La esquina

josé / aguilar

Dos Podemos en uno

NI para ti ni para mí. Las contradicciones entre la cúpula nacional de Podemos y la candidata andaluza Teresa Rodríguez sobre la investidura de Susana Díaz han pretendido zanjarlas nombrando a dos negociadores con el PSOE, uno por cada bando. Sergio Pascual será la voz de Pablo Iglesias y Manuel Garí la de Teresa Rodríguez.

Eso quiere decir que siguen en pie las discrepancias y que hay algo más que un "malentendido terminológico" -ha sido la explicación oficial- acerca de las tres peticiones de Teresa para apoyar la investidura de Susana. Para ella son "condiciones" irrenunciables, y para la dirección nacional, "propuestas" para empezar a hablar.

Estas discrepancias no son sino la expresión de planteamientos diferentes que vienen de lejos y que ya afloraron en la organización y el contenido de la campaña electoral. Teresa Rodríguez pertenece al sector crítico de Podemos, minoritario, y procede de Izquierda Anticapitalista. Su concepción de Podemos es netamente de izquierda radical y reticente al acercamiento a la socialdemocracia. No era la candidata que le hubiera gustado a Pablo Iglesias promover en Andalucía, sólo que los círculos la impusieron.

Pablo Iglesias, Errejón y el semiclandestino Monedero están en otra longitud de onda. Creo que las elecciones andaluzas les han reafirmado en su idea de que la llegada al poder de Podemos no va a ser coser y cantar y que necesitarán ir paso a paso, acumulando fuerzas, escalando posiciones institucionales y atemperando su discurso. La centralidad perseguida exige centrarse, es decir, huir del radicalismo.

El presagio de que vienen tiempos electorales de pocas mayorías absolutas vale para PSOE y PP, pero también para Podemos. De ahí surge, como pura necesidad, la hipótesis de que numerosos candidatos podemitas a alcaldes e incluso presidentes de comunidades sólo alcanzarían sus objetivos pactando con el PSOE, Ciudadanos y lo que quede de IU. De modo que les conviene que Andalucía sirva de ensayo para colaboraciones futuras. Si ayudamos a la investidura de Susana Díaz, será más fácil que el PSOE de Madrid nos ayude a la investidura de Manuela Carmena, por ejemplo.

La apuesta de Pablo Iglesias es estratégica, y la de Teresa Rodríguez, ideológica. Además, dos de las "condiciones" de ésta (bancos y reducción de altos cargos) son de por sí cuestión de grado y de porcentaje. Interpretables y negociables, vamos.

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