Cultura

"Este poemario es un perdón concedido después de años"

  • Con dolor, con experiencia personal y, sobre todo, "con intención artística", la poeta gaditana publica su nuevo libro, 'Cuando Dios se equivoca', con EH Editores

Se me antoja extraño hablar con Carmen sobre los territorios oscuros de la psique. Carmen Moreno, menuda, con mirada inteligente, grande y atenta. Carmen, la ingeniosa, la irónica, utiliza el látigo del humor (finísimo, flexible) para lacerar las defensas del que tiene enfrente. Ahora vengo a darme cuenta que también lo utiliza para lamerse las heridas. Nunca hablé con Carmen de su etapa más jodida. Nunca habé de anorexias y neurosis. Del desinterés por la vida. De la fracción de segundo en la que se dejó ir. Nunca buceé con ella, en busca de las heridas del corazón. Y ahora llega y me planta en las manos Cuando Dios se equivoca, un poemario "sobre la locura en toda su dimensión", me dice. Un poemario donde se perdona. Por fin. Donde me quedo muda. Donde cuesta hacer preguntas. Porque, ¿quién nos dice qué es la locura? ¿qué es la cordura? Cae el mediodía y se resquebraja la realidad. Carmen Moreno pone en la mesa un papel blanco mancillado por una leyenda en negro: "¿y porque dios se equivoca he de perder yo la persona que soy?"

-Es hermoso y es verdad.

-Es el resumen del libro. Algo así como la pregunta que está por encima de todos estos poemas.

-Me has dicho que el poemario va de la locura en toda su dimensión. ¿Qué abarca exactamente?

-Locura en cuanto a todo lo que se sale de lo que la sociedad marca como norma. ¿Sabes qué pasa? Pues que yo me pregunto que si dios es infalible, si es la perfección, cómo es posible que cree seres que son marginados, que viven fuera de la norma.

-Tiene dos bloques principales, Neurosis y Esquizofrenia. Explícame.

-Bueno esto tiene que ver con los tres principales protagonistas, podríamos decir, del libro. Por un lado está Hölderlin, un poeta del romanticismo alemán, que posiblemente tuviera esquizofrenia. Él murió congelado, murió de frío, porque salió de su casa y se perdió en la nieve, no supo encontrar el camino de vuelta. Por otro lado, está Leopoldo María Panero, a quien admiro muchísimo y también es esquizofrénico, y, bueno, luego estoy yo, una loca menor, y de ahí lo de la neurosis.

-¿Ha sido doloroso escribir este libro?

-Y tanto, de hecho me ha costado una psicóloga (ríe). (Ya más seria) Doloroso... Mi locura residía en una anorexia nerviosa y, seis años después del alta médica, revivir aquello pues te toca... Lo que sufres tú, tu familia, la desconexión con la realidad... Es muy doloroso pero es un libro que tenía que hacer.

-¿Cuánto tiempo has bregado con él?

-Pues dos años. Hay gente que cree que escribir poesía es vomitar lo que llevas dentro, sacarlo todo. Pero no es así del todo. Hay que hacerlo pero con una intención artística porque todo ese dolor es muy personal, toca también a tu familia, pero escribir un poemario es otra cosa, no es una charla con tu psicóloga, porque eso a nadie le importa.

-¿Hay un destinatario preferente? ¿A quién te diriges?

-Pues te voy a contestar igual que lo hizo Cela cuando le dieron el Nobel y le preguntó Nieves Herrero en una entrevista que para quién escribía. Él contestó: "¡Pues, coño, yo escribo para mí!" (lo imita). Se dirige a mí, es un perdón concedido después de muchos años. Este no es un libro de autoayuda para chicas anoréxicas. No podría escribir algo así porque no soy una profesional. Y tampoco de otra manera porque no creo en la enfermedad sino en los enfermos. Si alguien te ayuda de esa manera a salir de una anorexia, pues genial. Pero no creo que porque la hayas padecido pues ayudar a otros porque cada uno la padece de manera diferente. Por ejemplo, yo nunca mentí con la comida. En general, nunca mentí.

-¿Quién está loco? ¿Todos estamos locos?

-¿Quién dictamina quién está loco? Mi psicóloga dice que nunca te fíes de un psicólogo que nunca haya ido a terapia. ¿Quien quita una vida está loco? Todos somos capaces de matar si hay una necesidad. De matar, de mentir, de robar, incluso de morir. Decir tal está loco es algo muy frívolo. También he escuchado decir que quien sufre anorexia es porque no tiene problemas de verdad. Qué saben. Quizás si alguien tiene anorexia es porque tiene más problemas que los demás.

-¿Quién o qué es dios (o Dios) en el libro?

-Dios es la mente, lo cerebral. Es lo que reacciona en tu mente cuando te desconectas de la realidad. Pero, a veces, no lo encuentras porque, a veces, no hay nada que te asegure esa conexión con la realidad. Pero, claro, ahí llega otra pregunta, ¿qué es la realidad? ¿Qué es más real que un niño de diez años quiera jugar en el primer equipo del Barcelona o que yo, mujer de 36 años, quiera jugar en el primer equipo del Barcelona? Ninguna de las dos cosas es real pero la primera cuenta con la aceptación social. Este es un ejemplo muy exagerado pero es cierto que la sociedad pone unas condiciones para entrar en ella. Si no las cumples estás fuera, te terminan echando. Te vas de la realidad y dios lo permite.

-¿Hay algún poema especial, más complicado o más doloroso que otros?

-Creo que sí, creo que, además, es el mejor que he escrito, Mamá decía que el mundo sería mío (que Carmen Moreno nos cede para reproducirlo en esta página). La madre tiene una relación especial con el hijo, puede que el lazo biológico del cordón umbilical no se rompe cuando nacemos. La madre, en sentido general porque evidentemente hay excepciones, es un ser generoso, al que no le importa incluso poner en peligro su vida por el hijo. Mi madre tiró de mí, aún en un estado en el que la pude odiar, mi madre no se rindió y luchó incluso cuando yo no quise luchar.

-¿La madre es más valiente?

-No, a lo mejor es que tiene más miedo. Mi madre tuvo muchísimo miedo de perderme. Tuvo terror de perderme y esa necesidad de mí hizo que estuviera por encima de sus propias necesidades. En la madre todos se apoyan y todo repercute sobre ella.

-¿La poesía es el mejor lugar para hablar de esto que me cuentas? ¿Es el territorio predilecto de la locura?

-Sí porque la poesía es la libertad. El poeta no se suele sujetar a las disposiciones del comercio. La poesía es un espacio abierto a la investigación, está en constante cambio. La novela tiene una estructura que, claro, la somete, sólo algunos como Kerouac o la generación bit abrieron nuevos caminos pero no fueron muy seguidos. La poesía, sin embargo, siempre está en constante crecimiento.

-¿Y tu poesía? ¿Cómo ha mutado, si lo ha hecho, en esta obra?

-Todo lo que he hecho anteriormente ha sido experimentación. Hasta llegar a este libro. No es que reniegue de mi obra anterior. Para nada. Más bien me he dado cuenta que han sido pasos necesarios que he tenido que dar para llegar aquí. Para llegar a un lugar donde he sabido lo que quería decir y cómo lo quería decir, despojándome de la timidez, de querer agradar. Un lugar donde he sido poeta, no sé si mejor o peor, pero poeta, sacando la rabia, el dolor y no siendo tan amable. Este libro marca un principio.

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