Cultura

Asta Regia, desarrollo y caída de un reino turdetano (y III)

La ciudad de la historia

EL conflicto entre Roma y Cartago desde mediados del siglo III a.C. es una lucha por el dominio del Mediterráneo Occidental, que se salda en gran medida en suelo hispánico. Cartago ocupa el S.E. y Sur de la Península Ibérica controlando las ciudades del litoral y estableciendo un centro de administración en Carthago Nova (227 a.C.). Así conseguía el control de las zonas mineras, el abastecimiento de cereal y el reclutamiento de mercenarios para poder iniciar su ataque final a Roma (Liv. XXI, 22)

Cartago endureció en la región el régimen de prestaciones de las ciudades turdetanas y desarrolló en sus territorios un conjunto de fortalezas de control (turres), para garantizar los abastecimientos. También las relaciones entre Gadir y Cartago se vieron alteradas, pues Gadir conoció la instalación de una colonia cartaginesa; y el Puerto de Menestheo- el puerto de Gadir- se convierte en astillero y base naval para resguardar la flota al servicio de Cartago (Liv, XXVIII, 23, 6). Según se desprende de la actuación de Asdrúbal en Hispania (Diod. XXV, 12) los reyes turdetanos fueron obligados a pactos o alianzas favorables a los cartagineses, al tiempo que fueron asentándose contingentes militares de población norteafricana en las ciudades turdetanas. En el territorio de Hasta Regia fueron instalándose diferentes turres, que responden a los topónimos que luego serán recogidos por Ptolomeo y otros autores: Lascuta, Arsa, Turricina, Iptuci y, en torno a Gibalbín, quizás Ceret.

Cartago y Roma venían sosteniendo desde hacía tiempo una serie de tratados comerciales (Pol. III, 22- 24). Su última renovación se hizo hacia 279 a.C., pero los contenidos del acuerdo no variaron sustancialmente: Roma no podía acceder más allá de Carthago Nova, y los territorios turdetanos le quedaban vedados tanto al comercio de mercancías como a la fundación de colonias. Sin embargo, el desarrollo de las Guerras Púnicas hizo que estos acuerdos se rompieran, dejando abierta la posibilidad 'legal' de nuevos acuerdos comerciales entre los turdetanos y Roma

Y desde luego Roma lo tuvo en cuenta con Gades desde 206 a.C., cuando los gaditanos abren las puertas a Roma (Liv. XXVIII, 23) para recuperar sus privilegios comerciales, que Roma incrementará con creces. Se define así la primera 'contraalianza' de una polis púnica, que inmediatamente debió de tener réplicas en otras ciudades de la Turdetania. La contraalianza modificará también el viejo pacto suscrito entre Gadir y Asta. Ahora, es Gades la ciudad que se beneficia de su apoyo a Roma, y lo va a hacer a expensas de un reino de Hasta que sucumbe a la conquista romana, como ya era previsible.

En 197 a.C., cuando Roma crea la provincia de Hispania Ulterior, cambia sustancialmente la organización territorial de la Turdetania: modifica las fronteras de sus territorios (integrados desde ahora en el ager publicus, las tierras del Estado romano) y lleva a cabo una nueva reorganización administrativa que supone la progresiva incorporación del territorio de Hasta al Conventus Gaditanus, que incluye también las antiguas ciudades púnicas del sur de la provincia de Cádiz y las libio - fenices del Mediterráneo.

Es el premio a la lealtad de Gades. Y, era de esperar, los turdetanos opusieron resistencia. Livio recuerda la sublevación turdetana (Liv. XXXIV, 19) y cómo en los territorios de Hasta se libró una batalla en la que entran los lusitanos, con sus incursiones hasta Carteya en 190 a. C, en calidad de mercenarios al servicio de los turdetanos, ayudando a Hasta a retener bajo su control las tierras que Roma precisa para el abastecimiento de víveres a sus tropas, que conquistan la zona.

