Medio ambiente Efectos del calentamiento global en los bosques

El cambio climático seca el alcornocal

  • En la gran masa forestal más meridional de Europa hay 15 días más de sequía que en los 60 y 1,6 grados más de temperatura media · Para 2050, los expertos sólo garantizan la supervivencia cierta de un tercio

Observen bien las fotografías panorámicas de sotobosque que ilustran este reportaje. Fueron tomadas por Juan Tébar en diferentes rincones del Parque Natural de Los Alcornocales en el otoño-invierno de un año húmedo, no muy lejano. Decepciónense los catastrofistas aficionados a anunciar siempre el fin de algo, porque lo que ven, afortunadamente, no está a punto de desaparecer. Pero preocúpense de manera responsable, si lo consideran conveniente, porque, según los expertos, lo que está sucediendo es grave a medio y largo plazo: El bosque de alcornoques, ese pulmón verde que proporciona oxígeno, biodiversidad, trabajo y riqueza en 90.000 hectáreas de la provincia de Cádiz está en franca regresión. Cientos, miles de ejemplares como el de la foto de Ramón Aguilar, se secan. Y una de las causas principales son esos uno o dos grados centígrados de calentamiento global del planeta sobre los que se está debatiendo estos días en la Cumbre climática de Copenhague.

Para 2050, los expertos sólo dan por segura la presencia de alcornoques en un tercio de su área mundial potencial actual. Sobre otro tercio tienen serias dudas. La desaparición del tercio restante está más que asegurada para esa fecha, según datos estimados de clima futuro. Se trata de una proyección del Canadian Centre for Climate Modelling and Analysis que proporciona a este periódico Javier María García López, doctor ingeniero de Montes y experto en fitoclimatología. "A diferencia de la encina, que es una todoterreno, el alcornoque es una especie muy sensible al cambio climático, sobre todo en el límite sur de su distribución mundial, localizado en Marruecos", explica el especialista. "Los alcornocales de Beni Abid, el mayor y más árido del mundo, y el de La Mamora, en los alrededores de Rabat, están muy afectados por la sequía desde hace 20 años y están desapareciendo". Ambas masas forestales son, según García López, reflejo de lo que puede suceder aquí, al otro lado del Estrecho de Gibraltar, si las temperaturas continúan en un ascenso imparable. Pero ¿qué es exactamente lo que amenaza al alcornocal del sur de Europa?

Desde los años 80 se viene detectando un progresivo deterioro del alcornocal, con muerte de muchos ejemplares, con nombre de plaga bíblica: la seca. Para muchos gestores del monte público, como Felipe Oliveros, jefe de Gestión del Medio Natural de la Consejería de Medio Ambiente en Cádiz, las causas son diversas y confluyentes. A una evolución desfavorable para la especie de precipitaciones y temperaturas, se une el envejecimiento de los ejemplares: gracias a talas a matarrasa practicadas sobre todo durante el siglo XIX: muchos árboles nacieron de rebrotes y no de semillas, de manera que acumulan la edad del ejemplar del que nacieron. A estas le sucedieron otros tratamientos selvícolas que han propiciado la proliferacion de especies competidoras como el acebuche y el quejigo. El final lo ponen "elementos ejecutores", como son determinadas plagas de hongos e insectos -la mariposa denominada lagarta peluda, a la cabeza- que aprovechan la debilidad de los árboles y los rematan.

Aun confirmando los anteriores factores, el fitoclimatólogo pone el énfasis en el incremento de las temperaturas y en el de la intensidad de la aridez. Y para sostenerlo, aporta datos históricos de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) en el terreno más cercano: como puede comprobarse en el gráfico, desde mediados de los años 60, en el Pantano de Los Hurones, la temperatura media ha aumentado más de 1,5 grados centígrados, pasando de 16,6 Cº en el periodo 1965-1984 a 18,2 Cº en el de 1988-2007. Y la duración de la aridez se ha incrementado en más de medio mes, subiendo de 3,3 meses de promedio en el primero de los tramos a 3,84 en el segundo. "Aunque no lo parezca, es mucho", aclara el experto, porque la consecuencia es que "el alcornocal va retrocediendo sus fronteras en las zonas marginales". Otra especie que está sufriendo esta situación es el pinsapo (Abies pinsapo), superviviente en pequeñas poblaciones sujetas a unos regímenes miroclimáticos muy estrictos. Pero la más afectada en el sur de Europa es el pino silvestre (Pinus sylvestris), a punto de desaparecer de Andalucía: sólo quedan algunas poblaciones en la Sierra de Los Filabres, en Almería.

En cualquier caso, García López huye del catastrofismo. "Proyectamos escenarios climáticos teóricos en función de los datos muméricos de los que disponemos, pero desconocemos exactamente cuál será el clima en 2050 ni cuál será la capacidad de adaptación de la especie".

De hecho, pese a la lacra de los incendios y del crecimiento urbanístico desorbitado, la masa forestal total ha aumentado en las últimas décadas y siglos en España. A ello ha contribuido el abandono del monte y el descenso de la cabaña ganadera, primero, y su protección después, gracias a intervenciones selvícolas y tratamientos fitosanitarios, cada vez más sostenibles. "Ante la seca es difícil hacer grandes cosas", reconoce Felipe Oliveros. "Desde la Consejería de Medio Ambiente estamos rejuveneciendo el alcornocal mediante la repoblación de ejemplares nacidos de bellotas, que serán más vigorosos y resistentes. El 30% de las 30.000 hectáreas de monte público de la provincia están en proceso de regeneración y se están concediendo subvenciones para fincas privadas. Estamos controlando las poblaciones de ciervos, cochinos, gamos y muflones. Y, sobre todo, combatimos las plagas de manera más certera -sobre todo la de la lagarta peluda, atendiendo a su ciclo de reproducción de nueve años- mediante un Plan de lucha integrada que no se limita a tratamientos químicos y biológicos, sino que también fomenta el crecimiento de las poblaciones de aves insectívoras". La última vez se fumigaron 40.000 hectáreas en las provincias de Cádiz y Málaga.

Sin embargo, el mayor reto consiste en poner freno al calentamiento global. "Frente al cambio climático ya sabemos que la respuesta es la reducción global de emisiones de CO2. Y eso sólo depende de los gobiernos y, en el día a día, de cada uno de nosotros", dice Oliveros.

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