Provincia de Cádiz

"Los periodistas nos hemos ganado a pulso la falta de respeto"

  • El Foro de Comunicación que precede a la Cumbre ofrece en una de sus mesas una sensacional autocrítica al oficio que debería vigilar la impunidad del poder

Una reunión de periodistas siempre parece una reunión familiar en torno a un moribundo. El moribundo es el periodismo y el escenario funerario, en esta ocasión, fue el Centro Cultural Reina Sofía, dentro del prestigioso Foro Eurolatinoamericano de Comunicación. Para hablar del enfermo se reunieron el presidente de la agencia Efe, José Antonio Vera; la directora del Centro de Investigación Periodística Gabriel García Márquez, Mónica González; la periodista del principal semanario europeo político, Der Spiegel, Helene Zuber; el director de Diario de Cádiz, Rafael Navas; y, moderando, Ángeles Bazán, de los informativos de Radio Nacional.

La moderadora, Ángeles Bazán, arranca con pólvora. "La crisis y la pésima gestión de los empresarios del sector ha echado de la profesión a gran parte de la experiencia periodística. Cuando más se necesita ese espíritu crítico, los periodistas más experimentados no están en las redacciones".

La pelota salta al tejado del director de la agencia Efe. José Antonio Vera reflexiona sobre la experiencia de los profesionales: "En las ruedas de prensa de Washington de los grandes mandatarios te encuentras a gente senior, con muchos años en el oficio. En España, es verdad, que te encuentras con periodistas que acaban de salir de prácticas". Dicho esto, no elude la pregunta. "Las agencias sufrimos igualmente la crisis del sector. Si antes tenías cien clientes, ahora tienes 75 porque muchos medios han cerrado. Tienes que ser competitivo y, por tanto, reducir costes. Lo haces en todos los aspectos. Los redactores de Efe ya no van en taxi, sino en autobús o metro, pero no es suficiente cuando el 70% de los costes son salariales (...) Y se habla de que se imponen los criterios económicos, pero es que son los que se necesitan para salvar las empresas porque, en caso contrario, las empresas cierran y se pierden más puestos de trabajo".

Mónica González, desde Chile, se pone el mono de guerrillera porque ya viene 'caliente' de la anterior ponencia, en la que el ex ministro Carlos Solchaga ha dicho que los periodistas no saben de economía y lo mejor es darles el dossier mascadito. González, que echó los dientes haciendo periodismo de investigación en la dictadura de Pinochet, cuando uno se jugaba el pellejo, se rebela: "En la dictadura todo era claro, era mucho más fácil. Ahí estaba el dictador y los que le sostenían y, al otro lado, estábamos nosotros. Blanco y negro. Ahora, en democracia, cómo indago yo la reunión en la que los consejeros de Endesa deciden cómo hacerse con el control del agua en América. Cómo indago, cómo busco la reunión en la que se está decidiendo el el acceso de millones de personas a un bien básico, en la que se contrata a una empresa de imagen para que haga creer que no se está envenenando el agua para satisfacer los grandes beneficios de la minería. Porque esas empresas tienen periodistas que no son periodistas, sino tránsfugas. El periodismo es un servicio público, pero nos hemos ganado a pulso la falta de respeto porque las grandes empresas, que son las que hacen ahora política, se dicen, les gusta viajar, comer y beber, son fáciles de manejar". Grandes aplausos de la concurrencia cuando, además, no lo da todo por perdido y afirma que "los periodistas, más que reinventarnos, tenemos que reencantarnos".

El tiempo de la periodista de Der Spiegel es para explicar un modelo alemán de periodismo que está triunfando gracias a que el descenso de los ingresos de publicidad se está enjugando con más lectores. ¿Cómo se hace eso? Calidad. Su semanario vende 950.000 ejemplares y ha aumentado hasta los seis millones de lectores con periodismo de investigación. "Alemania es una prueba de que la gente compra periodismo de calidad, pero la calidad es cara, es sumergirse en los lugares donde suceden las cosas. No podemos salvarnos ahorrando costes con cosas baratas, con el periodismo de opinión de columnistas escribiendo solos con sus cabezas".

Rafael Navas, por último, realiza una ponencia nada autocomplaciente sobre los motivos que han sumido al oficio del periodismo en una crisis de credibilidad: "Arrastrados por la bonanza, durante veinte años nos hemos acomodado". Se pregunta si, sepultados por centenares de notas de prensa generadas por gabinetes de comunicación al servicio de poderes públicos y empresas, las redacciones no se han visto superadas y han aburrido a la audiencia. Frente a esto, apuesta por "un periodismo de historias con periodistas que vayan a los escenarios donde se producen las noticias" y puso como ejemplo el último caso de los desahucios. "Ha sido la movilización ciudadana, pero también los medios ofreciendo, más allá de las cifras, historias de personas las que han conseguido, por primera vez en mucho tiempo, que se muevan los poderes pétreos". Una llamada a la esperanza. El periodismo aún puede cambiar las cosas.

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