París está siendo testigo estos días de la rebelión de la alta costura, la moda más exclusiva, diseñada a medida de las clientas más selectas, y un derroche de creatividad -y dinero- por parte de las firmas más prestigiosas. La moda de alfombra roja para que todos nos entendamos. No obstante, si antes la distancia entre la haute couture y el pret-à-porter era holgada cada vez estos dos conceptos están más cerca, y la ciudad de la luz está dando buen ejemplo de ello. Creaciones exclusivas sí pero alejadas del clásico vestido largo o corte princesa. Ahora, pantalones, vestidos mini y faldas midi se convierten en patrones del diseño más prohibitivo.

Karl Lagerfeld para Chanel, sin ir más lejos, ha puesto el ojo en la falda midi para la red carpet. En su colección de alta costura para la próxima primavera/verano la maison apuesta por este diseño en tweed tanto en corte lápiz como con más volumen en tul. El crop top, otra prenda rescatada de la moda de calle, se presenta como su combinación perfecta. También apuesta por este patrón Raf Simons para Dior. La firma ha presentado una línea retrofuturista que mezcla ciencia ficción con un sueño espacial. Christian Dior utiliza en su colección más exclusiva el látex pero también la lana.

Más coqueta ha resultado la colección de Giambattista Valli, en la que abunda la tela. La casa de moda superpone prendas sin ningún tipo de miedo. Un juego de texturas y formas bastante original. Más arquitectónicas han sido las propuestas de Alexis Mabille, que en esta ocasión viste a la mujer con vestidos de grandes capas, volantes y cortes asimétricos en tonos muy intensos.

La sensualidad ha llegado a París de mano de Versace. Donatella quiere vestir a las celebridades más arriesgadas con diseños que enseñan mucho aunque en su justa medida y que juegan sutilmente con las transparencias. El color block ha llenado de optimismo su pasarela que, con cortes sirenas y vestidos sixties, ha rendido homenaje a la silueta femenina.