LO de Gaza y Palestina es de inhumanos. Y de cómplices crónicos lo de todos los encorbatados que justifican un sueldo diplomático sin tener ni pajolera idea de lo que lo son los valores. Lo de Ucrania, para hacer una tesis sobre la desvergüenza de pueblos que van a la deriva sin ton ni son. Lo de las milicias salvadoreñas más de lo mismo. Lo del país Vasco o lo de la clave catalana, una apuesta sobre ciegas. Por otra parte, los del Vaticano, una bocanada de aire fresco en el mundillo nauseabundo de piedras filosofales de las religiones. En cuanto a las veleidades de la gente sin principios, una bocanada de aire maloliente en las cuerdas vocales de nuestras gargantas afónicas de quejíos. Pero sobre todo, hay un cursillo acelerado de babas que caen de las comisuras bucales de gente sin principios que no saben que las zarandajas que ellos enarbolan son un cántico o insolidario a los principios de la ética solidaria, en campos como el tema repetitivo y lleno de crueldad de lo de La Barca, a la espera de una carretera del siglo XXI. Lo de Guadalcacín, a la espera de gente competente que consiga reactivar una economía llena de migajas. Lo de la Corta o la Ina, que no saben a qué atenerse antes de emprender medidas contra la confederación del Guadalete, o el ejemplo nauseabundo de las medida diarias para acabar con los pocos empleos jerezanos que se pueden entresacar entre tanta crisis de grandes y medianas empresas. Por una parte, eres que cercenan miles de ilusiones, por otra partidas de miles de euros para ganar votos. Por otra, gente que lo pasa mal por el aumento de las cláusulas suelo frente a mangantes de tres al cuarto que hacen de su capa un sallo y tienen cuentas en rojo para poder tener cuentas millonarias en países de fiscalidad agradecida y por otra maquiavélicas insinuaciones sobe como ganar unas elecciones sin tener en cuenta el beneficio del contribuyente. No es que la democracia esté en entredicho, es que los mangantes que la gobiernan están haciendo un cursillo acelerado de ineptitud y de malas praxis. No nos conocemos.