Las empinadas cuestas

amparo / rubiales

La costilla de Adán

LA creencia de que las mujeres son objeto de posesión masculina es la raíz de la violencia machista que lleva siglos sometiéndolas hasta conducirlas al asesinato, sin que, pese a los esfuerzos realizados, disminuya el número de víctimas. Sin olvidar las vejaciones, violaciones y toda clase de malos tratos que padecen. Hay canciones, libros, películas que dicen, como una gracia, eso de "la maté porque era mía", como lo de "mi marido me pega lo normal", o que a las adolescentes, entre las que crece la violencia, les guste el control que sobre ellas ejerce su pareja, porque lo consideran síntoma del amor que sienten por ellas. El poder masculino se impone en nombre del "amor" y la mujer lo soporta. Amar no es poseer, ni mucho menos maltratar.

No sé de dónde proviene esta idea de la mujer sometida, quizás de aquello de que nacimos "de la costilla de Adán", aunque en el Islam pasa lo mismo. Nunca las religiones han favorecido la libertad ni la igualdad de las mujeres. "El dios supremo" siempre es masculino, por eso para ser libres e iguales necesitamos una sociedad realmente laica.

La sexualidad masculina tan ensalzada, frente a la devaluación de la femenina, también cuenta en esto de la violencia. El falo y la testosterona tienen mucho que ver con el terrorismo machista. "La violencia de género -escribe la profesora Mar Esquembre- tiene su origen en la familia patriarcal, de donde irradia al espacio público", por eso durante mucho tiempo, y aún perdura esa idea, se la ha considerado un asunto privado. La violencia es, sin duda, la consecuencia más terrible del machismo, que "está reorganizando su estrategia para mantener el poder", afirma Miguel Lorente. Se trata de poseer a las mujeres, y por eso el machismo fija las reglas de la convivencia y cuando se rompen llegan hasta el asesinato, precedido de otras formas de violencia.

El número de mujeres asesinadas es escalofriante: 800 en la última década, 45 en lo que va de año y mucho dolor injustificable. Nadie es propiedad de nadie ni nadie puede asesinar a nadie.Hace 10 años que se aprobó por unanimidad una ley integral contra la violencia de género, muy reconocida internacionalmente, pero con una gran debilidad: falta de presupuesto, no por la crisis, sino porque no se valora el problema. Erradicar el machismo es condición necesaria y ojalá fuera también suficiente.

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