Pasarela

Lulu Figueroa se casa en Jerez con grandes ausencias

 Jerez vivió ayer una de las grandes bodas del verano. Se casaba la it-girl Lulu Figueroa Domecq, aunque en la capital del vino, más que tratarse de una blogger de moda o una artista en alza era, simplemente, la hija del conde de Romanones y Lucila Domecq. Lulu Figueroa dió el sí quiero al que es su pareja desde hace seis años, el jugador de poker Adrián Saavedra, con el que vive en Madrid tras pasar dos años en el Algarve.

Lulu siempre tuvo claro que para su boda no habría mejor escenario que el de la finca familiar de los Domecq, donde se han casado muchos de sus primos (entre ellos Alejandra Ortiz, la hija mayor de Bertín Osborne). Desde hace mucho tiempo soñaba con una boda romántica y lo tenía todo más que claro: desde quién sería el encargado de hacerle el traje de novia (Navascués, su firma de cabecera), hasta quien se encargaría de la decoración un día tan especial (Enea). Pero no contó con que dos de las personas más importantes de su vida no la acompañarían en este sueño. Ni su padre, Luis Figueroa -que se recupera del ictus que sufrió hace casi un año- ni su abuela paterna, la condesa de Romanones -que a sus 93 años ha preferido quedarse en su domicilio madrileño- pudieron estar junto a Lulu el día de su boda, aunque a los dos los llevaba muy presentes, ya que su abuela le prestó una de las joyas familiares para que la sintiera cerca.

El enlace comenzó a las siete de la tarde y contó con la presencia de familiares y amigos. Tras la ceremonia religiosa se sirvió una cena en los jardines de la finca Domecq a cargo del empresario jerezano Alfonso.

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