De excelencia internacional o una nueva cacicada política. Cuando en el ámbito de lo provincial y de lo local seguimos empeñados en que el Campus de la Asunción sea sede de las titulaciones agroalimentarias impartidas por la UCA, allí en Madrid se acaban de tomar decisiones que dejan muy claro el desinterés del Ministerio de Educación por los avances y los progresos que las universidades andaluzas vienen haciendo en los últimos años. Y este desinterés, por no decir desprecio, se ha puesto de relieve con motivo de la reciente resolución de la convocatoria de Proyectos para lograr la calificación de Campus de Excelencia Internacional. La comisión de expertos ha dejado claro que de los 150 millones de euros a repartir entre las universidades seleccionadas casi ninguno acabará en las arcas de las universidades de nuestra región. Conceder a las universidades madrileñas y catalanas 21 millones respectivamente - dejando las migajas para el resto - cuando menos huele a pucherazo.

No es creíble que de todas las universidades andaluzas tan sólo la de Córdoba cuente con un pellizco de 7,5 millones de euros al obtener su proyecto de Campus agroalimentario la calificación de "excelencia internacional". O el saber y la ciencia que emana de nuestras universidades está mal repartido o esta decisión ministerial huele a tongo. No es de recibo que casi ninguno de los Proyectos presentados por los centros universitarios andaluces haya superado la primera fase clasificatoria. Si también las decisiones que afectan a la ciencia y a modernización de los campus universitarios están tenidas de política y de partidismo, apaga y vámonos.

La compra de voluntades por medio de la adjudicación de dineros públicos no es un modo de proceder ético ni transparente. Por esta vía lo que las autoridades competentes van a lograr es que en nuestro país existan universidades de primera, segunda y tercera categoría, y que yo sepa este distingo no es bueno ni para los profesores ni para los estudiantes. Los campus no van a pasar de mediocres a excelentes de la noche a la mañana, y mucho me temo que con la concesión no justificada de estas distinciones se logre justo el efecto contrario al buscado.