DE TODO UN POCO

Enrique / García-Máiquez

Pobre provincia

CÁDIZ, tacita de plata,,, que vamos a tener que empeñar. Me entero por el último Informe FOESSA, realizado por Cáritas y el Instituto de Estudios Sociales de Andalucía, que la nuestra es la provincia española con mayor número de personas en situación de pobreza severa. A lo que hay que sumar (o mejor dicho, restar) el altísimo nivel de endeudamiento de las familias gaditanas (otro récord) y el desmoronamiento industrial.

Mi primera reacción es de extrañeza. No porque yo no conozca a bastantes personas que lo están pasando mal, sino porque, siempre que hablan de uno, el primer pronto es no reconocerse del todo. En líneas generales, los gaditanos parecemos muy satisfechos: "Como se vive aquí, en ningún sitio: qué calidad de vida", nos repetimos constantemente. También me extraño porque viendo cómo se aprestan a rebañar los Presupuestos Generales catalanes, vascos y gallegos, les hacía a ellos más menesterosos que nosotros, tan señoriales. Los políticos andaluces a lo más que llegan es a marcarse unas sevillanas (ahora sí, ahora no, taconeo y media vuelta) con la deuda histórica. ¿Los de aquí más pobres? Nadie lo diría. Qué sorpresa.

Una vez repuesto, quisiera decir tres cosas contrapuestas, pero complementarias. Un amigo me recordaba el otro día esa imagen de Andrés Trapiello de un chino sonriente que mantiene, en su número de circo, varios platos girando sobre varios palos sin que se le caiga ninguno. Eso pretendo hacer yo ahora: coger esta noticia y tomármela a la vez muy en serio y con cierto escepticismo y simultáneamente con mucha metafísica.

En serio, por supuesto. Detrás del informe hay familias muy apuradas. Además de inversiones y programas políticos, nos hace falta trabajar más -lo siento- y mejor, para que la riqueza y el bienestar alcancen a todos. Afortunadamente no tengo a mano ningún dato sobre la productividad media del trabajador de la provincia, así que nos ahorraremos el disgusto. En cualquier caso hay que hacer más.

Dicho eso, permítanme el escepticismo. Resultaría muy extraña la concordia, la alegría general, el jolgorio en ferias sucesivas y en carnavales varios y la reincidencia en el voto a los de siempre si la situación fuese tan desesperada. Para mí que el submarino amarillo no es sólo el Cádiz C.F., sino una parte de la economía. No grandes negocios, no; pero sí trabajillos anfibios para ir tirando.

Por último, está la metafísica. Nada más práctico que una buena teoría. En Cádiz la gente suele estar contenta con lo que tiene, y saborearlo. All that glitters is gold, cantó Chesterton, y el gaditano se apunta, rumboso, a que es oro todo lo que brilla: el sol, que tenemos a raudales (o a caudales), el mar, la sierra, el fino… Y el ingenio también reluce. Aquí, cualquiera, viendo el futuro de España con la crisis, afirmará que estamos a la cabeza del progreso, que somos unos precursores. Y eso es, ay, verdad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios