Editorial

Nuevo seísmo en el municipalismo andaluz

LA renuncia del veterano político socialista Antonio Gutiérrez Limones a la Alcaldía de Alcalá de Guadaíra tras 21 años en el cargo supone un nuevo seísmo de intensidad media en el municipalismo andaluz. El mismo día en el que el PSOE, con los votos de Ciudadanos, Vamos Granada (marca blanca de Podemos) e IU, arrebataban el Ayuntamiento de Granada al PP después de los escándalos de presunta corrupción que han salpicado la imagen (todavía no se ha demostrado nada ante la Justicia) de José Torres Hurtado, el primer edil de la tercera ciudad más poblada de la provincia de Sevilla y una de las más industrializadas de toda la comunidad autónoma, anuncia su marcha con el pretexto de no seguir incurriendo en una "incompatibilidad orgánica", ya que el PSOE no permite a sus políticos tener dos cargos de representación directa y Gutiérrez Limones irá como número tres en las listas al Congreso de los Diputados el próximo 26 de junio. El argumento es creíble, pero hay algo más.

La salida de Gutiérrez Limones, al que nadie le puede quitar el mérito de haber sido alcalde por las urnas desde 1995, está directamente relacionada con dos asuntos: su complicada situación en las investigaciones que desarrolla la Guardia Civil por presuntos delitos de corrupción relacionados con la gestión de la empresa municipal ACM y el evidente desgaste político tras más de dos décadas como alcalde, lo que ha provocado ya importantes tensiones internas en el propio PSOE de Alcalá, así como una importante amenaza de moción de censura que, por ahora, está siendo promovida por IU, PA y dos de los cuatro concejales de Podemos.

Sobre el primer asunto, poco que decir. Es cierto que la Guardia Civil considera que Gutiérrez Limones tiene "directa responsabilidad" en la gestión de ACM, en la que se podría haber incurrido en malversación de caudales públicos, prevaricación y falsedad documental. Pero, en España, los cuerpos policiales no son los que determinan quién es culpable o inocente y, al igual que defendimos en su día con José Torres Hurtado, habrá que esperar a los tribunales para dirigir a los investigados algún tipo de reproche. Sin embargo, sobre la segunda cuestión, era evidente el desgaste de la figura de Gutiérrez Limones como alcalde y se puede decir que suponía ya un obstáculo para la resolución de los problemas de Alcalá de Guadaíra. Tampoco hay que desdeñar sus no fáciles relaciones con la secretaria general de los socialistas andaluces, Susana Díaz, a quien en el pasado intentó disputar sin éxito el liderazgo del PSOE sevillano. Ahora bien, Gutiérrez Limones sigue siendo un animal político e intentará continuar en la primera línea.

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