Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

La columna

Bernardo Palomo

Madrugada novelera

Eran, por lo visto, más o menos, las dos de una Madrugada sin problemas climatológicos. Dicen que los hieráticos nazarenos de larguísimo capirote de ruan negro habían salido, ya, de San Miguel; dicen, también, que los enhiestos cipreses blancos del imponente paso del mejor Chabeli se abrían camino hacia Santa María y Honda, mientras los del bello palio de la Esperanza de la plaza se disponían a salir de una iglesia sin frailes. Cuentan, asimismo, que por la Plazuela, otra Esperanza de oro coronada en tiempos de pobreza, alegraba la noche con sones de festiva espiritualidad. También, por supuesto, nazarenas de toda la vida, con farol penitencial, buscaban san Juan de Letrán escribiendo otra página de sabia y ancestral historia, camino de aquel viejo campo que llamaban de San Sebastián. De la Merced, llegaban en silente caminar, otros, asimismo, de luto ruan. Las calles estaban repletas de público viviendo, y bebiéndose, una madrugada que se anhelaba. Cuentan que una explosión, rompió el sereno transcurrir de una noche distinta pero como, casi, siempre. La gente que es novelera y está marcada por tantas horas de atontamiento televisivo, se creyó en medio de los conflictos ucranianos o, simplemente, que hasta Jerez llegaban los ecos de aquella otra santa noche sevillana donde se extralimitaron los acontecimientos. Hasta en eso había que parecerse a una Sevilla, aquí, madrastra antes que madre y maestra. Todo Jerez vivió aquel desgraciado accidente. Todos estaban comprando churros en el lugar de los hechos, nadie faltó a la cita de tan estampida nocturna, todos fueron empujados, pisoteados y hasta medio infartados. Abuelas, madres y niñas vivieron en primicia la dramática escena. Parece como si todo el pueblo, allí presente, hubiese probado la hiel de la tragedia en una cola de los churros. Pregunten, si no, a esa vecina que lleva años sin salir a la calle. A ella, también, le pilló el bombazo cafetero. Dice que salía del único aseo que, en Semana Santa, no pone aquello de AVERIADO.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios