Pasarela

Leonor, pequeña princesa

  • La heredera al trono se ha convertido en la protagonista absoluta de la semana. Su carácter afable y su saber estar son los rasgos que mejor definen a la que un día será la reina de España.

Sus vivos ojos azules brillaban el pasado miércoles más que nunca. La pequeña Leonor tomaba la primera comunión como una alumna más del colegio Santa María de Rosales, sin ningún tipo de distinciones, como habían querido sus padres. Tanto don Felipe como doña Letizia están empeñados en que su primogénita crezca feliz y ajena, por el momento, a la responsabilidad que implica su cargo. Doña Leonor es, primero, niña y, luego, princesa.

Seguramente don Felipe aún recuerda las llantinas que se llevaba de pequeño cuando sus compañeros de clase, seguramente por pudor, no le invitaban a sus fiestas de cumpleaños. El Rey no quiere que sus hijas, especialmente su primogénita, crezca encorsetada por la corona que un día reposará sobre su cabeza. Y por eso, tanto él como la reina, extreman las medidas para que sus pequeñas crezcan como cualquier niña de su edad. Leonor no tiene ningún tipo de trato de favor en el colegio, ni un tutor personal que refuerce sus estudios. Quienes la conocen la definen como una alumna brillante a la que le encanta el cálculo y la lectura y que, como el resto de sus compañeros de clase, tiene algunas asignaturas en inglés, idioma que domina perfectamente ya que tanto sus padres como su abuela la reina Sofía, suelen practicar con ella en este idioma desde muy pequeña mediante juegos, canciones y lectura de cuentos. Además, está aprendiendo otros idiomas como el chino mandarín y las tres lenguas cooficiales del país (catalán, euskera y gallego).

Leonor es una niña despierta que, aunque es plenamente consciente de su condición de Princesa, no es algo que de momento le preocupe en exceso. Disfruta de los ratos de ocio junto a su familia, como cualquier niña de su edad, aunque entiende que en ocasiones no pueda hacerlo en el horario o la fecha que desearía.

Dicen quienes la conocen que tiene la misma forma de ser que su padre. Es discreta e idealista y le gusta mediar en los conflictos de sus iguales hasta conseguir el consenso. Su carácter reflexivo le hace valorar las cosas en su justa medida, como si hubiera nacido sabiendo cuáles iban a ser sus obligaciones en el futuro.

Leonor de Borbón y Ortiz es una niña de nueve años que en junio del año pasado tomó el relevo de su padre como heredera al trono español. Es la XXXVI Princesa de Asturias, un título que no se otorgaba desde principios del siglo XX tras la muerte de María de las Mercedes (la hermana de Alfonso XIII). Entre sus títulos está el de Princesa de Asturias, Gerona y Viana, duquesa de Montblanc, condesa de Cervera y señora de Balaguer. Pero todos estos títulos, de momento, le vienen demasiado grande. Sus padres quieren que siga educándose como cualquier niña de su entorno y que sus preocupaciones sean las que le corresponden por edad, poco más que aprobar los exámenes, divertirse, ser buena compañera y, sobre todo, feliz. Seguramente por eso aún no tienen previsto que tenga su propia agenda, a diferencia de otras herederas europeas, como Isabel de Bélgica, que a sus 13 años ya es capaz de hilvanar sus propios discursos. Leonor no tomará de momento el relevo de su padre como Princesa de Asturias y serán los propios monarcas quienes la sustituyan en los actos que tradicionalmente han estado presididos por el heredero, como los premios Príncipe de Asturias (ahora Princesa) o los de Girona.

Pero no por ello los Reyes quieren que sus hijas estén en una burbuja. En más de una ocasión don Felipe ha dicho que su heredera le acompañará en los momentos cruciales de su reinado, como hizo con él don Juan Carlos (al que la niña adora y llama cariñosamente abuelito) aquel 23-F de 1981. El ahora Rey vivió el golpe de estado hasta caer derrotado en un sillón y fue testigo directo de la historia. Y por eso quiere que su pequeña esté a su lado en los momentos que considera importantes, como ya lo hizo el día de su proclamación como Rey y, un día antes, en la abdicación de su abuelo.

Todavía le queda mucha formación por delante (incluidos sus años de estudio en el extranjero y, posiblemente, también su paso por los tres ejércitos), pero de momento seguirá envuelta en sueños de princesas, como el resto de las niñas de su edad. Con la salvedad de que la pequeña Leonor, cuando despierte, seguirá siendo la princesa de todos los españoles.

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