Las cosas que pasan

David Fernández

Saetas y avispas

NI una sobrecogedora saeta de Agujetas, como la que interpretó en la exaltación del Prendimiento hace unos años que quedará para la historia, habría sido capaz de ablandar a los agentes de la Policía Local en su afán por multar a todo quisque. "Parecen avispas, fíjate bien cómo van", comentó un hombre al contemplarlos en la avenida, sin dar crédito. El gobierno municipal dice que estudiará cada sanción porque no consentirá el abuso de autoridad. Pero el abuso ya es un hecho, y será difícil que las multas queden en papel mojado, como viene a decir la alcaldesa. Tantas han llegado a poner, con tanta dedicación obsesiva se han puesto a ello, que no es de extrañar que más de la mitad se diese de baja el Jueves Santo. El Ayuntamiento mostró su estupor dando a entender que en realidad tienen mucha jeta porque nada les impedía currar, pero visto cómo las gastan, a lo mejor nos hicieron un favor evitando centenares de multas. ¿Y quién sabe?, igual muchos acudieron al médico preocupados porque se pasaron la noche anterior soñando con matrículas volando en un enorme prado: 'Por las noches, veo matrículas, doctor, y sufro calentura'. 'Tómese un batido y evite mirar a los vehículos a motor durante 30 días', recetaban en el centro de salud. Los policías, tomándose la justicia como les viene en gana, quieren fastidiar al gobierno local, pero en lugar de no poner una sola multa para dejar aún más debilitadas las arcas municipales, le hacen un favor dedicándose a hacer justo lo contrario, recaudar como posesos. Por supuesto, el que paga es el contribuyente. Y la delegada de Seguridad, María del Carmen Martínez, da las gracias al ciudadano por "su civismo y saber estar". "Tranquilidad", dijo. ¿Acaso esperaba una invasión ciudadana en la comandancia de El Almendral? Tan cegados estaban los agentes, que uno intentó sancionar como antaño a un bar por vender carne con tomate en Semana Santa, y otro quiso multar al misterio del Prendimiento en su recogida por alargar su parada en Porvera esquina con Ancha. 'A ver, los papeles y la matrícula, que encima circula usted contramano', le dijo en tono firme al capataz. Las saetas se solaparon unas con otras en ese instante para deleite del gentío y el famoseo: Quintero, Martín Berrocal, Chenoa... Una saeta fue tan larga que terminó con la Buena Muerte ya en la calle. Por fortuna, no la escuchó la Policía y el autor evitó la multa.

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