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Por si acaso

pablo / gutiérrez-alviz

La tasa del turista

LOS ayuntamientos de algunas capitales andaluzas están estudiando la imposición de una tasa a los turistas. Si estos peculiares visitantes arrasan la calle, ocupan las aceras y utilizan los servicios municipales, es lógico que colaboren con el mantenimiento de la ciudad que los acoge. La clave está en acertar con la cuantía de la tasa, su recaudación y especialmente, con el destino de lo recaudado.

El turista viaja en busca de la beldad en sus muy distintas manifestaciones. Y como decía Simon Leys "la belleza llama a la catástrofe del mismo modo que los campanarios atraen el rayo". Y el turista en masa empieza a ser como una terrible y pestosa epidemia en las más bellas capitales de Andalucía.

La comunidad balear fue pionera en la instauración de la tasa turística y la llamó ecotasa porque su finalidad era restablecer el medio ambiente. Los verdes mantienen que todo turista veraniego trae una simbólica mochila turística que nos deja 580 kilos de desechos sólidos sin contar los recursos que consumen. La mierda del turista (como la de todos) se recicla y se convierte en energía y, hoy día, tiene hasta un aprovechamiento médico. El último grito para reponer la flora intestinal es el trasplante de heces fecales. Algunos laboratorios yankees tienen bancos de caca de donantes que llegan a cobrar 40 dólares por una mierda en bote. En la India existe la casta dalits dedicada a la recogida de excrementos

El Ayuntamiento de Sevilla destinaría la tasa turística, casi en exclusiva, a promocionar el turismo local, es decir, viajes, fiestas y publicidad institucional de la ciudad para que vengan más turistas y más tasas en un interminable círculo vicioso. Ediles y hosteleros viajando a todo plan y de gorra. Esta tasa debería aplicarse para el embellecimiento de la ciudad y así compensar la invasión turística. Si se limitara a ser ecotasa(o de mera promoción) algún turista podría negarse a pagarla y aducir que padece de estreñimiento o que su mierda la dona gratis o que él mismo recoge su propia miseria para reciclarla. La tasa, en la estela de algunas capitales europeas, la pagará el turista de cierta calidad y convendría que fuera de cuantía elevada y con carácter progresivo. Porque aunque todos generan empleo y riqueza, se ven bastantes turistas que solo dejan mierda.

-Oiga, ¡mucha mierda para un artículo!

-Sí, pero es que trae buena suerte.

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