DE eso se trata cuando el estudiante que acaba Bachillerato o FP tiene que seleccionar la carrera a la que dedicará cuando menos cuatro años de su vida. Según los datos oficiales 200.000 universitarios españoles, que terminaron sus estudios en el curso 2009/2010, salieron al mercado laboral en el momento en el que la crisis económica azotaba con mayor fuerza a nuestro país. Pero la suerte que corrieron no fue la misma en todos los casos. Mientras que los médicos e ingenieros encontraron un puesto de trabajo con mayor facilidad, los filólogos o historiadores lo tuvieron más difícil. Los datos de reciente publicación por el INE relativos a la Encuesta de Inserción Laboral de titulados universitarios en 2014 no dejan lugar a la duda. Entre septiembre de 2014 y febrero de 2015, uno de cada cinco titulados se encontraba en paro. En este colectivo existen 14.666 personas que no han encontrado ningún empleo desde que se graduaron. De los que trabajaban, el 33,9% lo hacía con un contrato temporal, el 43,2% con contrato permanente, el 12% con contrato en prácticas y el 10% era empresario o trabajador independiente. Otro de los factores medidos por esta encuesta es el grado de satisfacción de quienes encontraron empleo. Un 25% decía estar empleado por debajo de su cualificación; es decir, que a pesar de contar con un Grado universitario trabajaba en puestos para los que con haber estudiado FP, Bachillerato, ESO u Primaria era más que suficiente.

De aquí la importancia de que en los IES se oriente adecuadamente a los alumnos sobre la conjunción entre sus capacidades, sus preferencias y las oportunidades profesionales reales que existen en el mundo laboral. Nadie se debe llevar a engaño, pues mientras médicos, odontólogos, ingenieros aeronáuticos y fisioterapeutas cuentan con una mayor demanda laboral; los filólogos, historiadores, geógrafos, licenciados en Bellas Artes lo tiene mucho más complicado.