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Desde la Castellana

Alejandro Daroca

Andalucía, cada día más pobre, cada día más lejos

Lo decía el editorial del Diario del pasado domingo: Andalucía se queda atrás. Ya estábamos bastante atrasados con respecto a otras comunidades españolas y no digamos si la comparación se hace con respecto a otros países de la UE. Pero es que ahora se comprueba que tras la crisis económica que nos vapuleó desde 2007, la recuperación ha sido más lenta, de peor calado y con peores cifras que en otras comunidades. Eso de la ‘convergencia’, de la que tanto se ha hablado y se habla, no acaba de aliviar la mala situación de Andalucía que no logra coger el carro de la recuperación y ponerse a la altura, no ya de los países europeos que son nuestra envidia, sino de otras regiones españolas que han logrado pisar el acelerador y crecer un poco más que los demás. O sea, que Andalucía se estanca, se diferencia por abajo y cada día es más pobre y cada día está más lejos de alcanzar los niveles que nos permitan respirar con mejores datos económicos para que se solventen nuestros problemas.

Los datos son del Observatorio Económico de Andalucía que por boca de su presidente, el catedrático Francisco Ferraro, nos ha señalado que las cifras de crecimiento en nuestra comunidad vienen siendo menores de las previstas y que desde que estalló la crisis, no alcanzamos el vagón de ese tren que se llama convergencia. Dicho de otra manera más gráfica, el tren pasa por nuestras estaciones, pero a más velocidad de la que tenemos los andaluces que, por mucho que corramos, no alcanzamos a montarnos en el vagón del crecimiento y desarrollo que serían necesarios para alcanzar más empleo, más creación de puestos de trabajo, más productividad y mejores niveles de vida. Y todo ello pese a las cuantiosas ayudas y fondos recibidos en estos años desde distintas Instituciones y de los Fondos europeos. 

Hemos perdido un 3,5 por ciento en las cifras de convergencia y si hace unos años estábamos al 77 por ciento de alcanzar el nivel medio de las comunidades españolas, ya no llegamos ni al 74 por ciento. Los más a la cola de lo que se entiende por niveles de vida per capita. Si se me permite la ligereza, los andaluces estamos viviendo un 25 por ciento peor y más pobremente que la media de España, y no digamos si la comparación se hace con Baleares, País Vasco, Navarra o Cataluña.

¿Quién tiene la culpa de esta situación? Sin duda, los andaluces. Señala el informe que en Andalucía la picaresca está bien valorada y la economía sumergida es tan abundante que en algunas provincias, como la de Cádiz, llega a suponer hasta un tercio de la economía real. Faltan emprendedores, faltan ganas de trabajar, es escaso el interés de hacer las cosas con legalidad y carecemos del sentido del riesgo en las inversiones. Nuestras familias siguen prefiriendo que sus hijos tengan una ‘paguita’ antes de encontrar trabajos cambiantes o riesgosos en algunas empresas (anda, que se lo pregunten a los miles de profesionales que prestan sus servicios en empresas de aparente solvencia, como Abengoa, recién puesta en concurso de acreedores).

El informe de la OEA acaba señalando que hay muchas razones para esta debacle, incluso de índole cultural. No cabe duda de que es así. Y creen los expertos que ya es hora de cambiar de política económica. Yo, dentro de mis carencias de conocimientos, sería mucho más radical y diría que lo que hace falta es cambiar de política, cambiar de POLÍTICA, con mayúsculas, porque lo que es evidente es que con cuarenta años de dirigismo socialista, Andalucía ha ido marcha atrás, se ha empobrecido y ha empobrecido a los andaluces. Pero los apaniguados y el clientelismo político siguen manteniendo el reino de taifas socialista. Ahí están los resultados.

darocabruno@gmail.com 

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