Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

CÁDIZ es una ciudad más libre que Jerez desde siempre. No sé si lo es por estar abierta al mar, por su tamaño, por su clase media funcionarial o por qué, pero ha tenido la mirada abierta al mundo y ha sabido reírse de sí misma. Jerez pese a su enorme potencial ha preferido gustarse más de la cuenta, mirar por encima del hombro, mostrar indolencia o lamer sus propias heridas.

No resulta por eso extraño que Cádiz, pese a ser de izquierdas, haya tenido durante tantos años a una alcaldesa de derechas que le ha cambiado por completo la cara a la ciudad. Tampoco resulta inexplicable que Jerez, que siempre le gustó oír que es lo mejor de lo mejor, fuese gobernada durante décadas por un alcalde populista y faraónico del que hoy se reniega.

Cádiz y Jerez, tan cerca y tan lejos a la hora de ver las cosas y entenderlas. Muestra de su bipolarismo ha sido el trato que se le ha dado a Pemán en una y otra ciudad. Kichi lo proclama embajador de las letras y lo reclama como propio pese a la discordancia ideológica y, en Jerez, se retira su busto como debut del nuevo ayuntamiento.

Pemán era gaditano pero se vino a vivir a una viña jerezana, conociendo mejor que nadie la idiosincrasia de estas dos ciudades. El día que sepan mirarse Cádiz y Jerez con el mismo amor que él las miró, romperán el mundo. Tacharlo de asesino es calumniarle.

Pemán fue incómodo para la derecha porque no era franquista sino monárquico y para la izquierda porque era cultísimo y sabía defender sus ideas. Por encima de todo fue un escritor católico muy del gusto de su época que hay que leer para entender muchas cosas y entendernos a nosotros mismos. Mi padre, el radical más abierto que he conocido, lo recitaba incansablemente, como a Zorrilla, como a tantos otros y lo tenía entre sus libros junto a Lorca, Alarcón, santa Teresa, Oscar Wilde o tantos otros. Ese batiburrillo literario es más libre que cualquier censura ideológica que nos pretendan imponer.

El Grupo Joly hace unos años hizo por Pemán mucho más que cualquier monumento instrumentalizado por los políticos de turno. Reeditó las obras completas de Pemán y las acercó a sus lectores. Gracias a esta iniciativa Pemán está en mi biblioteca y puedo leer los versos que oía recitar desde niña en labios de mi padre, su elogio de la vida sencilla, la feria de Jerez, los versos de El Divino Impaciente. El mayor homenaje que se puede hacer a un escritor es leerlo.

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