Cultura

"Cervantes creó un muñeco, Don Quijote, con el fin de ridiculizarlo"

  • El escritor roteño Felipe Benítez Reyes abarrotó ayer el salón de la Fundación Bonald, donde ofreció su visión sobre el clásico universal. "El lector actual no capta su intención cómica".

El poeta y novelista Felipe Benítez Reyes ofreció ayer una ponencia en la Fundación Caballero Bonald en la que desgranó su visión sobre el mayor clásico de la literatura española, El Quijote. "El tiempo ha convertido a aquella novela cómica para su tiempo en una de las más tristes de la historia, porque el lector contemporáneo que no ha leído las novelas de caballería a las que Cervantes quería parodiar no lo capta", señaló. Como ejemplo más evidente para sostener esta postura, se apoyó en la primera frase. "El lector de la época se moría de risa con aquello de 'En un lugar de La Mancha', porque las novelas de caballería transcurrían siempre en lugares idílicos como el Reino de Trapisonda o Constantinopla. Su intención cómica es evidente desde la primera línea".

Benítez Reyes alabó una obra que "me sigue fascinando, cada vez más, porque es un artefacto literario mágico, que tiene esa condición de viajar a través del tiempo, entre las generaciones. El Quijote es un libro mutante, que ha ido convirtiéndose en una cosa distinta a lo largo de los siglos". El autor rechazó, eso sí, la interpretación por la que apostaron durante el romanticismo. "Ese ideal de héroe que lucha por sus ideales, en un mundo de personas mezquinas, ruines, yo creo que es difícil de encontrar en la intención de Cervantes. Por esta interpretación apostaba Turgenev. En contraposición se encontraba Nabokov, para quien El Quijote es una enciclopedia de la crueldad, en la que Cervantes se divierte apaleando a su héroe, llevándolo incluso a deshonras fisiológicas", explicó.

El roteño capta, en cualquier caso, dos planos en el desarrollo de la obra. Por un lado, el de "ese muñeco que crea y trata de ridiculizar", y otro en el que a veces "Cervantes le presta su voz sobre cuestiones del mundo, cuando Don Quijote se sale de locura y se engrandece, y nos suelta, por ejemplo, el discurso de las armas y las letras". Esta captación nace en Benítez Reyes, en parte, como autor él mismo de narrativa. "Cuando un novelista configura un personaje, hay oscilaciones, y puede desconfigurarlo en favor de un personaje que tiene él. Yo lo entiendo de ese modo".

Por otro lado, el autor confirmaba ayer que estaría hoy en el acto de inauguración de bustos de Miguel de Cervantes y William Shakespeare en la plaza del Mercado, un homenaje que parte del cumplimiento este año del IV centenario del fallecimiento de ambos autores universales. "Me parece bien que se haga ese tipo de cosas, que ayudan a recordar a los clásicos y mantener el respeto al legado de la tradición". En particular, porque "la vida no se puede convertir en un vértigo de novedades, del último best seller. La cultura es una línea continua que va muy atrás en el tiempo. Los clásicos nos hablan de los problemas de hoy con la voz de ayer. La tendencia es la novedad, en detrimento del mantenimiento de ese legado inagotable y muy rico".

Preguntado sobre qué consejo podría extraerse de la obra de Cervantes para la sociedad actual, Benítez Reyes, fiel a un estilo mordaz, en lugar de optar por algún pasaje concreto, prefirió cerrar con una original y general coda. "Don Quijote demuestra que, en la vida, los locos pueden conseguir tener mucho éxito".

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