La tribuna

Jaume Sanpera

El desafío de la segunda brecha digital

CONECTARSE a internet desde cualquier dispositivo y en cualquier lugar se ha convertido en un acto reflejo para la mayoría de nosotros. Sin embargo, hay lugares en los que aún no es posible tener esa facilidad para acceder a la red, sitios en los que la geografía tiene un papel determinante a la hora de dejar huérfanos de conexión de calidad a sus habitantes.

Es en estos entornos donde aparece el concepto de brecha digital, que pone en evidencia en pleno siglo XXI las dificultades de conectarse a la red todavía en municipios y localidades de pequeño tamaño que apenas superan los 100.000 habitantes. Lugares a los que las grandes operadoras no acaban de dar el salto por una cuestión básicamente de rentabilidad.

No es lo mismo llevar internet a lugares recónditos, de difícil acceso y alejados de las antenas de cobertura, que a poblaciones masificadas en los centros neurálgicos del país, donde la demanda de internet se multiplica y la geografía es más amable, lo que garantiza a las operadoras cubrir los costes del servicio y del despliegue.

Pero es precisamente en ese nicho de mercado que dejan vacío las grandes operadoras donde los nuevos players del mercado de telecomunicaciones tienen una gran oportunidad de negocio. Son los llamados océanos azules que sí tienen rentabilidad para un modelo de de negocio que antepone la calidad a la cantidad y cuya misión aunque suene heroico es llevar wifi a donde no llega nadie.

Sin ir más lejos, Eurona dará conexión a medio millar de municipios que se encuentran en situación de brecha digital en toda España en los próximos tres años. A través de la banda licenciada de 3,5 Ghz (sólo hay tres en España), los habitantes de estos municipios pueden disfrutar de una conexión de calidad, veloz y sin interferencias a través de la tecnología LTE-TD (Long-Term Evolution-Time-Division) que suministra la asiática Huawei. La licenciada, a diferencia de las bandas libres que están saturadas, no sufre interferencias, ya que posee en exclusiva los derechos de explotación de cuatro canales.

En el caso de Andalucía, las necesidades de contar con una conexión de calidad se hacen más acuciantes que en el resto de España, a tenor de los datos publicados por la Junta de Andalucía, que señalan que el 63% de los andaluces tienen acceso a banda ancha, casi cuatro puntos por debajo de la media nacional. Y es que es en regiones como ésta donde os operadores de telecomunicaciones tenemos que redoblar los esfuerzos para garantizar calidad y velocidad en la conexión a internet.

Por ello, Eurona hará especial hincapié en esta comunidad en su plan de expansión del servicio 4G durante este año. En concreto, la compañía llevará Internet de alta velocidad a 70 localidades españolas con problemas de conexión o carencia de ella mediante el modelo de franquicia, bajo el que lleva operando desde 2014. De estos municipios, 16 están ubicados en Andalucía, en concreto en las provincias de Málaga, Sevilla y Jaén.

Si hace diez años la diferencia estaba entre quién tenía internet y quién no, ahora está en quién dispone de una conexión de calidad y quien no, y es precisamente esa divergencia la que puede marcar el desarrollo social, económico y cultural de muchas ciudades y municipios.

Si por algo se caracteriza el 4G es por no necesitar ni cables ni instalación para conectarse a la red, lo que supone una ventaja a la hora de acceder a lugares con una orografía compleja. Además, en este momento ese plus puede ser una ventaja estratégica a tenor de lo que puede ocurrir en el mercado de fibra óptica en los próximos meses.

Ahora mismo, el despliegue de la fibra óptica en toda España se encuentra en una situación de punto muerto después de que la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) advirtiera a Telefónica de que, para cumplir con las reglas del mercado de telecomunicaciones, debe abrir su red de fibra a otros competidores y no tener la exclusividad del servicio, siendo la propia CNMC la que ponga los precios de alquiler que se abonarían a Telefónica por utilizar su red.

Una decisión, sin duda, que podría frenar la expansión de la fibra óptica si la compañía se resiste a abrir su red. Es por ello y en este momento por lo que el 4G adquiere relevancia, ya que es una alternativa real, de presente y de futuro, a la fibra óptica. De hecho, también es fibra, pero aérea, ya que no necesita cables para dar conectividad. En países como Japón o Reino Unido, más desarrollados tecnológicamente que España, ya apuestan por esta modalidad de conectividad, lo que da un plus de credibilidad a la calidad del 4G y su utilidad.

La fibra aérea no es ninguna desconocida en el sector español, de hecho, varias operadoras del sector telecos ya llevan bastante tiempo ofreciéndola, y son precisamente estos núcleos urbanos y zonas rurales de menos de 100.000 habitantes los que se están beneficiando del tipo de conexión adecuada para la era digital actual.

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