Beckmans se nos muestra apasionante tanto en continente como en contenido. Aparentemente sigue los planteamientos de una representación aderezada con unos esquemas plásticos especiales donde la forma manifiesta abiertamente todo su imponente potencial expresivo; sin embargo, la pintura de este artista manifiesta. También, muchos matices, sobre todo aquellos que entroncan con un color dispuesto de forma pura, sin aditamento alguno, dejando que las gamas cromáticas ejerzan su más absoluta función expresiva.

Buena exposición la que podemos encontrar en el palacio de la calle Pozuelo: estamos ante la obra de un artista conocedor del medio y cómo llevarlo a cabo. Su estamento colorista y su sabia distribución escénica nos conducen por un paisaje de contundencia formal y feliz existencia expresionista.

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