Su propio afán

Enrique García- Máiquez

Día (por venir) de Andalucía

Tengo una debilidad por las hijas que quieren a sus padres a pesar de todo y otra por los que aman a su patria a pesar de tanto, así que me emocionaron por partida doble las declaraciones de la hija de Blas Infante. Se mostraba orgullosa de que su padre escribiese que Andalucía no podía imaginarse independiente. Ya lo sabíamos por la letra del himno de Andalucía, pero en la voz de la hija era todavía una letra más honda y una música más auténtica.

La españolidad de Andalucía es, además de la misma obviedad que la de Cataluña, un lugar común. Federico García Lorca llamaba a Andalucía Castilla la Novísima, exagerando, como le gustaba, para llegar a la verdad exacta. Antonio Machado sentenció que un andaluz andalucista era un español de segunda… y un andaluz de tercera. Trataba, sin ánimo de faltar a nadie, de recordar a todos que se es andaluz de primera y español de primera siendo ambas cosas a la par.

Esto se ha traducido en la política española ayer y hoy, y lo hará mañana. El "café para todos" que impuso nuestra región el 28 de febrero se critica mucho, pero hay que ensalzarlo mucho. Si ha puesto en peligro la viabilidad económica del Estado de las Autonomías, también ha salvado (a lo bruto) la igualdad política de los españoles, y lleva implícita una valiosa necesidad: la de reformar antes o después.

También hoy Andalucía está por España: vigila para que no se perpetren concesiones excesivas a otras regiones más lloronas. El PSOE-A mantiene un equilibrio bastante machadiano entre su E y su A. El PP de aquí, en cambio, sobreactúa su andalucismo, desde el acento de sus líderes hasta las banderas unánimes en sus mítines. Será para disimular, porque, en el fondo, ya nos conocemos. Incluso en Podemos, como señalaba hace unos días un editorial del Diario, Teresa Rodríguez está llamada a frenar las furias centrífugas de sus camaradas catalanes, vascos y gallegos. En una España plagada de tensiones territoriales, Andalucía, por territorio, por demografía, por historia y por esencia, tiene mucho que decir.

No he añadido "por interés". Es indudable que a Andalucía le conviene la solidaridad de España, pero eso es una debilidad. La Andalucía del mañana que sueño es una región próspera, impecable y eficiente que no requiere la ayuda fiscal del resto de España, pero que aún así echa el resto por su país, con mayor autoridad moral. Ese día de Andalucía lo celebraremos más.

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