Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Te quedas muerta en la bañera...

Fin funesto de Pedro Pacheco

AÚN cierro los ojos y recuerdo aquellos despertares al son de zapatillas deportivas…

Cada día, en la turbia amanecida, el silencio de la calle Escuelas moría a manos de una legión de deportistas. Pedro Pacheco corría rodeado de una turba variopinta en la que no faltaban amigos, pelotas, advenedizos y estómagos agradecidos. Esta carrera triunfal era el símbolo de un régimen que dominó Jerez durante más de dos décadas.

En 1975 la ciudad era un modelo de la España franquista. Un lugar en el que la élite bodeguera había impuesto sus reglas mientras que el ciudadano de a pie emigraba desde las viejas casas de vecinos a nuevas y horribles barriadas de bloques (el que escribe esto sabe de lo que habla, pues se crió en Los Naranjos). Fue la época del desarrollismo y las Ferias de la Vendimia en que las bellas señoritas hijas de rancios apellidos, ataviadas con deslumbrantes trajes blancos, lucían moreno en las carrozas de la cabalgata. Nosotros somos los ricos. Vosotros vivís en La Plata. Mientras, una política de palo y tentetieso impedía cualquier osadía a los movimientos de izquierda, aglutinados en torno a sindicatos, movimientos cristianos de base y asociaciones de vecinos.

La muerte del dictador trajo a Jerez un baile de alcaldes que apenas si hicieron nada, quizás por lo corto de sus mandatos. A Cantos Ropero le siguió Jesús Mantaras, quien duró poco más de dos años, dimitiendo él y la Corporación en pleno. Luego vino José Pérez-Luna (seis días), Juan Corchado (ocho meses) y Jerónimo Martínez Beas (tres meses). El pueblo tenía ganas de cambio y ahí estaba él, un joven abogado de la Caja de Ahorros de un partido nacionalista que prometía un gobierno de izquierdas a un electorado que estaba ya harto de los mismos de siempre. Así empezó la era Pacheco, The Age of Aquarius, un 3 de abril de 1979.

Fueron años gloriosos en los que un alcalde ataviado con blazer y gigantescas gafas de sol a lo Julio Iglesias, lo mismo inauguraba el nuevo puente de la calle Arcos que le ponía una placa a la casa natal de La Paquera, a la vez que las calles se llenaban de centros de barrio, pistas deportivas y otros edificios pintados de rosa chicle. La Fura dels Baus estuvo en Jerez y el Ayuntamiento patrocinó la revista Fin de Siglo, una verdadera joya literaria. Pacheco se comía el mundo y era un hombre cercano y encantador.

Pero a los dorados ochenta siguieron los ominosos noventa. ¿Cuándo empezó el declive, Pedro? Poco a poco los mejores fueron abandonando tus filas y te rodeaste de gente gris y siniestra. Pacheco se fue alejando de la gente y cada vez con más frecuencia aparecía en los medios como alguien agrio y prepotente. ¿Por qué te volcaste en hermandades y peñas flamencas y dejaste a los demás mirando? No te dieron la entrada, pero sí la salida. ¿Por qué te enfrentaste a la afición del Xerez?

Mientras, el centro histórico se moría y las calles plenas de pitufas empezaban a ocupar la Sierra San Cristóbal y La Marquesa. Ya por entonces la suerte no te sonreía y tus proyectos estrella se convirtieron en grandes fracasos. Los juegos ecuestres quedaron en nada y la Ciudad del Flamenco en un solar lleno de jaramagos.

Por cada mil favores que hiciste, hubo diez mil que dejaste de hacer. Pero era imposible abarcarlo todo. En las elecciones de 2003 se hizo patente el odio acumulado hacia tu persona. Llegó la disparatada legislatura de los pactos y luego un mandato socialista que nunca será suficientemente vilipendiado. Pacheco fue apartado del poder en 2007, y lo que podría haber sido un retiro dorado se ha trocado en pesadilla. Mr. Scrooge recibió la visita del Fantasma de las Navidades Pasadas, que le ha llamado a rendir cuentas. Una vez más, don Pedro ha ido a los tribunales, pero en esta ocasión los jueces han sentenciado que el ex alcalde es un delincuente y tiene que ir a la cárcel. Cúmplase la pena ejemplar que esperemos se aplique a otros que hayan hecho lo mismo.

Es lo justo, aunque no sé por qué, me sentí triste al saber que ibas para el trullo. Por ti, por tantos que te apreciamos, por Jerez.

El viernes me enteré de que te habían detenido por riesgo de fuga. Al principio creí que era una broma, pero a lo largo de la mañana se confirmó la noticia. Tal vez piensan que eres otro Lute o que te vas a largar con Pilar Sánchez, Rodrigo Rato y La Pantoja a fundar un Nuevo Equipo A. La ley es dura, pero creo que no te mereces este circo. Cinco años de cárcel me parecen bastante como para tener que humillarte de esta manera.

Ya hace años que la calle Escuelas no se despierta al son de los pasos de la tropa pachequista, los míticos chiribitos que te fueron dejando solo, demostrando el tipo de gente que eran. Ahora, cautivo y maniatado, te toca afrontar una dura prueba sin más compañía que los recuerdos de tiempos mejores, plenos de triunfos y errores.

Ánimo, Pedro.

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