Provincia de Cádiz

Droga en el Edén

  • Los narcos se están adueñando de las viviendas de una idílica urbanización junto al río Guadarranque, en Los Barrios Sus lanchas hacen entre dos y tres portes de hachís al día

"Bruuuum. Suena como un ferrari a la puerta de tu casa. Es la lancha de las doce. Luego hay otra, un poco más tarde. No falla. Y, a veces, a otras horas, en pleno día, también. Es un tráfico continuo, una autopista acuática de la droga". Habla uno de los vecinos de la larga calle Golondrina, en Guadacorte, término municipal de Los Barrios (Cádiz). Sonaría raro decir que éste es un sitio idílico, rodeado de industria pesada: la torre de Acerinox, la refinería de Cepsa... En el horizonte el peñón de Gibraltar a la izquierda y las grúas del puerto de Algeciras a la derecha. África al fondo. El contrabando en el ADN.

Aparentemente ajeno a este cóctel, en la calle Golondrina entras por una puerta del chalé, pisas el cuidado césped y, en la trasera de casa, está el río Guadarranque, limpio, con nutrias, lubinas saltando alegremente. Desde tu casa te puedes zambullir en el río, puedes montar un pequeño muelle, los niños pueden tener una piragua. En la otra orilla hay una isla de espesa vegetación, como un bosque encantado. Se respira serenidad. Hasta que llegan las lanchas cargadas hasta los topes de hachís. En cada lancha caben no menos de 1.200 kilos. "Mejor que los niños no jueguen por el río, puede ser peligroso", advirtió a un vecino uno de los habitantes de uno de los búnkers que se han ido adueñando de la calle. Hace mucho tiempo que los niños no se aventuran con las piraguas en el río. Lo tienen prohibido.

Los narcos están asentados en la calle Golondrina desde hace más de veinte años. Es un lugar magnífico para el desembarco de la mercancía, muy cómodo para el negocio. Si nadie les importuna -y nadie suele hacerlo- la lancha entra por la estrecha desembocadura del río y atraca en un pequeño muelle construido al efecto. Se descarga el fardo, se carga la furgoneta y en cuestión de minutos la droga toma rumbo al cliente. Para que todo funcione es necesario hacer alguna obra en la casa. Se construye un muro alto y una gran puerta para sacar la mercancía. No es muy difícil saber cuáles son las casas utilizadas para el contrabando porque suelen ser las que no tienen una pequeña cancela, son en las que, desde fuera, no se ve el jardín. Desde fuera no se ve nada de lo que ocurre dentro. Antes eran unas pocas casas, ahora son muchas. Una de cada tres, calculan los vecinos.

Su presencia ha ido creciendo pese a que en mayo la Guardia Civil llevó a cabo una gran operación en la que se incautó un gran alijo de tres toneladas de hachís. Se intervinieron 29 lanchas y 50 motores, lo que fue una gran noticia para los vendedores de lanchas. En el Campo de Gibraltar es donde se venden más motores de gran potencia de toda España. Se dijo entonces que, tras esa operación, se había acabado con este punto de entrada de droga. La hicieron agentes de la Udyco de Madrid, y del grupo Greco, con sede en Málaga. Desde fuera. Algunos piensan que por eso fue un éxito.

Elegir este lugar para meter droga puerta a puerta puede parecer suicida para un contrabandista. Y sin embargo, los ríos Guadarranque y Palmones, muy cercanos entre sí, ambos con desembocadura en la Bahía de Algeciras y con una boca no superior a los seis kilómetros [ver gráfico], se han convertido en los puntos más calientes de entrada de droga desde Marruecos. Y eso a pesar de que la bahía, que tiene un densísimo tránsito de barcos, es muy fácil de controlar.

No es un lugar oculto, todo lo contrario. Meten la droga a la vista de quien quiera verlo. Los narcos utilizan las lanchas pilotadas con destreza por jóvenes de la zona muy bien pagados. El guarda jurado del pequeño puerto de Los Barrios, que tiene la garita justamente enfrente de los poco más de tres metros de desembocadura con marea baja reconoce que ve las lanchas pasar río arriba cada cierto tiempo: "Es uno de los pasatiempos. No sé lo que llevan, pero no es muy difícil suponerlo". Justo delante de esa garita hay un cartel bien grande que advierte que el río no es navegable.

Por tanto, se puede hacer algo, pero no se hace. Los vecinos no lo entienden. Después de la operación de mayo las casas que, presuntamente, se dedican a esta actividad han pasado de cuatro a doce, según creen los vecinos. "Pagan muy bien. Lo último que han hecho ha sido alquilar una casa por 80.000 euros al año. Es un dinero para quien tenga dificultades económicas. Nada más alquilarla, han empezado a levantar el muro, como hacen siempre. En otras casas pagan 5.000 euros al mes por alquiler. Otra de las fórmulas es pagarte por dejar la casa durante una noche. Hacen el trabajo y se van".

Otro vecino alerta de la llegada de italianos: "Hasta ahora eran todo españoles. Dentro de lo que cabe trataban de no buscarse problemas. Si alguna vez te cruzabas con ellos eran amables, no armaban ruido más allá del bramido de las lanchas cuando llegan . Los italianos van de otra cosa, van de los dueños del lugar. Y sí, hacen mucho ruido". Ha habido denuncias, pero, según el vecindario, los dueños del negocio conocen la forma de convencer al denunciante para que no vuelva a hacerlo. El temor en el vecindario es grande y los carteles de Se Vende en las puertas se han ido multiplicando, "aunque el valor de estas casas se ha ido devaluando en el mercado normal. Otra cosa, claro, es que te la compre un narco..."

Miguel Alconchel, responsable de Urbanismo del Ayuntamiento de Los Barrios, es consciente de las quejas porque lo que allí sucede viene de antiguo. Sabe que han levantado "muros descomunales", pero no parece tener la fortaleza para derribarlos, aunque algunos de ellos, como él sabe, se han levantado sin licencia de obras, sin un solo papel. "Hemos trasladado a Interior y a Costas la preocupación porque el problema está en el río, que no es competencia nuestra. Allí se han construido pequeños puertos y es Costas quien tiene que actuar para eliminarlos. Se puso una barrera móvil en su día para que no pasaran las lanchas y a los pocos días la destrozaron. Está claro que esa no es la solución. Habría que hacer algo permanente, pero eso tiene que tener la aprobación de Medio Ambiente, ya que habría que ver el impacto en caso de avenidas... no sé, no es tan sencillo. En cualquier caso, nosotros, recientemente, no hemos tenido que abrir ningún expediente".

Los vecinos dicen que sí denuncian, pero que el Ayuntamiento, no saben por qué, nunca actúa. También conocen el proyecto de colocar unos pilotes a la entrada del río. Les llevan hablando de ello desde tiempo inmemorial. Incluso existe un presupuesto, dicen, de 850.000 euros, pero los pilotes no se ponen, tampoco saben por qué ni saben a cuento de qué habría que gastar tanto dinero en controlar un tramo de río tan pequeño.

El otro negocio grande de la urbanización Guadacorte se encuentra al otro lado de la calle Golondrina, donde se han instalado tres puticlubs, señal de que hay dinero. "Guadacorte se ha convertido en algo parecido a Tijuana -se lamentan-. Tenemos de todo: sexo y drogas. Sólo nos falta el rock and roll".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios