Desde la Castellana

alejandro Daroca

Andalucía, cada vez más lejos y más pobre

Q UE si somos especiales, que si nuestra forma de vida es distinta, que si las prioridades de los andaluces nada tienen que ver con las de otros europeos, que si el clima, la temperatura y el sol son muy diferentes con respecto a otras latitudes, que si el estilo de vida familiar difiere mucho de otros ambientes sociales en el resto de España, que si… y así nos vamos defendiendo de la conclusión de que Andalucía es cada vez más pobre y está más lejos de los parámetros de otros países, e incluso Comunidades de nuestro entorno, y nos alejan más de los niveles de vida del que los demás disponen y disfrutan. A pesar de todos esos "peros" que somos capaces de anteponer en nuestros argumentos, cada año estamos más en el culo del mundo y nuestras cifras de calidad de vida distan mucho de ser no ya óptimas, sino simplemente deseables. Y así nos va.

Leo las cifras que acaba de hacer públicas la oficina estadística europea Eurostat, que suele medir los parámetros de calidad de vida de todos los países de Europa. Y no es que España vaya mal, que va, sino que llama la atención el descenso vertiginoso que sufre Andalucía y la lejanía de esa palabra que tanto llenó la boca de los socialistas en el poder, que es la de convergencia. Ni convergemos ni lo haremos en mucho tiempo, al menos si seguimos con los políticos de tres al cuarto que tenemos en la Junta de Andalucía y si seguimos con esa mentalidad nefasta de que "aquí somos diferentes". Desde luego que somos diferentes, pero en cantidad de parados, en nivel de vida, en pobreza material e intelectual, en abandonos escolares y en una falta de exigencia mínima de objetivos y que nuestros hijos se desarrollen como lo hacen el resto de los europeos.

Los últimos diez años han sido nefastos. Las cifras cantan por sí solas y vienen a demostrar que el producto interior bruto en Andalucía ha caído hasta por debajo del 73 por ciento de esos índices de convergencia. Dicho de otra manera, y para entendernos, si la media de nivel de vida entre todos los países de la UE es de 100, nosotros solo llegamos al 73 %. España, en general, se mantiene en un 96 por ciento, muy cerca de los niveles medios de los europeos y gracias a que zonas como el País Vasco, Baleares, Cataluña, La Rioja, Navarra y sobre todo Madrid superan ese 100 de media. Pero Extremadura, Andalucía, Murcia y Castilla La Mancha ni llegan al ochenta por ciento.

¿Y eso que quiere decir? Pues que al ser considerada una región "pobre" nos convertimos en "objetivo" de los fondos europeos, que nos tendrán que seguir ayudando a salir de la hondonada hasta el 2020, con cerca de 10.000 millones de euros. Está bien que nos ayuden, pero no es precisamente motivo de orgullo y sigue produciendo una gran insatisfacción. Cuando se circula por Europa uno se da cuenta de las importantes diferencias en el "modus vivendi" de la ciudadanía y de los privilegios de los que gozan en otras latitudes. Es cierto que el dinero no hace toda la felicidad, pero ayuda en cantidades importantes. Y mucho más si es para el bien común. Es un lamento cuyas lágrimas caen en terreno baldío. Es nuestro sino, nuestra idiosincrasia, nuestra forma de ser, nuestros "lunes al sol", nuestras torpezas en elegir a los políticos que nos rigen, es lo de "si el niño es tonto ya le dará la Junta una paguita", son un sinfín de particularidades que nos impiden alcanzar niveles de vida, de ocupación y de educación mucho más dignos.

darocabruno@gmail.com

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