La lectura del bronce de Lascuta (CIL II, 5119) nos aclara más de los planes de Roma. Cuando en 189 a.C. enviaba al general Lucio Emilio Paulo, lo hacía contando ya con la fidelidad de las ciudades púnicas de la costa vinculadas a Gades: en Carteya existía una base en donde estaba apostada una flota romana desde el conflicto con Cartago (Liv. XXVIII, 30) y esto permitió, a pesar de las incursiones lusitanas, ir arrebatando el control del territorio meridional del reino de Hasta. En este cometido, el 'pacto' con Lascuta era decisivo: los habitantes de Lascuta son liberados de su vasallaje con Hasta, permitiéndoseles acuñar moneda y administrar sus territorios, pero ya dentro del 'ager romanus'. Como recuerda J. Mangas, son medidas que promocionan a los núcleos turdetanos fieles, y que aceleran el desarrollo de las contraalianzas (en este caso, frente a Cartago)

Si analizamos las acuñaciones romanas que se desarrollan en territorio gaditano en el siglo II a.C. encontramos que junto a Lascuta (en torno a Alcalá de los Gazules) emiten moneda Baelo (Bolonia), Baesipo (¿Vejer?) Asido (Medina Sidonia), Iptuci (Cabezo de Hortales), Arsa (¿en la zona de Arcos de la Frontera?) y Ceret (en Gibalbín). Estas emisiones tienen en común un rasgo destacado: en sus reversos aparecen espigas, y esto nos indica cual es la base del acuerdo con Roma: que sus territorios, ya autónomos de Hasta, faciliten trigo a la annona, la superintendencia de víveres del Estado romano.

De este modo, con la desaparición del reino de Hasta, la administración romana se consolida. Roma contribuye a reforzar la economía comercial - monetaria de la zona desde las necesidades militares y de abastecimiento de víveres, trigo en particular. Pero la ciudad que ahora 'centraliza' la administración económica de ese territorio es Gades, cabeza del 'Conventus Gaditanus' como premio a su fidelidad, cosa que las aristocracias mercantiles gaditanas supieron vislumbrar pronto.

Así, Hasta Regia está integrada desde ahora a Gades. Tuvo un papel destacado en la supervisión de la annona (así puede verse en el Itinerario de Antonino), pero ya se hace en función de una exportación a Roma, que controla Roma y administra Gades, y no Hasta. Mientras tanto, Mela (Chor. III, 4) y Plinio (N.H. III, 11) nos recuerdan que la ciudad se ha convertido en una colonia, desde la cual se impulsará el desarrollo de la romanización de la comarca de Jerez.. Pero esto debe ser analizado en otro contexto, y volveremos sobre ello en otra ocasión.

Algunas lecturas

* O. Arteaga. 'La emergencia de la polis en el mundo púnico occidental'. AA.VV. Protohistoria de la Península Ibérica. Ariel, Barcelona, 2001.

* M. Esteve, 'Miscelánea arqueológica jerezana'. Centro de Estudios Históricos, Jerez, 1979.

* L.A. García Moreno, 'Sobre el decreto de Paulo Emilio y la Turris Lascutana', en L.A. García Moreno, 'De Gerión a César'. Universidad de Alcalá, 2001, 67 ss. (ed.orig. 1986)

* R. González, F. Barrionuevo, L. Aguilar, 'Mesas de Asta, un centro indígena tartésico en los esteros del Guadalquivir'. En AA.VV, Tartessos, 25 años después. Jerez, 1993, 215 ss.

* J. Mangas, 'Servidumbre comunitaria en la Bética prerromana'. Memorias de Historia Antigua, I, 1977, 151-161. Idem,' Aldea y ciudad en la Antigüedad hispana'. Arco, Madrid, 1996.

* D. Ruiz Mata, 'El período cartaginés de la colonización púnica'. En AA.VV,' Historia de España. Colonizaciones y formación de los pueblos prerromanos'. Gredos, Madrid, 1989, 109 ss.

Fco. Antonio García Romero

Eugenio J. Vega Geán

Centro de Estudios Históricos Jerezanos www.cehj.org

Jesús Montero Vítores. CEHJ

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