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Cultura

Letras que suenan bien en la Bonald

  • El compositor Luis de Pablo abre el Congreso con una magistral conferencia en la que justifica los orígenes de sus composiciones.

Suena la música en la calle Caballeros, 17. La puso el prestigioso compositor Luis de Pablo en la conferencia inaugural ayer del XVIII Congreso de la Fundación Caballero Bonald, 'Mi música y los textos: de Góngora a Caballero Bonald (con algunos excursus)'. Una cita que este año está dedicada a la música y la literatura, y que fue presentada por la alcaldesa, Mamen Sánchez; el director general de Innovación Cultural y del Libro de la Consejería de Cultura, Antonio José Lucas Sánchez; la diputada provincial, Isabel Armario Correa; José María Pérez García, gerente de la Fundación Caballero Bonald, y Lola Muyor, coordinadora de Formación del Profesorado de la Consejería de Educación, (con la ausencia de Bonald por cuestiones familiares), cuyas presentaciones parecían más bien, algunas de ellas, discursos.

Una vez acabadas estas seudoconferencias, por suerte inició su charla el auténtico conferenciante de la tarde tras la introducción de Luis Rodríguez, de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, quien hizo un ameno repaso por el currículum de De Pablo, de quien dijo que es "mucho más que un compositor de prestigio mundial". Subrayó su faceta "destacada" de creador de música para el cine, "pero el trabajo excelente de Luis es muy variado".

Fue el propio Luis de Pablo (Bilbao, 1930) quien hizo un recorrido por su propia vida, "pero no por toda, porque estaríamos aquí toda la tarde", apuntó en un continuo tono de humor, algo de agradecer en conferencias de esta talla. Pues bien, el autor, que estimó su invitación "al reino de Bonald", señaló que la música "es un arte muy precoz, que se tiene desde que uno es un lactante, es decir, que es una de las actividades más vocacionales que hay". Desde pequeño le fascinó la música. En su casa había un piano vertical y discos de placa que le encantaba romper, después de haberlos puesto al revés. Y retuvo, sin saber lo que era, un aria del primer acto de 'Las bodas de Fígaro' antes de cargarse uno de esos discos. Muchos años después escuchó la obra entera, "y claro, me sonaba de algo", apunta entre risas .

"Hice una carrera respetable", confiesa, que comenzó con música para cortos, "y con el primer dinero que saqué me marché a Alemania", luego se iría a París y otros muchos países, estancias a las que acompañó el aprendizaje de las lenguas de muchas de ellas. "Si le hubiera dicho a mi madre que me iba a dedicar al tráfico de drogas quizás no se hubiera enfadado tanto que cuando le dije que quería dedicarme a la música. Por ello tuve que hacer Derecho, también porque ella pensó que sería un gran diplomático por eso de saber francés". Una carrera musical que ha tenido muchos frutos, una música que durante un largo tiempo no tuvo salida en España, aunque sí hubo gente que se interesó por ella. "El apoyo que tuve en mi país llegó más tarde", dice.

Obligado a aprender lenguas, italiano, francés, alemán..., le despertó el hecho de la lengua en sí, de la comunicación entre los humanos y esa variación fonética increíble, llena de sugerencias para la música. "No puedo evitar transformar el sonido de la lengua en un gesto musical. Me atrae el aspecto fonético de nuestra lengua. De hecho, soy un amante de Góngora. Y lo que yo he aprendido de él leyéndolo en voz alta no lo sabe ni él mismo, más que nada porque está muerto". Y puso su música para dejar del todo absortos a los asistentes. Una gran conferencia inaugural que pone el listón muy alto y que deja abierta una banda sonora de tres jornadas, entre letras.

La tarde concluyó con la mesa redonda 'La música como argumento literario y la literatura como pretexto musical' con Antoni Marí, Clara Janés, José Mª Micó y Jacobo Cortines, que estuvo moderada por José Ramón Ripoll.

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